Crianza: si lo mío no es apego ¿qué es?

Crianza: si lo mío no es apego ¿qué es?
18 comentarios

Si hay algo que me escama de la teoría comúnmente conocida como crianza con apego es el nombre. No tendría ningún inconveniente si esta filosofía educativa fuera conocida como la crianza Bowlby en honor a uno de sus prescriptores, o la crianza Machupichu, por poner un ejemplo. Lo que no me gusta es el factor excluyente que lleva implícito a modo de juicio tácito. Parece como si nos quisiera decir esto es la crianza con apego y todo lo demás será, por consecuencia lógica e ineludible, crianza con… ¿desapego? Cada vez que leo algo sobre este tema no puedo dejar de preguntarme, si lo mío no es crianza con apego ¿qué es?

Verán ustedes, por circunstancias de la vida y de mi ignorancia supina cuando me convertí en madre por primera vez, he criado y crío a mis hijas sin haberme adscrito a ningún grupo, tendencia o corriente conocida. Básicamente, desde el día en que La Primera me miró muy concentrada con unos ojos enormes cambiándome la vida para siempre, he practicado el método milenario de “lo que me pide el cuerpo” combinado siempre con el ejercicio práctico de “esto no me funciona voy a probar otra cosa”.

Bebés, lactancias y otros menesteres

Con mis bebés el cuerpo siempre me ha pedido tenerlos mucho en brazos. En seguida me di cuenta de que los diez minutos de cada pecho cada cuatro horas que me recomendó el pediatra en el hospital no iban a funcionar con mi hija. Ella era más de un chupito ahora, me duermo otro ratito y a los cinco minutos otro chupito. O veinte. Instauramos así la lactancia del chupito en modo barra libre que tiempo después alguien tuvo a bien llamar lactancia a demanda. Tampoco le di chupete, más que nada porque conociéndome como me conozco, hubiera estado siempre guarrísimo y lo hubiera olvidado dos de cada tres veces.

Lo de las noches nunca me molestó, entendí sin que nadie me lo dijera que cuando me mi hija hacía el más mínimo ¡ay! yo tenía que estar ahí para solucionarle la papeleta, comérmela a besos o cambiarle esas cacas que le llegaban hasta la nuca. Tuve noches de todos los colores y sabores hasta que mi hija, de motu proprio y sin más alimento que la leche de mi pecho, decidió dormir sus doce horas convirtiéndome en una minoría de madres que vuelven a dormir antes de que su bebé cumpla los cuatro meses. Mi segunda hija volvió a repetir la hazaña. No así la tercera y la cuarta que me han tenido en vela muchos más meses.

Carritos, guarderías y otros artilugios denostados

Como les digo, yo no era muy de separarme de mis bebés, ni lo soy ahora que me dispongo, si todo va bien, a dar la bienvenida a nuestra quinta niña. No por nada, sino porque el cuerpo me pedía tenerlas cerca, casi siempre al pecho ya fuera por hambre o consuelo y mucho tiempo en brazos. Lo que no quita para que se echaran unas siestas estupendas en sus carritos y nos diéramos largos paseos separadas por ese medio metro de distancia insalvable entre la madre y el cuco de paseo.

De las niñas me he ocupado yo siempre, a tiempo y dedicación completa, salvando esos momentos de egoísmo extremo en los que me da por ducharme, hablar por teléfono o escribir entradas de dudosa valía en la blogosfera. Con cada una de ellas observé allá por los dos años que empezaban a aburrirse y necesitaban algo más de acción. Fue el momento de apuntarlas a la guardería por la mañana. La única que ha llorado en las adaptaciones sucesivas he sido yo muy ofendida cuando quisieron quedarse sin mirar atrás. Cuenta mi madre que hace treinta años yo le hice el mismo feo.

Educación, disciplina y otros quebraderos de cabeza

Creo que poca gente, muy poca, pasa más tiempo con sus hijos que yo. Me desplazo por la vida y el mundo con las cuatro. Voy a la compra con ellas, al médico, me ducho casi siempre con alguna mirando, viajo con ellas, desayuno, como y ceno con ellas, charlo con ellas y me ocupo de solucionar todos y cada uno de sus necesidades o problemas. Limpio cada vómito, consuelo cada llanto y les acaricio la sien cuando tienen fiebre.

También es cierto que soy muy sargento con las comidas, los horarios y la obediencia. Quizá todos seríamos mucho más felices sin horarios, ni obligaciones, ni imposiciones pero intento educar a mis hijas para que puedan adaptarse al mundo real y a la vida escolar, social y familiar con la que van a tener que convivir. Creo que cierto orden y disciplina les ayuda a desenvolverse en estos entornos con más soltura.

