La adquisición y el enriquecimiento del lenguaje son hitos muy importantes en el desarrollo de los niños, ya que son los que les permitirán expresar lo que piensan y sienten a través de las palabras y los gestos (lenguaje no verbal).
Por norma general, el desarrollo del lenguaje suele producirse muy rápido del primer al tercer año de vida, aproximadamente. Después, lógicamente, sigue in crescendo. Así, se expande rápidamente y, hacia los 20 meses de vida, se produce la explosión léxica. Es decir, el niño empieza a adquirir vocabulario muy rápidamente, hasta los cuatro o cinco años.
Esta adquisición de palabras nuevas le va a permitir:
- Usar sílabas cada vez más complejas.
- Usar más sonidos consonánticos y vocálicos.
- Generalizar el uso de las palabras nuevas a diferentes contextos.
¿Quieres favorecer este desarrollo, y por ello estás intentando enseñarle nuevas palabras a tu hijo? ¡Te damos algunas ideas clave para favorecer este proceso y que su aprendizaje sea posible!
Cómo enseñarle a mi hijo una palabra nueva
Hemos seleccionado algunas pautas sobre cómo enseñarle a tu hijo una palabra nueva. Algunas de ellas las propone Beatriz Maya, logopeda y pedagoga terapéutica, experta en lenguaje. ¡Toma nota!
Empieza con palabras de dos sílabas
Lo ideal es que empieces a trabajar con palabras de dos sílabas, es decir, con bisílabas. ¿Por qué? Sencillamente, porque son mucho más fáciles y las aprenderá mejor. Progresivamente, la idea es ir introduciendo palabras cada vez más largas y complejas.
Asocia la palabra con la imagen
A la hora de enseñarle una nueva palabra a tu hijo, es importante que asocies el sonido con la imagen de la palabra que desees trabajar con él. Esto le ayudará a comprenderla mejor y a empezar a entender que "X significa X".
Por ejemplo, si le quieres enseñar la palabra "coche", hazlo señalando un coche a medida que la pronuncias (ya sea un coche real, a través de una fotografía o dibujo, etc.).
Eso sí, ten en cuenta que es mejor que la imagen sea real, para que tu hijo pueda interiorizarla mejor. Y lo mismo con cualquier otra palabra.
Añade un gesto o un movimiento
Otra acción que te ayudará a enseñarle a tu hijo una nueva palabra es añadir un gesto, o un movimiento, junto a la palabra.
Esto te ayudará a llamar su atención y aumentará la probabilidad de que te imite. Si te imita, te animamos a que le refuerces, porque eso propiciará que te vuelva a imitar en el futuro y, por lo tanto, que aprenda con más facilidad (o más rápido) la palabra en cuestión.
Por ejemplo, si tu intención es enseñarle la palabra "tobogán", haz el gesto de bajada con las manos, o si quieres introducir la palabra "sonrisa", sonríele y señala tu boca tras pronunciar la palabra. Son pequeños ejemplos, pero puedes poner en práctica esta acción prácticamente con cualquier palabra.
De esta forma, tu hijo acabará asociando la palabra, no únicamente con su pronunciación, sino también con algún gesto o movimiento que la represente.
Refuerza cada sonido que emita
Es importante también que refuerces cada sonido, o aproximación a la palabra, que tu hijo emita.
Da igual que no sea la mejor pronunciación, o que la palabra no sea 100% correcta; estos acercamientos a la misma deben ser reforzados para potenciar su motivación a la hora de seguir intentándolo y de saber que lo está haciendo muy bien.
Por ejemplo, si quieres enseñarle a tu hijo la palabra "mesa", y te mira y te dice "esa", o "ea", justo después de pronunciarla, o incluso en algún momento en la que él mismo señale la mesa, ¡celébralo!
Refuérzalo con un beso, un halago, un gesto, una sonrisa, una frase ("¡Qué bien has dicho mesa!"), etc. Y continúa estimulándolo, ya que es muy probable que pronto aparezca la palabra completa o bien pronunciada.
Coloca sus manos en tu cara
Por otro lado, también puede ayudarte esta pequeña acción: aprovecha algún momento en el que estéis relajados y coloca sus manos en tu cara. En ese momento, pronuncia la palabra muy despacio. ¿Por qué hacemos esto?
Porque en ese momento él sentirá la vibración en sus manos, lo que hará que centre su atención en tu cara y que se fije en la pronunciación, en cómo mueves la boca y los labios, etc. (algo esencial para que acabe aprendiendo la palabra).
Recurre a la paciencia y la constancia
En este camino tienes dos aliadas que pueden ayudarte: la paciencia y la constancia. Ten en cuenta que en este y otros tipos de aprendizaje, los cambios no surgen de un día para otro, sino que se van instaurando progresivamente.
Además, la constancia será la que te permitirá empezar a ver resultados. ¡No tengas prisa! El aprendizaje de cada palabra llegará cuando tenga que llegar, y esto será más fácil gracias a ti.
Respeta su ritmo de aprendizaje
Además, es importante que respetemos el ritmo de aprendizaje de nuestro hijo. Es normal que queramos que aprendan mucho y a veces, muy rápido, pero el cerebro de los niños tiene su propio ritmo y su propio proceso de maduración.
Y de este, y otros factores, dependerá su aprendizaje. Por ello, mantén la calma y busca el punto medio entre acompañar y estimular y respetar su ritmo. Así que no le fuerces.
Plantéaselo como un juego
Finalmente, puede resultar muy beneficioso enseñarle nuevas palabras a tu hijo desde el contexto de juego; si lo vive así, ¡será más estimulante para él! No olvides que aprender a través del juego es aprender desde la motivación, lo que favorece el aprendizaje.
Así que, busca algo que le motive; ya sean fichas, láminas, piezas de construcción, cartas, un juego de mesa, un dibujo, una canción... ¡Lo que tú quieras, algo que le guste! Y aprovecha esos momentos de juego para instaurar la palabra en el contexto.
Y tú, ¿cómo le enseñas nuevas palabras a tu hijo? ¿Habías usado alguna de estas técnicas?
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