No siempre son los precios de los menús lo que nos echa para atrás impidiendo que pisemos el bar o el restaurante. En ocasiones los papás no se atreven a salir a comer con los niños, y queremos animarles a intentarlo.
En primer lugar, nos tenemos que preguntar: ¿qué nos “asusta” del hecho de comer fuera de casa? Porque dependiendo de la respuesta, tendremos que actuar en uno u otro sentido. Pero salir a comer con bebés y niños es posible.
El niño no come de nada
Puede que a los niños no les gusten muchos tipos de platos, y en este caso hemos de asegurarnos que están dispuestos a probar algo nuevo, o algo parecido a lo que comen en casa, y no deberían tener miedo de probar cosas diferentes.
Podemos animar al niño antes de salir a comer comentándole todo lo que podrán elegir, dándole a escoger entre varios platos una vez en el restaurante. Es difícil que no haya nada que le guste…
Para que esto no suceda, desde pequeñitos hay que animarle a probar nuevos platos y hacer “experimentos”, que nos ayuden a cocinar… y no estar cerrados a que prueben ningún alimento (de entre los saludables para ellos, por supuesto), incluso los que a nosotros no nos gustan.
También para los niños "mal comedores" podemos como último recurso llevarles la comida de casa o que ya vayan comidos, pero entonces ya no disfrutamos de una comida en familia fuera de casa. Y hay mucho por disfrutar.
El niño no se “porta bien”
El mayor miedo que veo en mi entorno es a que los niños no se porten bien. Pero es que lo que no podemos pretender es que un niño vaya a seguir el protocolo de los adultos o a pasar muchas horas sentados formalmente a la mesa.
Hemos de ser realistas, y tener en cuenta que los niños necesitan estar entretenidos, es difícil que esperen mucho tiempo a que llegue la comida o los sucesivos platos, por lo que podemos entretenerles de varias maneras.
Yo no soy muy amiga de dejarles los teléfonos móviles para que jueguen, aunque reconozco que lo hemos hecho en alguna ocasión. Pero podemos aprovechar esos “tiempos muertos” una vez hemos pedido el menú para: ir al aseo, lavarse las manos, salir a la terraza, hacer un dibujo, jugar con algún muñequito, hacer marionetas de dedo… Seguro que el bolso de mamá o del carrito tiene un buen surtido de entretenimiento.
Cuando llega la comida, hay que dejar de lado los juegos. Esta manera de funcionar es similar a la que tenemos en casa: poco a poco, desde que son pequeños y cambian la trona por la silla, han de acostumbrarse a estar sentados mientras comen. Pero no esperemos que con una larga sobremesa ellos también estén sentados…
En este sentido, hay restaurantes amigos de los niños que tienen un lugar apropiado para que jueguen ellos una vez han comido. Y no me refiero a los parques de bolas, que pueden entrañar ciertos riesgos y requieren nuestra atención (o vamos al parque, o vamos a comer), sencillamente unas mesitas para que ellos dibujen o con cuentos que puedan hojear pueden estar bien.
El restaurante más adecuado
Si no habéis salido a comer con los peques a menudo, podéis empezar escogiendo restaurantes que sean al aire libre, que les permitan mayor movilidad y “esparcimiento”.
Recordemos que los restaurantes amigos de los niños se preocupan de calentar la comida del bebé, tiene menús infantiles variados y saludables, podemos ir con cochecitos, hay cambiador... Tal vez todas las condiciones sean difíciles de encontrar en un solo restaurante, pero cuantas más se cumplan, más cómodos estarán los peques (y estaremos).
No solo importa el restaurante, también el momento en el que vamos a salir. Dependiendo de los horarios a los que estén acostumbrados los niños, podremos escoger una hora más temprana, o elegir almuerzo en lugar de cena.
Los niños además deben saber que no está bien molestar al resto de comensales, hay que respetar a los demás y aunque siempre esperamos cierta “comprensión”, somos los padres los que tenemos que estar atentos a este tema y actuar cuando sea necesario.
Algo tan sencillo como retirarnos un poco y recordarles a los niños lo que ya hemos hablado en otras ocasiones puede servir. Y en mi opinión, los niños no molestan si los padres estamos con ellos. En este sentido, si la primera vez que salimos a comer con ellos es en familia y no en gran grupo, será más sencillo que estén tranquilos al tener toda nuestra atención.
En definitiva, si los niños saben cómo “comportarse” durante la comida porque así lo hacen en casa, están cómodos y además tienen posibilidades de divertirse sin molestar a los demás es más probable que disfruten de la comida y nosotros con ellos.
Fotos | Spigoo, littlemoresunshine y Lars Plougmann en Flickr-CC En Bebés y más | Dar ejemplo a los niños con hábitos alimentarios sanos, Es posible viajar con más de dos niños pequeños