Todo el mundo sabe que la lactancia materna es el mejor alimento para un bebé, pero no todo el mundo está de acuerdo en tener que ver a las madres amamantando a sus bebés.
Como muestra para caricaturizar un poco lo que comento os traigo estas dos viñetas en las que podemos ver a un caballero descamisado, fumando un puro y mostrando su cuerpo semidesnudo criticando mentalmente a una mujer que da el pecho a su bebé en un banco y a una vaca amamantando a su cría tapada, para que nadie se moleste, que dice algo así como: “incluso cuando amamantas discretamente, hay quien levanta las cejas y mira con desaprobación a quien se atreve a alimentar en público“.
Personalmente tengo la sensación de que cada vez sucede menos, pero por desgracia siguen oyéndose casos de mujeres que relatan rechazo y las mencionadas miradas de desaprobación por parte de otras personas. Sin ir más lejos, una conocida mía explicaba lo mal que le había sentado que alguien le dijera que diera el pecho a su hija en privado y no en público, habiéndole sentado doblemente mal por tratarse de una mujer (“lo que más me dolió fue que era una mujer la que me lo decía”).
Entiendo su enfado y su frustración, pero la crítica no sabe de sexos. Yo mismo, haciendo una encuesta hace un par de años relacionada con la lactancia, recibí de una chica joven un “ay, sí, como una que vi el otro día dando el pecho en el autobús. Ahí, delante de todo el mundo…”.
La gente tiene derecho a molestarse
Amamantar a un niño es algo natural y es, básicamente, atender a sus necesidades básicas y a sus requerimientos que, como bien sabemos todos los que somos padres, no pueden esperar. Sin embargo, cuando esto sucede en la calle o en un sitio público, hay personas que se molestan o se sienten incómodas. Ante esto no hay mucho que decir, puesto que la gente tiene todo el derecho a molestarse. Ahora bien, a lo que no tiene derecho es a interferir, a hacer comentarios despectivos y a sugerir o solicitar que la madre cambie de lugar o que se tape.
Es imposible actuar de manera que todo el mundo esté contento (ya no hablo de lactancia, sino de la vida en general), así que hagas lo que hagas siempre habrá alguien molesto. En una situación tal que un bebé demanda comida, aunque sea en público, la prioridad es él. Dicho de otro modo, entre dar el pecho en público a riesgo de que alguien se moleste y buscar una zona escondida o un rincón aislado mientras el niño llora de hambre, yo voto por la primera opción, pues para mí la prioridad es el bebé y no el qué diran.
¿Y los cubre lactancia?
La lactancia, como todo acto humano, genera un mercado concreto con artículos más o menos prescindibles, entre los que se encuentran los llamados cubre lactancia. Son algo así como una especie de delantal dentro del cual se coloca al bebé para que mame sin ser visto. Hay mamás que no los compran y que hacen uso de mantas o similares con el mismo fin.
No me parece mala opción si una madre no se siente a gusto dando el pecho en público y prefiere esconder un poco el acto de amamantar. Ahora bien, cuando el objetivo es tratar de no molestar, el concepto cambia y, bajo mi punto de vista, si fuera madre lactante no lo utilizaría.
Dar el pecho es algo normal y natural y nadie debería esconderse de ello (a no ser, como digo, que la madre prefiera intimidad). De hecho, una de las razones de que muchas madres no sepan dar el pecho es que nunca (o pocas veces) han visto a madres amamantando.
¿Qué opináis vosotros?
Pues eso, ¿veis bien que las madres den el pecho en público?
Imágenes | Rediscovering Domesticity
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