Cuando un niño nace, tiene que ir desarrollando todos sus sentidos con estímulos bien dirigidos. Una de las primeras cosas que un bebé puede distinguir es la luz, los colores, el brillo... por lo que es necesario cuidar la cantidad y la cantidad de luz que hay en su dormitorio, protegerle de la luz muy fuerte.
Lo ideal es que tengan luz natural durante el día, por lo que la habitación donde esté tiene que tener al menos una ventana pero sin olvidar las cortinas. Como ya hablamos la semana pasada sobre ellas, voy a centrarme sobre todo en la ventana y en sus características.
No coloques la cuna del pequeño demasiado cerca de la ventana, ya que el pequeño se deslumbraría con la claridad exterior y podría quedar en un lugar de corrientes con lo que se resfriaría a menudo. No obstante, no coloques su lugar de dormir demasiado lejos para que le llegue algo de luz. Utiliza persianas venecianas o estores para tamizar la claridad mientras el bebé está echándose la siesta. Recuerda que los materiales han de ser hipoalergénicos. La luz artificial debe estar dividida en dos. En primer lugar, tiene que haber siempre una luz general en el techo y otra indirecta, bien en las paredes o sobre la cuna para ayudarte a ver mejor al niño. Nunca elijas luz fluorescente para el dormitorio de un bebé y decántate por una luz más cálida, ya sea con bombillas normales o con bombillas ecológicas (que son nuestra recomendación porque la luz está más tamizada y además ahorran energía).
Para las lámparas generales, lo ideal es elegir una que cuelgue del techo y evitar por todos los medios las lámparas de pie, que sólo generan problemas tan pronto como el pequeño aprende a andar. Eso sí, puedes usar las lámparas de mesa siempre que el niño no pueda acceder a ellas fácilmente y siempre que el cable esté recogido.
Si elegís lámparas de mesa, colocadlas sobre algún mueble donde no llegue el niño para que no la tire y no se queme con la bombilla si llega a tocarla. En estos casos, es especialmente recomendable que uséis bombillas fluorescentes o de bajo consumo que no sólo ahorran energía sino que también se calientan menos evitando accidentes. Asegúrate también de que la lámpara no está enchufada en ningún sitio donde pueda llegar el pequeño, para que no la desenchufe; te recomendamos la parte trasera de muebles para que el cable quede entre el mueble y la pared.
Ya puestos a pedir, consigue una luz suave para los cuidados nocturnos, que permiten a los padres cuidar al niño sin encender la luz y sin despertarle. Esta pequeñoa luz también conseguirá ahuyentar a sus temores nocturnos mientras lo tranquiliza.
Imagen vía | Apartment Therapy En Bebés y más | Especial decoración