¿Qué pasa con los hijos cuando los padres tienen un favorito?

¿Qué pasa con los hijos cuando los padres tienen un favorito?
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Muchos hermanos, cuando se reúnen ya de adultos, bromean sobre cuál era el preferido de sus padres. ¿Se trata de simple comentario jocoso o algunos siguen teniendo resquemor al respecto?

En un estudio, los investigadores preguntaron a varios adultos si sus madres tenían un favorito cuando eran niños y casi un 85 por ciento de los participantes creían que sí.

Seguro que en cuanto nos vamos de casa de nuestros padres dejamos de preocuparnos sobre el favoritismo entre hermanos, pero la realidad no es así y parece que el malestar sobre el favoritismo durante la infancia da para largo.

Es probable que nos sigamos preocupando cuando somos adultos sobre por qué otro hermano o hermana en particular obtenía mejor trato que nosotros.

¿El favoritismo entre hermanos es real o solo una ilusión?

Resulta que es cierto que los padres se comportan de manera diferente con sus hijos y por supuesto los niños se dan cuenta de estas diferencias de alguna u otra forma.

Los investigadores han estudiado el favoritismo, ya sea observando a los niños cuando interactúan con sus padres o pidiendo a los niños y a sus padres que hablen sobre sus interacciones: ¿Con qué frecuencia se ríen o juegan juntos padres e hijos? ¿Con qué frecuencia se pelean o discuten?

Después se comparaban estas calificaciones entre los diferentes hermanos para determinar si un hijo recibía más atención positiva o negativa por parte de sus padres que otro.

Uno de los resultados más alentadores de estos estudios es que cuando las diferencias en la forma en que los padres tratan a los hijos son pequeñas, apenas tienen consecuencias.

Solamente cuando existe una gran diferencia es cuando observamos que afecta a la salud y a las relaciones de los niños.

El estrés parental tiene que ver

Estudios realizados en todo tipo de relaciones nos muestran que una gran parte de la empatía que sentimos hacia otras personas se debe a la compatibilidad de las personalidades. Una persona nos puede parecer más fácil o más interesante que otra y lo mismo ocurre entre padres e hijos.

Aunque la mayoría de los padres quieren y se preocupan por todos sus hijos, inevitablemente se darán cuenta de que están más en sintonía con un hijo que con otro. Puede que uno de los hijos sea más sociable, otro más irascible y a un tercero se le dé mejor el aprendizaje.

Estas diferencias en la forma en que los padres tratan a los hermanos tienen su origen en los genes de los hijos. Los padres tratan de manera más parecida a gemelos idénticos, que comparten el 100 cien por ciento de su ADN, que a gemelos no idénticos, que comparten alrededor del 50 por ciento de sus genes.

Cuanto más diferentes sean las personalidades de los hermanos, más diferencia habrá en el trato que reciben de sus padres.

Otro factor en la forma que los padres educan a sus hijos es, por supuesto, la edad. Los padres interactúan y educan a sus hijos basándose en los cambios en las capacidades de desarrollo a medida que crecen. La edad y la personalidad explican algunas de las diferencias en el trato que los niños reciben por parte de sus padres.

Pero aunque la edad y la personalidad juegan un papel importante en el favoritismo de los padres, el estrés que sufren los padres les afecta mucho más. Cuando los padres experimentan una mala situación económica, problemas de salud mental o conflictos sentimentales, la diferencia en la forma que educan a sus hijos o el favoritismo entre hermanos se hacen más evidentes.

Impactos en el bienestar físico y mental

Desafortunadamente, ese favoritismo que perciben los hermanos puede crear desconfianza entre ellos, haciendo que se sientan más distantes entre sí, tanto durante la infancia como durante la edad adulta.

Se ha establecido esta conclusión tanto para el favoritismo percibido como para el favoritismo observado.

Es importante pasar tiempo de forma individual con cada niño todos los días.

La sabiduría popular dice que el hijo favorito recibe beneficios de su trato especial. Aunque puede que sea cierto cuando el favoritismo es leve, los estudios realizados sugieren que ninguno de los hermanos se beneficia cuando el favoritismo es más pronunciado. Es decir, cuando el favoritismo es más evidente, todos los hermanos muestran menos bienestar físico y mental.

En la actualidad no está claro cuál es el motivo, pero es posible que a los niños les afecte la desigualdad o que cuando reciban favoritismo teman acabar en el lado de los desfavorecidos.

Pero lo más tranquilizador para los padres son los hallazgos de que las explicaciones de los padres sobre por qué tratan a los hermanos de manera diferente realmente cambian la experiencia para los niños. Las explicaciones que se centran en sus diferentes personalidades, edades o necesidades están asociadas a niveles más bajos de estrés para los niños.

Cinco consejos para no ser imparcial con tus hijos

  1. Presta atención. El primer paso es ser consciente de que es algo que puede ocurrir y buscar ayuda o apoyo por parte de tu pareja, familiares, amigos o incluso profesionales de la salud para tratar de entender los motivos. Hay que recordar que el favoritismo hacia los hijos es más probable cuando tu nivel de estrés es más alto.

  2. Escucha. Cuando tu hijo se queje o veas discusiones entre hermanos en la que uno mencione el favoritismo, no lo ignores. Ten en cuenta los sentimientos del niño y reflexiona por qué se siente así.

  3. Da explicaciones. A veces, los niños necesitan recibir un trato diferente, como cuando un niño está enfermo, herido o tiene necesidades especiales. Cuando esto ocurra, explícaselo para así evitar cualquier malentendido.

  4. Evita hacer comparaciones entre los hijos. Aunque puede ser algo natural decir algo como: "¿por qué no puedes ser más como tu hermana?" Trata de concentrarte en lo que cada niño hace bien, sin necesidad de enfrentarlos entre sí.

  5. Intenta pasar tiempo a solas con cada uno de los niños. En la medida de lo posible, intenta pasar por lo menos 10 minutos cada día con cada niño para que cada uno reciba toda tu atención. Podéis realizar cualquier actividad que les guste hacer contigo.

Autoras: Sheri Madigan, profesora asistente de la Cátedra de investigación de Canadá sobre determinantes del desarrollo infantil (Centro Owerko del Instituto de Investigación del Hospital Infantil de Alberta, Universidad de Calgary) y Jennifer Jenkins, Cátedra Atkinson de Educación y Desarrollo Infantil Temprano y Director del Centro Atkinson, Universidad de Toronto.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation . Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón

Fotos | Victoria Borodinova (Pexels) y iStockphoto

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