Una de las grandes curiosidades que tenemos sobre los bebés recién nacidos es cómo ven, si ven en blanco y negro o en colores, y si es así, cuáles prefieren.
Alice Skelton, doctora en Psicología y especialista en percepción del color infantil, quiere acabar con el mito de que los bebés sólo ven en blanco y negro. El ser humano nace con la capacidad de reconocer los colores, y distinguirlos entre sí, asegura, algo que irá perfeccionando a medida que el cerebro y la visión vaya madurando.
De hecho, los bebés usan su biología para agrupar los colores al igual que los adultos. No saben que el azul se llama azul, o el rojo, rojo, pero saben que dos tonos diferentes de azul pertenecen al mismo grupo, por ejemplo.
Los bebés observan durante más tiempo los colores que es más probable que prefieran los adultos, lo que sugiere que hay un elemento de preferencia de color que es innato. Cuando se prueban los colores favoritos de los adultos, el azul siempre ocupa el primer lugar y el amarillo oscuro el último, y nuestra investigación muestra que es lo mismo para los bebés, afirma la doctora.
¿Cómo ve los colores el bebé?
Los recién nacidos pueden ver el contraste de las formas en blanco y negro, y pueden ver algún color desde el nacimiento, solo tienen que ser muy intensos.
Los primeros meses pueden notar contrastes entre los colores, de ahí que los juguetes en blanco y negro sean la mejor opción para los bebés menores de seis meses. También tienen preferencia por los colores brillantes que llaman su atención, particularmente el rojo.
Pasan de tres a cuatro meses antes de que la visión del color de los bebés les permita comenzar a notar diferencias en las tonalidades de los colores, particularmente entre el rojo y el verde, aunque todavía necesitan una mayor diferencia entre los colores para poder verlos.
Entre los cinco y los ocho meses los bebés desarrollarán una percepción más profunda, y podrán diferenciar cinco categorías de colores.
Los bebés prefieren los colores brillantes
En un experimento de investigación de colores realizado por la científica Anna Franklin en la Universidad de Sussex en Inglaterra, a bebés de 4 a 6 meses se les mostraron 14 colores diferentes de una rueda de colores. Después de mostrarles el mismo color varias veces, se les mostró un color diferente. Si el niño miraba este nuevo color más tiempo que el anterior, significaba que lo reconocía como un nuevo color. Esto se concluye usando algo conocido como “tiempo de mirada infantil”, que es la idea de que los bebés mirarán algo más tiempo si no les resulta familiar.
Si bien anteriormente se pensaba que nuestra separación de colores podría ser una construcción social arbitraria, este experimento sugiere lo contrario. Después de estudiar las reacciones de 179 bebés, los resultados del estudio mostraron que los bebés pueden separar los colores en cinco categorías diferentes: rojo, amarillo, verde, azul y morado. Esta capacidad innata para distinguir colores puede haber resultado útil para nuestros primeros ancestros al tener que reconocer colores "seguros" frente a "peligrosos" para ciertas situaciones en la naturaleza, como encontrarse con plantas o animales venenosos.
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