La piel va evolucionando a lo largo de nuestra vida. En el caso de nuestros bebés mucho más ya que durante los dos primeros años, en cada etapa de desarrollo necesita, distintos cuidados para mantener una piel saludable.
Recién nacido
Nada más nacer la piel de bebé esta cubierta por la vérnix caseosa, una sustancia sebácea de color blanquecino que suele desarrollarse sobre la semana 20 de gestación. Su función es proteger la piel del feto de sustancias irritantes como el líquido amniótico y contribuir a la formación de la piel manteniéndola aislada de la humedad.
Pero no todos los bebés nacen con esta sustancia ya que sobre la semana 36 de embarazo su producción se reduce. Por ello los bebés prematuros tienen más vérnix caseosa que los nacidos a término.
La OMS recomienda no retirar la vérnix caseosa de la piel del recién nacido para permitir que la piel reabsorba esta sustancia de forma natural. De esta forma mantiene sus propiedades como favorecer el desarrollo del manto ácido y la termorregulación. Además, se ha demostrado que su alto contenido en vitamina E puede proteger a los bebés de la radiación solar.
Primeras semanas
La piel del bebé es muy vulnerable ya que carece de mecanismos de protección como el manto ácido. El manto ácido crea una barrera protectora con el exterior evitando patógenos, agentes irritantes y la deshidratación. Durante las 5 primeras semanas de vida el pH del bebé es de 6.5 y el manto ácido favorece que el pH sea del 5.5 que es la condición perfecta de una piel sana a lo largo de nuestra vida. Por ello es fundamental usar productos adecuados que cuiden la piel del bebé y favorezca el desarrollo del manto ácido.
El pH neutro es un pH 7, superior al pH 5.5 adecuado para una piel sana. Los productos con un pH neutro no son los más adecuados para favorecer las funciones naturales de la piel siendo los que tienen un pH de 5.5 los más eficaces para cuidar su piel y también los más compatibles.
Durante las primeras semanas del bebé es recomendable usar productos sin PEG (polietilenglicol) presentes en la mayoría de productos de cuidado personal. Tienen gran capacidad para penetrar en la piel que, a lo largo del tiempo, terminan acumulándose en el organismo.
La piel del bebé
En términos generales, la piel del bebé es un 20% más fina que la de un adulto. Su piel es más permeable, se seca más rápidamente y es más sensible a los estímulos externos como polución, temperatura o radiación solar.
Al bañar al bebé, el agua retira la humedad de la piel lavando la capa grasa protectora y provocando deshidratación. Por ello es recomendable aplicar crema hidratante después del baño para mejorar el nivel de humedad y la función protectora de la piel.
Dos de los ingredientes naturales más adecuados son el aceite de oliva y la proteína de leche hidrolizada. El aceite de oliva es uno de los de los hidratantes más efectivos, aporta numerosos beneficios para el cuidado de la piel y ayuda a reparar la piel reseca y agrietada.
La proteína de la leche hidrolizada es un ingrediente activo natural con propiedades protectoras y calmantes para la piel. Crea una película hidrolipídica que aporta suavidad y flexibilidad a la piel.
Hace poco ha llegado a España sanosan, una marca con productos de higiene y cuidados para la piel del bebé que basa sus fórmulas en ingredientes naturales como el aceite de oliva orgánico y la proteína de leche hidroliza. Tienen productos para cada etapa de cuidados del bebé adaptados a las necesidades específicas de su delicada piel.