Las vacaciones de verano ya están aquí, y con ellas más tiempo para disfrutar en familia. Pero aunque a priori la situación pueda parecer idílica (¿quién no desea olvidarse de las obligaciones del día a día y disfrutar con los hijos sin prisas ni relojes?), cuando se trata de hijos adolescentes, a veces se torna complicada.
Y es que aunque la adolescencia tiene cosas maravillosas, también es una etapa de muchos cambios que en ocasiones implican roces y desencuentros entre padres e hijos, máxime cuando el tiempo juntos se acrecienta.
Para evitar situaciones incómodas que nos lleven a querer "sobrevivir" al verano en lugar de disfrutarlo como todos nos merecemos, te compartimos estos consejos.
Practica la empatía. En primer lugar, los padres debemos entender que nuestro hijo está creciendo, y como tal es lógico que quiera empezar a separarse de nosotros y buscar su propia independencia. En este sentido, es hasta cierto punto normal que quiera permanecer más tiempo en su habitación, le cueste integrarse en las dinámicas familiares o prefiera irse con los amigos antes que estar con nosotros.
Esto no significa que debamos permitir que se aísle. Al contrario. Por muy mayor que sea, nuestro hijo nos sigue necesitando, por lo es importante que continuemos fomentando nuestro vínculo al tiempo que le damos el espacio que demanda.
Escucha activa. La escucha activa es uno de los consejos más valiosos a la hora de fortalecer la relación con nuestros adolescentes. No solo porque escuchando entendemos mejor a los hijos, sino porque la escucha llama a la escucha y predispone para el diálogo.
Comunicación abierta y positiva. Es fundamental establecer un ambiente de comunicación donde ambos os sintáis escuchados y respetados. Para ello, debes tener muy presente cuáles son los enemigos de la comunicación positiva y cómo propiciar un clima de confianza y respeto.
De este modo, y aunque tu hijo adolescente sea poco comunicativo, piense que "no le entiendes" o que "no estás a la moda", intenta fomentar diariamente momentos para el diálogo, no solo para hablar de temas cotidianos, sino también para interesarte por sus gustos y poner en común vuestras preocupaciones y sentimientos.
Establece límites claros y llega a acuerdos. Aunque a medida que crecen los hijos van necesitando más independencia y libertad, los padres seguimos siendo sus líderes y debemos actuar como tal. Ser un buen líder implica establecer límites claros y firmes, valorar situaciones, tomar ciertas decisiones, saber decir que 'no' cuando realmente corresponda y acompañar la frustración.
Puede que este verano sea el primero en el que tu hijo adolescente se va de vacaciones con amigos, comience a frecuentar fiestas, se enamore o desenamore, pruebe el alcohol... Sin duda, este tipo de situaciones nuevas supone todo un reto para los padres, por lo que es importante saber abordarlas de forma positiva y establecer acuerdos con los que ambos nos sintamos cómodos.
Fomenta su autonomía. Nos pasamos la infancia de nuestros hijos queriendo que sean niños responsables y autónomos, pero al llegar a la adolescencia les 'cortamos las alas' y no les permitimos seguir creciendo. Quizá sea debido a nuestros propios miedos, nuestras creencias erróneas o los prejuicios que con frecuencia asociamos a esta etapa de la vida.
Pero es importante dejar que nuestros hijos adolescentes tomen decisiones apropiadas para su edad, asuman ciertos riesgos y tengan la oportunidad de hacerse responsable de sus actos.
No recalques sus fallos. En demasiadas ocasiones, los padres nos centramos únicamente en las cosas que nuestros hijos adolescentes hacen mal. Pero recalcar sus errores, criticarlos, enjuiciarlos o sermonearlos nos aleja de ellos y propicia las mentiras, los enfrentamientos y las luchas de poder.
Por el contrario, alentar a los hijos y elogiar de forma positiva sus buenos comportamientos es una poderosa herramienta para promover conductas deseables y fortalecer la relación.
Panificad actividades juntos. Invita a tu hijo a participar en la planificación de las actividades familiares que hagáis este verano. Escuchar su opinión (y tenerla en cuenta, siempre que sea posible) acerca de los destinos a los que le gustaría viaja en vacaciones o los planes familiares que querría hacer fomenta su sentido de pertenencia y autoestima, además de mejorar la conexión entre padres e hijos.
Otra buena idea es dedicar un tiempo exclusivo para disfrutar juntos, haciendo alguna actividad con la que ambos os sintáis cómodos.
Confía en tu hijo. Uno de los aspectos clave en cualquier relación humana es la confianza. Nuestros hijos adolescentes necesitan saber que sus padres confían en ellos y en su criterio a la hora de tomar decisiones. Y es que pocas frases tienen un impacto positivo tan grande en la autoestima de un hijo como escuchar a sus padres decirle: "confío plenamente en ti".
No te dejes llevar por tus miedos. Este consejo está muy ligado al anterior, pues gran parte de las veces dejamos de confiar en los hijos invadidos por nuestros propios miedos. Es muy probable que este verano se den situaciones con tu adolescente que tengas que evaluar ("¿está preparado para marcharse de vacaciones con sus amigos?" "¿le permito ir a una fiesta donde seguro habrá alcohol?" "¿a qué hora debería estar de vuelta en casa?"...). En estos casos, no permitas que tus propios miedos te impidan ver más allá y toma la decisión con coherencia y objetividad.
No te tomes los conflictos con tu hijo como algo personal. Las vacaciones de verano suponen un cambio en la rutina diaria de todos (aunque según los expertos, este cambio afecta especialmente a los adolescentes). Los horarios se alteran, los planes cambian y toca adaptarnos a una nueva situación que en muchos casos altera el clima familiar. Para no hacer de los pequeños roces cotidianos una 'montaña de arena', es fundamental no tomarse los conflictos con los hijos como algo personal, relativizar y aplicar unas dosis extra de paciencia, humor y comprensión.