La autoestima se define como la valoración que hacemos de nosotros mismos, pero va mucho más allá; engloba también aquella forma que tenemos de tratarnos, de admirarnos y de querernos. Engloba percepciones, creencias, pensamientos, comportamientos y actitudes.
La autoestima siempre es importante, aunque para los niños, resulta fundamental una autoestima sana y fuerte que les permita vincularse de forma saludable con los demás y posicionarse en el mundo como ellos desean. Les permite encontrar su propio camino y sentirse merecedores del amor ajeno y del amor propio.
¿Cómo ayudar a nuestros hijos a construir una buena autoestima? El juego puede ser un buen recurso, ya que a través de él, los niños disfrutan sin darse cuenta de que están también aprendiendo y construyendo.
Hablamos sobre siete juegos para fomentar la autoestima en los más pequeños, sencillos y muy prácticos, que además les permitirán fomentar otras habilidades como la creatividad, en algunos casos.
La caja del tesoro
El objetivo de este juego, que es más bien reflexivo, es que los niños se sientan únicos y especiales. Se recomienda a partir de los cinco años.
La persona que dirige el juego deberá decirle a los niños que va a esconder un tesoro dentro de una caja.
Los niños no deberán ver qué está guardando la persona. Lo que introducirá en la caja es un espejo; cuando los niños la abran, les dirá que acaban de descubrir el tesoro más valioso que existe. ¡Ellos mismos!
La silla caliente
Este juego para trabajar la autoestima se realiza en grupo, y consiste en lo siguiente: un niño se sienta en una silla, en el centro, y el resto de compañeros (o de miembros de la familia, dependiendo de dónde se realice el juego), se sitúan un poco alejados de él, alrededor.
Empiezan a caminar hacia él, y cuando la persona que dirige el juego dice "alto!", todos deberán detenerse y decir algo bueno de esa persona, algo que les gusta, que se le da bien...
Cuando todos los niños llegan al niño que se sitúa en el centro, se cambia a la persona. Es un juego que permite a los más pequeños recibir una gran cantidad de estímulos positivos, y que les pueden servir para ir creando una imagen más positiva de sí mismos.
El juego se puede hacer a partir de los cinco o seis años.
Autorretrato
Un juego creativo para trabajar la autoestima es el autorretrato. Consiste en pedirle al niño que se dibuje a sí mismo y que destaque en el dibujo sus cualidades positivas, aquellas cosas que le gusten de sí mismo; pueden ser cosas de su aspecto físico, pero intentaremos animarle a que hable también de cosas sobre su forma de ser.
También puede añadir las cosas que le gusta hacer, como forma de potenciar su autoconocimiento. Podemos también reflexionar con él sobre aquellas cosas que le gustaría cambiar o mejorar.
A través del dibujo intentaremos ayudarle a construir una imagen positiva y sana de sí mismo. Se recomienda utilizar a partir de los seis o siete años del niño.
Las gafas positivas
En este juego, recomendado a partir de los cinco años, la tarea consiste en pedirle al niño que se ponga unas gafas imaginarias, muy especiales. A través de estas gafas solo podrá ver las cosas positivas de lo que le pasa.
Además, podemos pedirle, mientras lleva sus gafas imaginarias, que escriba cualidades suyas o de sus amigos. Se trata de intentar que reconozca en él mismo cosas positivas, y también que sea capaz de reconocerlas en los demás.
Podemos también animarle a crear las gafas y que se las ponga de verdad, por ejemplo con una cartulina, y que las decore a su gusto. Una tarea complementaria en el juego es darle la opción de que pueda usar también unas gafas imaginarias para ver los aspectos negativos.
Así, podremos pedirle también qué gafas prefiere llevar, para que pueda diferenciar la actitud que quieren escoger a la hora de afrontar ciertas situaciones. Este juego resulta útil para trabajar la autoestima pero también otros valores como el optimismo y el positivismo.
El adivino
Otro juego para trabajar la autoestima en los niños es el adivino, que se hace en grupo. Consiste en lo siguiente: los niños deberán sentarse en círculo. Cada jugador deberá escribir en un papel, tres características de la persona que tiene a su derecha.
Al finalizar, se meterán todos los papeles doblados en una bolsa y después, al azar, se irán leyendo uno a uno en alto. Entre todos, el objetivo será adivinar de quién se está hablando. Se trata de un juego aparentemente sencillo, pero muy útil para empoderar a los niños y que estos se sientan personas únicas y especiales.
Además, les puede ir muy bien para descubrir valores positivos de ellos mismos que los demás aprecian en ellos, y que quizás desconocían. Este juego puede hacerse a partir de los cinco o seis años.
La tarjeta de presentación
Un juego ideal para niños a partir de los cinco años, que además puede despertar su faceta más creativa. Se llama "la tarjeta de presentación", y consiste en lo siguiente: cortar una cartulina con el niño, en rectángulo, de 10x6 cm aproximadamente (que es el tamaño de las tarjetas de presentación de los mayores).
Le ayudamos a hacer una tarjeta personalizada, ya sea a mano o con el ordenador. Le contaremos que esa tarjeta será para presentarse a sus amigos y familiares. En ella deberán incluir alguna de sus cualidades o habilidades; por ejemplo, "María, dibujante, la mejor cuidando las plantas de la casa, simpática y divertida".
Con estas tarjetas, los niños se empiezan a sentir mayores e importantes, y además, a través de su toque personal en la tarjeta, podrán reforzar aquellas cualidades que reconozcan en sí mismos.
Las huellas digitales
Finalmente, este juego que os dejamos tiene un punto también artístico, y quizás ya lo conoces. Se llama "Las huellas digitales", y resulta ideal para hacer ya desde edades tempranas, hacia los cuatro o cinco años.
Tan solo necesitarás una hoja de papel, o cartulina, y un poco de tinta para sellos. Le pediremos al niño que coloque su mano en la tinta para sello, y después que la ponga sobre la hoja blanca.
Las manos quedarán marcadas sobre el papel. Después, podemos hacer lo mismo nosotros, y explicarle a nuestro hijo que igual que las huellas de cada uno son diferentes, también lo somos cada uno de nosotros.
Y que solo por eso ya somos especiales y únicos. Más que un juego, es una sencilla actividad que puede hacer que tus hijos se sientan valorados de forma individual, y que además puede resultar útil para trabajar los celos entre hermanos.
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