El pescado es un alimento muy saludable que aporta múltiples beneficios a nuestro organismo, y que no debería faltar en la dieta de los niños. En general, el pescado puede comenzar a introducirse en la dieta del bebé a partir de los seis meses, cuando comienza con la alimentación complementaria. Sin embargo, hay ciertas peculiaridades y excepciones que debemos tener en cuenta, y que explicamos más adelante.
Hoy vamos a repasar cuáles son los beneficios del pescado en la dieta, cuáles son los pescados por los que se recomienda empezar y cómo podemos ofrecérselos al bebé.
Cuándo introducir el pescado en la alimentación del bebé
Salvo excepciones, cuando comenzamos con la alimentación complementaria del bebé, en torno al sexto mes de vida, ya podemos introducir el pescado. Pero es importante evitar los peces depredadores, de gran tamaño y longevos, como el pez espada, tiburón, atún rojo y lucio, pues presentan altas concentraciones de mercurio, perjudiciales para la salud.
Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AECOSAN) el consumo excesivo de metilmercurio tiene un efecto tóxico en la salud, que que se acumula y puede llegar a producir daños neurológicos y cerebrales. De ahí que no se recomiende la ingesta de estos peces en menores de diez años, y se limite el consumo a 120 gramos mensuales en la dieta de niños y adolescentes entre 10 y 14 años.
En el caso de que nuestro bebé sea prematuro, la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda consultar con el pediatra para individualizar su alimentación, pues estos niños presentan unas necesidades nutricionales diferentes a los bebés nacidos a término.
Igualmente, si nuestro bebé presenta una alergia alimentaria previa o hay antecedentes familiares de alergia, es aconsejable consultar previamente con el pediatra o alérgologo, pues el pescado es un alimento especialmente alérgeno. Sin embargo, y aunque en estos casos quizá podríamos pensar que retrasar su introducción más allá de los seis meses podría prevenir la aparición de alergia, los últimos estudios realizados al respecto evidencian lo contrario.
Por tanto, y a falta de más estudios que aclaren cuál es la mejor estrategia para la prevención de alergias, debemos atender a las pautas de la OMS: mantener la lactancia materna el mayor tiempo posible, e introducir de forma progresiva los alimentos alrededor del sexto mes (nunca antes del cuarto), siempre de uno en uno, y según las costumbres familiares.
En cuanto al pescado más idóneo por el que empezar, en las 'Recomendaciones sobre alimentación complementaria' publicadas por la AEP no hay ninguna mención al respecto, aunque por lo general, los pescados blancos como la merluza, la dorada o el lenguado suelen ser mejor aceptados por los niños para comenzar, pues tienen una textura y sabor más suave que los pescados azules.
En cualquier caso, es importante tener en cuenta que a la hora de introducir el pescado (así como cualquier otro alimento) debemos hacerlo poco a poco y de uno en uno, dejando pasar dos o tres días antes de introducir una nueva especie.
Características nutricionales del pescado
El pescado es un alimento muy beneficioso para la salud de los bebés y niños, y se recomienda su consumo de tres a cuatro veces por semana, procurando variar las especies entre pescados blancos (como lenguado, merluza o pescadilla, lubina, bacalao, gallo....) y azules (como trucha, caballa, atún, sardinas, arenque, salmón...).
Otra gran característica nutricional de los pescados (especialmente, de los azules) son sus ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, con demostrados beneficios para la salud y el desarrollo neuronal.
Se han realizado numerosos estudios relacionados con los beneficios del pescado en la dieta:
En cuanto a la prevención de enfermedades, se ha demostrado que el pescado previene enfermedades cardiovasculares, reduce el riesgo de arritmias y coágulos, disminuye los niveles de triglicéridos y mejor la salud arterial. Así mismo, se ha relacionado su consumo habitual con una reducción de los riesgos de sufrir demencia, cáncer de próstata o de útero.
Otros estudios han relacionado un mayor consumo de pescado rico en ácidos grasos Omega-3 con una disminución de los síntomas de asma en niños expuestos a niveles moderadamente altos de contaminación del aire.
También se ha estudiado el efecto positivo que tiene en los niños el consumo de pescado durante el embarazo, tales como una mejor capacidad respiratoria, un menor riesgo de padecer autismo o una mayor capacidad intelectual.
Cómo preparar el pescado para ofrecérselo al bebé
Por lo general, en el mercado de la mayoría de países existe rica tradición pesquera y posibilidades de acceder al pescado fresco, incluso en países de interior, por lo que siempre estará a nuestro alcance este alimento tan saludable que podemos preparar de maneras diferentes.
- Si optamos por comenzar la alimentación complementaria con papillas y purés, podemos triturar el pescado (previamente cocinado) acompañado de verduras variadas como la patata, la zanahoria, el calabacín, la calabaza, las judías verdes... Una vez triturado, añadiremos una cucharadita de aceite de oliva en crudo, y nada de sal hasta el primer año.
A medida que el bebé vaya creciendo, iremos triturando menos el puré hasta conseguir una textura grumosa o desmigada que invite al niño a la masticación, teniendo en cuenta las indicaciones de los expertos de no demorarnos en la introducción de comida no triturada en la dieta del bebé.
- Si desde el inicio, preferimos introducir los alimentos siguiendo el método Baby-Led-Weaning, deberemos ofrecer el pescado en un formato que permita al niño agarrarlo con la mano fácilmente (cortado en tiras o trozos) habiendo revisado previamente que no tenga ninguna espina.
En cuanto a la técnica para cocinar este alimento, podemos optar por cocinarlo al vapor, hornearlo, hervirlo, freírlo, o utilizarlo como ingrediente principal para la elaboración de otros platos caseros, como empanadillas o croquetas. Más adelante, cuando el niño ya haya aprendido a utilizar los cubiertos, podemos ofrecer el pescado en guisos, potajes, platos de cuchara o pastas y arroces, que seguro que aceptarán de muy buen grado.
Respecto a los pescados en conserva, no se recomienda ofrecérselo al bebé debido a los añadidos que se utilizan para su procesado, entre los que se encuentra un exceso de sal o aceites de mala calidad. Tampoco se recomienda el consumo de peces pequeños con vísceras (como sardinas o boquerones), ni pescado crudo o elaborado con técnicas como ahumado, en vinagre, escabechado, marinado, carpaccio, sushi...por el alto riesgo de alergia al anisakis que presentan.
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