La cordocentesis consiste en extraer sangre fetal mediante la punción del cordón umbilical del bebé guiada por ecografía a través del abdomen de la mamá. Anteriormente se realiza una valoración ecográfica del tamaño y la posición del feto, del líquido amniótico y de la placenta, entonces se procede a la punción para extraer una pequeña cantidad de sangre para analizar. El hecho de que el tamaño de los glóbulos rojos de la sangre sea mayor, indica que pertenece al feto.
Con este procedimiento que se suele realizar a partir de la semana 19 del embarazo, además de poder investigar o diagnosticar distintas enfermedades fetales como alteraciones de la coagulación, enfermedades genéticas, enfermedades infecciosas, etc., también sirve como vía para realizar actuaciones terapéuticas como transfusiones o la administración de fármacos.
Los riesgos de pérdida fetal de esta prueba son similares a la de la amniocentesis, alrededor de un 1,5%, pero en ocasiones se debe realizar para conocer o subsanar algún problema que padezca el futuro bebé.
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