Hemos hablado de la autoestima de los niños y de las bases para conseguir que la puedan desarrollar: ser protectores con ellos evitando que sufran agresiones, ofrecerles crianza de apego y ser coherentes con los límites. Pero hay más y un valor fundamental es nuestra actitud hacia la actividad más importante que desarrollan los niños: el juego.
Ahora vamos a ofreceros, dentro de nuestro Curso de Maternidad y Paternidad, algunos consejos sobre el juego infantil que van a contribuir a que sigan creciendo seguros de ellos mismos y, fundamental para lograrlo, seguros de nuestro amor.
La importancia del juego
El juego es necesario para el desarrollo físico, emocional y cognitivo de los niños. De hecho, los niños, aprenden con el juego. Es, sencillamente, como estamos hechos, no solamente los humanos, sino todos los mamíferos, que, a cuanto más juegan, más desarrollan su capacidad de aprendizaje y relación.
Juegan mucho los cachorros de lobos y leones. Juegan para hacerse fuertes y rápidos, para aprender a cazar, pero también para aprender a relacionarse con otros y a interiorizar lo que los adultos les enseñan. Juegan los monos, se divierten y se ejercitan, imitan a los adultos y exploran el mundo físico y las relaciones con otros miembros de su especie.
En el ser humano, un animal que tiene características de mono pero también una gran complejidad en las relaciones de grupo para ser capaz de actuar en equipo, el juego es más necesario todavía.
Los niños absortos en su juego están realizando una labor importantísima para su autoeducación como seres humanos. Con el juego exploran, imitan, aprenden y descubren soluciones. En realidad jugar es lo más serio que hace un niño y, de hecho, interrumpir sus juegos sin necesidad es lo peor que un padre o educador puede hacer.
A veces el juego es en solitario, a veces en compañía. Esos juegos en compañía serán a veces, a medida que crezcan más, con otros niños, pero también deben ser con sus padres. Todos los niños adoran que sus padres jueguen con ellos, sea simplemente mirando, sea colaborando.
Y tanto lo adoran que, jugar con ellos, les enseña lo importante que es esa actividad tan necesaria e interesante para ellos y lo importantes que son ellos para nosotros. Por eso jugar con los niños, dedicarles tiempo y atención, es una de las bases para que puedan construir su autoestima. Les decimos sin palabras lo mucho que nos interesan e importan cuando jugamos con ellos.
Cuando hablo de jugar con los niños no hablo de dirigir su juego, mandarles a lo que tienen que jugar o interrumpirles continuamente para decirles como tienen que hacer las cosas. Eso no es jugar, es fastidiar.
Jugar no es fastidiar
Pocas cosas hay más desesperantes que ver a un niño esforzándose en hacer una torre o colocar sus animalitos y ver al adulto cogiéndole la mano para marcar el modo correcto de hacerlo, como si el niño nunca pudiera descubrirlo por él mismo o como si no hubiera muchas maneras diferentes de hacer las cosas. Esa actitud hacia el juego infantil más que ayudar, destruye la autoestima.
Por supuesto los padres podemos contribuir al juego, podemos aconsejar si se nos pide ayuda, y debemos evitar actitudes peligrosas. Pero jugar es entregarse a la diversión compartida y al asombro del niño. Y es fundamental para su desarrollo.
Jugar con los niños
A veces basta con estar presente, otras el niño nos pedirá que le mostremos algo o que interactuemos, pero sobre todo apreciará que dejemos nuestras ocupaciones de adulto y demos valor a la experiencia del juego. Y eso, eso si contribuye a reforzar su autoestima, el que demostremos que lo que para él es importante también lo es para nosotros por el placer de su compañía.
Jugar con los niños a veces es complicado, sobre todo cuando piden el mismo juego o el mismo cuento repetidamente o cuando andamos apurados por las obligaciones. Pero debemos pensar que es importante, no es una pérdida de tiempo, sino una inversión en su salud emocional y una manera de construir un vínculo de amor con nuestros hijos.
Dentro de esta importancia del juego incluyo otras actividades placenteras compartidas, sea ver una película, leer un cuento, contar una historia real o imaginaria o pintar juntos. También lo es pasear por el parque, ir a un museo o salir al campo a disfrutar juntos.
Los padres podemos reforzar la autoestima de los niños teniendo una actitud correcta hacia el juego infantil: fomentándolo, respetándolo y compartiéndolo. Veremos, a en el próximo tema, otras recetas de obligada aplicación para ayudar a los niños a crecer con autoestima.
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