En mi afán educador peco muchas veces de falta de paciencia, de nervios, de ogro y mil cosas más. Intento mejorar en lo que puedo, dentro de mis posibilidades, mi nivel de cansancio y el estado de ánimo general de la familia. Cuando me paso me disculpo igual que cuando se pasan ellas acepto sus disculpas.

A medida que los niños crecen y el número de ellos se multiplica los problemas se complican. A los bebés hay que cuidarlos y quererlos pero a los niños también hay que educarlos y las dudas que nos asaltan son mucho más transcendentales y difíciles de abordar. Ya no está todo tan claro y la línea que separa el buen padre del “malo” (si es que esto existe) es más difusa, ser de los buenos buenísimos ya no es tan fácil, es posible que ni siquiera sea posible.

Fórmulas mágicas y otras utopías

Por eso me concentro en hacerlo lo mejor que puedo con los medios de los que dispongo e intento ser flexible, adaptarme y cambiar mis teorías o mis métodos si veo que no funcionan o que no dan el resultado esperado. Unas veces me equivoco y otras no. Pero pienso que mis hijas sabrán perdonarme mis imperfecciones y aceptarme como la humana falible que soy porque hay una cosa que tienen muy clara, independientemente de que a veces les castigue o les regañe, saben que siempre estoy ahí, para lo que necesiten. Saben que siempre pueden contar conmigo para lo que sea, donde sea y como sea. Saben que sus problemas son mis problemas. Saben que soy muy ogro y muy pesada como también saben que las voy a querer siempre independientemente de lo que hagan.

A eso le llamo yo apego, a la unión de unos padres con su hijo por encima de todo y de todos, al amor incondicional que sólo es posible entre padres e hijos independientemente de que éstos sean adoptivos o biológicos, que el niño pase las vacaciones con los abuelos, la madre haya recurrido al biberón de apoyo o trabaje a tiempo completo.

El mejor cumplido desde que soy madre me lo hizo la profesora de La Segunda. Me preguntó cómo educaba a mis hijas a lo que no tuve más remedio que contestarle "como buenamente puedo, equivocándome mucho". Luego me explicó que habían estado analizando un estudio que recogía los distintos síndromes, carencias afectivas o sociales, dificultades en las relaciones, etc. que padecían los niños en edad escolar y que, cuando pensaba en un niño que no tuviera ninguna de estos problemas, que tuviera un comportamiento normal en todos los frentes y confianza para enfrentarse al mundo con seguridad y entusiasmo, siempre pensaba en mi hija. No me dijo que fuera la más lista, ni la más guapa, ni la mejor. Me dijo que era normal y feliz. No se me ocurre mejor cumplido.

Por eso cuando me entran dudas existenciales y me siento mala madre miro a mis hijas, las veo felices y normales, muy normales, y me pregunto: si lo mío no es crianza con apego ¿qué es?

Foto | Erik Charlton en Flickr En Bebés y más | Cuando a la crianza con apego le llega la fecha de caducidad,¿Es posible criar con apego cuando tienes tres hijos (o más)?

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Comentarios cerrados
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      Excelente reflexión. Personalmente, a mi me chirría tanto lo de crianza con apego como lo de crianza respetuosa, como si el no cumplir con ciertos preceptos, además de madre desapegada te convirtiera en irrespetuosa. Yo di poco tiempo el pecho, usé carrito y di papillas y ahora que mi hijo cumplirá 6 años veo que es un niño muy feliz, muy amado y una personita encantadora. Me he equivocado en algunas cosas y cada día intento hacerlo mejor, pero tengo claro que amar y respetar a un hijo va más allá de la lactancia o usar un fular. Parece que a veces los árboles no dejan ver el bosque.

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      Me ha encantado, de verdad. Es justo lo que necesitaba oír. Estoy "a puntito de caramelo", y justo esa es mi percepción de las cosas: de lo que se llama "crianza con apego" me gusta su fondo y su forma, pero creo que lo que puede confundir es utilizarlo como un "manual" de instrucciones, cuando lo bonito de leer a autores como Carlos González es que precisamente lo que intenta es que nos olvidemos de manuales para criar a los hijos, que hagamos lo que nos sale del corazón siempre pensando en ellos, respetándolos y queriéndolos, y ya. Oír y leer eso con tanta sensatez y leerte a ti ha cerrado mi ciclo. Mil gracias. Ahora, espero lograr hacerlo tan bien como tú :)

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    • Avatar de codice Respondiendo a codice

      Me alegro de haber contribuido con mi granito de arena ha cerrar tu ciclo. Me encanta como lo has dicho, no hay un "manual de instrucciones" ni una única forma de hacerlo. Es el fondo lo que cuenta, lo que nos pide el corazón que hagamos.

