Es frecuente ver a bebés y niños pequeños con uno o varios dedos en la boca. Y es que hasta un 50 por ciento de los niños de un año se chupan un dedo. Algunos padres luchan por quitarles ese hábito o sustituirlo por el chupete; otros, en cambio, le echan la culpa a la erupción de los dientes y lo dejan estar.
¿Por qué tienen tantos bebés este hábito? ¿Por qué mi bebé se chupa el dedo? ¿Puede suponer un problema?
Los reflejos de búsqueda y succión
Desde que están en el útero materno, los bebés tienen la capacidad de succionar, y no es raro ver bebés en las ecografías chupándose la mano.
Los bebés tienen varios reflejos, acciones que realizan de manera involuntaria; los de búsqueda y succión son fundamentales para la alimentación. Cuando se toca la comisura de sus labios o la mejilla, el bebé gira la cabeza hacia ese lado, desviando la comisura bucal y abriendo la boca; es el reflejo de búsqueda.
Y cuando algo roza el dorso de la lengua, comienzan a succionar; es el reflejo de succión. Este reflejo aparece a las 32 semanas de edad gestacional, pero no suele ser hasta las 36 semanas cuando está desarrollado por completo. Ambos reflejos desaparecen con el tiempo (el de búsqueda el primer mes y el de succión hacia los tres meses aproximadamente).
La fase oral
Hacia los 2 ó 3 meses, todos los bebés se llevan las manos a la boca. Un dedo, dos... ¡o todo el puño! Aunque muchos creen que se debe a la salida de los dientes, lo cierto es que es una manera de explorar el mundo.
Su boca tiene mucha sensibilidad y la usan para conocer el medio en el que viven. Así, primero se chupan las manos y más adelante se chuparán los pies. Cuando sean capaces de coger objetos, estos irán también derechitos a la boca .
Y, ¿si sólo se chupa el pulgar?
Como hemos visto, es normal que los bebés se chupen los dedos; es una etapa más de su desarrollo y les permite explorar el mundo. Sin embargo, algunos bebés se chupan sólo, o con más intensidad el pulgar, como si se tratase de un chupete. Y es que lo usan en momentos de estrés, para calmarse o para conciliar el sueño.
Todos los bebés tienen necesidad de succionar, unos más que otros. La succión que no tiene como finalidad alimentarse se llama succión no nutritiva. Los bebés que reciben lactancia materna a demanda suelen satisfacer esta necesidad con el pecho; otros usan chupete y otros, su propio dedo. Esta succión les produce placer y seguridad, les relaja.
¿Existen problemas a largo plazo por chuparse el dedo?
Lo habitual es que esta tendencia de chuparse el dedo desaparezca según crecen los niños (entre los 2 y los 4 años). Pero algunos más mayorcitos (¡incluso adultos!) siguen recurriendo a ello en momentos de cansancio o estrés.
Aunque no todos los profesionales coinciden, la mayoría creen que chuparse el dedo por encima de los 18 meses podría tener consecuencias.
Estas alteraciones podrían ser reversibles si se deja el hábito antes de los 3-4 años o de la salida de los dientes permanentes. Es importante señalar que las alteraciones variarán en función de la intensidad con la que el niño se chupe el dedo: no es lo mismo que se chupe el dedo a todas horas enérgicamente, que que lo deje pasivamente en la boca mientras concilia el sueño.
Las consecuencias de chuparse el dedo demasiado tiempo:
- Mala alineación de los dientes o que la mordida no sea adecuada. La mordida abierta anterior es la primera alteración que ocurre; si se perpetúa el hábito en el tiempo puede aparecer mordida cruzada posterior, También es frecuente la protrusión de los incisivos superiores (paletas).
- Problemas de pronunciación. El paladar se deforma, haciéndose más pronunciada la bóveda, lo que puede conllevar problemas en la masticación y en la pronunciación.
- Problemas en los propios dedos: heridas, infecciones...
¿Mejor chupete que dedo?
Las alteraciones que causa la succión del chupete en niños que lo usan prolongadamente son similares a las que aparecen en niños que se chupan el dedo hasta mayorcitos (maloclusión dental, mordida abierta anterior, mordida cruzada posterior...).
Sin embargo, algunos profesionales creen que puede ser más fácil retirar el chupete que eliminar el hábito de chuparse el dedo, como señala la Asociación Americana de Dentistas y la Asociación Americana de Dentistas Pediátricos.
La Asociación Española de Odontopediatras añade que la succión del dedo puede acarrear más problemas que la del chupete. Al igual que el dedo, se recomienda retirar el chupete antes de los dos años.
¿Cuándo y cómo quitar este hábito?
Ya hemos visto que chuparse un dedo es completamente normal y forma parte del desarrollo del niño. La mayoría de los niños abandonan este hábito entre los 2 y los 4 años, pero algunos lo prolongan en el tiempo y esto puede tener consecuencias. Lo recomendable es, al igual que el chupete, dejar de succionar el dedo antes de los 18-24 meses de edad.
Lo primero que hay que hacer para tratar de eliminar este hábito es identificar cuándo lo hace: para calmarse, para dormir, cuando está aburrido... Tendremos que intervenir entonces en esos momentos:
- Para conciliar el sueño: podemos probar con un objeto de apego (peluche, muñeco), cuento antes de dormir, música relajante...
- En momentos de estrés o de llanto: caricias, cogerle en brazos, mimos, besos...
- En momentos de aburrimiento: tratar de distraerle con juegos o actividades. Especialmente útil que se trate de actividades que no puedan realizar si se están chupando el dedo, por ejemplo, pintar.
Si con esto no es suficiente y es necesario eliminar el hábito, la Asociación Americana de Dentistas recomienda que se coloque una tirita o venda en el dedo que se chupan. Cuando se trata de niños mayores, podemos involucrarles en el proceso y permitirles que elijan el método para dejar este hábito.
Importante señalar además que hay que encontrar el momento correcto. Muchos niños incrementan el uso del chupete o la succión del dedo en determinados etapas: inicio de la guardería o colegio, nacimiento de un hermano, vuelta de uno de los padres al trabajo... y es recomendable dejar pasar este periodo de más estrés antes de proponer una retirada de este hábito.
Resumiendo...
Que un bebé se chupe el dedo es lo más normal del mundo. Es su forma de explorar y también puede ser su mecanismo para calmarse o conciliar el sueño.
La mayoría abandonan este hábito solos entre los 2 y los 4 años. Sin embargo, si este hábito se prolonga puede tener consecuencias en la boca, por lo que es recomendable tratar de retirarlo antes de los 2 años; y fundamental antes de los 4 años o la salida de los dientes definitivos, pues es cuando las alteraciones producidas pueden ser irreversibles.
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