Las autoridades sanitarias de Estados Unidos se están planteando la posibilidad de circuncidar a todos los recién nacidos con el fin de evitar contagios de SIDA.
Estudios recientes demuestran que en los países africanos donde el SIDA afecta a gran parte de la población (Kenia, Suráfrica y Uganda) los hombres heterosexuales sometidos a una circuncisión tienen un 60% menos de posibilidades de contraer el VIH.
Ante esta noticia se ha iniciado un gran debate social con personas en contra de esta medida, que opinan que se trata de una operación innecesaria y sin el consentimiento de los niños y personas que la apoyan, que creen que cualquier medida que sirva para reducir el riesgo de contagios debe ser tomada en cuenta.
La AAP (Asociación Americana de Pediatría) dice que la circuncisión “no es esencial” para el futuro bienestar del niño, por lo que se trata de una intervención que ni siquiera está cubierta por el sistema de sanidad público en algunos estados.
En España sí se realiza alegando motivos religiosos, ya que se considera que es mejor realizar la intervención en un medio controlado y aséptico que obligar a los padres a viajar a su país de procedencia para operar al niño en condiciones más que dudosas en algunos casos.
Con respecto al tema de la circuncisión y el VIH, pienso que es una barbaridad realizar una intervención quirúrgica a un recién nacido para evitar una enfermedad cuyo riesgo de contraerla, cuando crezca, puede ser mucho menor.
Cuando los bebés de hoy en día tengan relaciones sexuales es posible que ya exista una vacuna para el VIH y, de no ser así, debemos seguir confiando en la educación sexual, el uso de métodos anticonceptivos que hagan de barrera (preservativos, para ir más rápido) y en la capacidad de cada individuo de tener un poco de aseo personal.
PD: Yo es que le tengo cariño a mi prepucio. Lo siento, pero no imagino mi vida sin él.
Vía | El País
Foto | Flickr (Raphael Goetter)
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