      En cuanto a mí, digamos que lo hago reguleras. Unos días se me dan mejor que otros. Como en todo.

      Muchas gracias por tu comentario, te deseo todo lo mejor para la llegada de tu bebé.

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      Pues claro! tu "metodo" es el mejor porque es el tuyo, el que has sentido y hecho pensando en lo mejor para tus hijas, tu y tus circunstancias! Yo tampoco formo parte del club, creo que me expulsaron por destetar por la noche, jejejeje.

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      Me he sentido muy identificada contigo. Yo también soy "de lo que me pide el cuerpo", me gusta pasar el tiempo con mis hijos, compartir actividades, pero sin estar "encima de ellos" en todo momento. También soy un poco ogro en algunos momentos, sobretodo a la hora de dormir o cuando hay que salir de casa para ir al cole (porque es dónde yo trabajo y me gusta llegar pronto).
      En mi día a día hay momentos de apego y de desapego, a veces soy yo la que necesito hacerles arrumacos y ellos quieren ir a la suya y jugar a carreras...
      No voy a someterme a un "coaching" para que me digan en que debo mejorar cómo madre "apego-practicante", yo misma me hago la autocrítica cada día, a ver si esto del "apego" va acabar como "la Supernanny".
      Dicen que antes de juzgar a alguien hay que ponerse sus zapatos y caminar un día por su vida. Por eso no me gusta clasificar a los padres en buenos si crían con apego y malos "el resto"; la vida de cada familia tiene circunstancias diferentes, creo que la mayoría de los padres de hoy en día nos esforzamos por dar a nuestros hijos lo mejor de nosotros mismos.
      Por cierto que más que con apego, yo intento educar en el amor, que parece que asuste está palabra.

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      Te quería decir que la única crianza con apego es la que nace de una madre dedicada y amorosa. Meter a "narices" LM hasta la adolescencia y a ser posible en tándem, colechar, introducir AC con BLW, portear o educar sin límites no proporcionan siempre el éxito, de hecho creo que para nada. Yo he hecho lo que buenamente Dios me ha dado a entender y algunas cosas me salieron solas y otras simplemente por novelería, como creo que sabes el BLW me va muy bien y el fular me encanta, pero creo que el apego va más allá. Yo cargo con las niñas como si de mis apéndices se tratara y yo estoy sola en exclusiva con ellas. ni abuelas ni canguros. Lo único que yo quiero con las niñas es que sean mujeres de provecho y que sepan sacarse las castañas del fuego el día de mañana, ése es mi apego.

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    • Avatar de mamagnomo Respondiendo a mamagnomo

      Estamos muy de acuerdo hermosa. Ya hablaremos de BLW cuando llegue el momento :)

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      Yo pienso que la mayoría de la gente educa más o menos así, como buenamente puede. A veces damos mil besos y otras un par de berridos. Supongo que,afortunadamente,la crianza a palos ha pasado en la mayoría de los casos a la historia. Estoy de acuerdo contigo en que no hay que ser excluyente ni hacer grupos cerrados en algo que es tan diverso, hay tantas formas de criar como familias.

      Un beso, que te leo aunque no te comente, las vacaciones va a acabar conmigo, no tengo tiempo para nada

      La Madre Ninja

    • Pues no sabría responderte ni yo, que se supone que soy crianzaconapegopracticante. Pero para ello no me he sacado ningún título... empecé a leer e investigar, y a quitarme capas de las cosas que había mamado de pequeño y acabó por salir el Armando que soy ahora. Poco a poco vi que a esto lo llamaban crianza con apego (quizás la etiqueta apareció porque pasé mucho tiempo en el foro de crianza natural) y porque luego, para diferenciarla de la crianza tradicional autoritaria se le dio ese nombre. También recibe el nombre de estilo educativo democrático, por eso de tener en cuenta la opinión de los niños y ser comprensivos y dialogantes.

      El caso es que no creo que el modo en que eduques a tus hijas sea tan diferente al mío, así que, aunque yo le he puesto nombre a mi modo de quererles, no necesito realmente tenerlo, porque yo jamás le he dicho a nadie, a nadie, "es que yo crío con apego", porque me parece ridículo. Sí lo utilizo en Bebés y más, porque hablo de la teoría de Bowlby y para posicionar lo que voy a decir. Pero vamos, que si no tuviera nombre alguno viviría igual de feliz y tranquilo.

      Como dijeron muchas madres en los comentarios de los que he escrito estos días, el problema es cuando empezamos a etiquetar a los padres por su modo de hacer y les dividimos... no hace falta, no hace falta clasificarnos... o al menos a mí no me apetece hacerlo. Quizás al principio lo hacía, ahora vivo y dejo vivir. He cambiado yo, soy mejor persona (o eso creo) y mis hijos creo que también lo son (a mí me lo parecen). No puedo ni debo aspirar a más.

