Cuando nos ponemos de parto, lo habitual es la recomendación de no comer e incluso no beber agua mientras dure el proceso del trabajo de parto. Como casi en todo, no solemos cuestionar este tipo de restricciones, pero un nuevo estudio que ha salido a la luz nos hace pensar si realmente es necesario el ayuno durante el parto.
La investigación, publicada por The British Medial Journal, que estudia los efectos de ingerir alimentos durante el trabajo de parto ha concluido que comer durante el parto no implica ningún riesgo y compara los resultados de mujeres que habían comido moderadamente pequeñas cantidades con las que sólo habían bebido agua.
El “nada por boca” tenía justificación en los años cuarenta cuando se comenzó a usar la anestesia general ante el riesgo de aspiración de contenido gástrico. Sin embargo, al tratarse de anestesia epidural y dado el avance de la analgesia obstétrica la expertos ven la necesidad de replantearse la situación pues los efectos de no comer durante tantas horas puede ser incluso perjudicial para la evolución del parto.
Volvamos al estudio en cuestión. Se dividió en 2 grupos a 2.426 mujeres sanas que parían por primera vez. A un grupo se les dejó comer pequeñas cantidades de comida como fruta, pan, yogur mientras que al otro sólo agua.
El ambos grupos el porcentaje de partos naturales fue el mismo, un 44%, la duración del parto alrededor de 10 horas en ambos grupos y la tasa de cesáreas un 29% entre las mujeres que comieron y del 30 % entre las mujeres que sólo se hidrataron.
Tampoco hubo diferencia entre el estado de los bebés al nacer y en ambos grupos 1 de cada 3 mujeres vomitó durante el parto. Es decir, que haber comido o no, no tiene que ver con vomitar en el parto.
Como conclusión del estudio, no existen razones de peso para prohibirle a la mujer comer durante el parto, incluso algunos lo ven como algo negativo. A cualquiera le pone de mal humor no comer durante 10 horas.
Los expertos coinciden en que la prohibición de comer durante el parto puede ir en detrimento de la madre y del estado del bebé, así como que puede ser entendida como una medida autoritaria aumentando la sensación de miedo y aprensión durante el parto.
Nadie habla de darse una gran comilona durante el parto, pero sí poder comer pequeñas cantidades de comida. Al final y al cabo, si no supone un riesgo para la madre ni para el bebé es un paso más hacia la humanización del parto.
Vía | El Confidencial
Más información | British Medical Journal
Más información | Revista Scielo
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