Las mujeres modernas, liberadas y multitaskers tenemos muchos frentes abiertos. Queremos abarcarlo todo y siempre vamos con prisa, pero la vida lleva su propio ritmo.
En un mundo acelerado está triunfando un movimiento que defiende la pausa, la reflexión, la conciencia en lo que hacemos y el saborear el ahora. Se llama “slow” y uno de sus ideólogos es Carl Honore que ya nos presentó aquí Elda y cuyo libro “Elogio de la lentitud” está traducido en 25 idiomas.
Está el slow food, las ciudades slow y muchos otros aspectos. Pero donde más importa el tiempo es en la crianza. Este es el primero de una serie de 4 posts que se compone también de: infancia slow, parto slow y sueño slow.
Amamantar a demanda, cantar una nana, mecer al bebé, pasearle, bañarle, dar una papilla, leer cuentos, hacer los deberes con nuestro hijos, jugar con ellos, escuchar lo que nos cuentan…. y cualquier otra actividad de su desarrollo o educación necesita tiempo y no todas se pueden realizar en apenas unas "horitas al día de calidad".
Hay una forma de entender la maternidad que no se rige por el reloj ni las tablas ni normas que homogenizan a todos los niños en un momento dado sino por las sensaciones, por las necesidades de nuestros hijos y por su proceso evolutivo natural en la alimentación, andar, hablar, dormir, ...
La maternidad slow nos invita no sólo a disfrutar de la infancia de nuestros hijos sino a vivirla con entrega, responsabilidad máxima y paciencia. Esto no tiene porqué ser fácil pero sí tiene recompensas: apego, vínculo y sobredosis de oxitocina (la hormona del amor).
Las crías mamíferas necesitan amor, tiempo y presencia constante de un adulto como mínimo, preferentemente su madre. Y numerosos estudios demuestran que los primeros años, sobre todo los dos primeros, son fundamentales en la configuración de la personalidad y muchas actitudes ante la vida.
El desarrollo de nuestros hijos no se vive igual con acelerador o con el freno. John Lennon decía que “la vida es aquello que pasa mientras estamos ocupados haciendo otras cosas” y esto lo podemos aplicar perfectamente a nuestro modo de criar.
Nuestros hijos serán pequeños, indefensos y totalmente dependientes pocos años. ¿Hay algo que merezca más la pena en este mundo que la maternidad/paternidad slow?
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