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      Precisamente el post surgió a raíz de tus posts y sobretodo de lo que comentabas muy acertadamente de la "lista de la crianza con apego". Como si uno tuviera que hacer un test y, según la puntuación, uno sacara nota en apego.

      Lo que no me gusta es que se identifique el apego con ciertas prácticas. Para mí no son más que maneras o formas tratar de conseguir el apego al que se puede llegar, según las preferencias y circunstancias de cada uno, de esas o de mil maneras más.

      En mi modesta opinión, a veces se confunde el medio con el fin. Todos queremos tener el apego, el cariño y el respeto de nuestros niños, en lo que diferimos es en la forma en que tratamos de obtenerlo.

      Por eso el nombre me parece poco acertado, porque lleva a error. Parece que si uno no colecha, portea o les pregunta cada día a sus hijos qué quieren de comer no pueda estar criando con apego, respeto y cariño hacia sus hijos. Y no es así.

      El apego es mucho más universal de lo que pueda parecer. ¡Ay si se contabilizaran todos los besos, los abrazos y las caricias que les damos a nuestros hijos cada día!

      Muchas gracias por tus comentario, como dices, no creo que nuestras formas de criar sean muy diferentes.

    • Eso es criar con apego, has acompañado a tus hijas dando el cariño y el respeto que necesitan y merecen. Yo no creo que la "crianza con apego" sea cumplir unas normas, es simplemente el nombre que se le da a criar de una manera respetuosa a tus hijos. Hay familias que no crian así a sus hijos, no los respetan ni tienen en cuenta sus emociones.

    • Un post muy bonito y con mucho sentido comun. Esa mania de etiquetar todo y de querer igualar a todo el mundo es estupida. Tienes mucha suerte de poder dedicarte al 100% a tus niñas. Yo siempre comento que quisiera que me tocara una loteria o similar par dejar de trabajar y dedicar el 100% de mi tiempo a mis hijos.

    • Enhorabuena y gracias por compartir tu historia, tan sincera!!

    • Pues sí, yo también me siento así. Y bueno, yo sí lo llamo crianza con apego. No es que me guste el nombre ni vaya diciendo por ahí "oye, que crío con apego, eh!, como dice Armando, pero me gusta diferenciarme de la gente que cría a la antigua usanza. Y digo esto porque, por desgracia, vivimos en un mundo en el que lxs niñxs tienen menos derechos por ser bajitxs, los ancianxs por ser viejxs y las mujeres por ser mujeres. Y es una pena, pero yo veo el desapego cada vez que voy a un parque y veo a un padre descalificar a su hijo o veo a una madre dándole un cachete "bien dao" porque su hija se ha descalzado. O dios mío, está descalza, qué horror!! (modo irónico ON).

      Sí, es verdad que hay que educar, pero por encima de todo está el respeto y no hay mejor forma de hacerlo que con el ejemplo.

      Yo no soy mejor madre por dar teta, llevar fular o usar pañales de tela, pero creo que sí estoy haciendo un gran cambio cuando me acerco a mis hijxs desde el amor y el respeto o cuando me disculpo si me equivoco, a diferencia de esxs mpadres que siempre llevan la razón.

      Mi total admiración por tu dedicación a tus 4 (pronto 5) hijxs. Yo soy mamá de dos y hay veces que no me da ni pa cortarme las uñas ;)

    • Me ha encantado el artículo, muy sentido y muy real. Seguro que eres muy buena madre. Me has recordado a la mía, que crió cuatro hijas y siempre está ahí para lo que necesitemos. Un saludo y mi admiración.

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    • Avatar de luciasanmaes Respondiendo a luciasanmaes

      ¡Gracias! Ojalá mis hijas se sientan así cuando sean adultas.

    • Completamente de acuerdo contigo.

      Recuerdo una vez, no hace mucho, alguien me preguntó, y tú, ¿crías a tu bichito con apego?; y yo le dije... "Y yo que sé. Le crío como mejor me parece, y como considero oportuno en cada momento, y siempre pensando en lo mejor para él"

      Yo le veo bastante bien, y ahora, que no puedo estar con él, porque él está en el pueblo con una de las abuelas, y yo en Madrid con su padre, trabajando..., para mi no hay mayor recompensa que cuando hablo con él todos los días, y de vez en cuando, me dice... "y ¿cuándo vienes mami?, te echo de menos".

      Un saludo.

    • Espero que ya hayas parido a tu quinta hija. Yo voy ya por tres sextillizos y todos criados con apego. Lo de 'colechar' que es, tengo entendido que es un término leonés, como del mundo rural. Ilumíname.

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