Es importante, sin duda, la concienciación sobre el valor de la lactancia materna, pero lo es también el ofrecer a las mujeres recursos reales que las ayuden si su bebé rechaza el pecho.
Los bebés nacen preparados y programados naturalmente para ser amamantados. Y las mujeres pueden, excepto en una parte muy pequeña de casos por razones médicas, amamantar completamente. Sin embargo, y pese a las campañas de sensibilización, sigue habiendo muchos bebés que no son amamantados a pesar del deseo y los esfuerzos de sus madres.
No solemos estar preparadas ni formadas para esta circunstancia, no sabemos bien como actuar y eso conlleva una gran cantidad de destetes prematuros. La realidad es que si el bebé rechaza el pecho existen técnicas y estrategias que permiten recuperar la lactancia y resolver la crisis.
Vivir esta situación supone además una carga emocional muy dura para las mamás y también para sus bebés, pero esa sensación de desesperación puede atenuarse si sabemos entender lo que sucede y sabemos actuar para solucionarlo. Vamos a ver que causas pueden provocar el rechazo del pecho y como conseguir remontar la lactancia y mantener la producción de leche.
Causas por las que un bebé puede rechazar el pecho
Hay que pensar que cuando un bebé rechaza el pecho es que está pasando por alguna dificultad que interfiere en el amamantamiento, dificultad que a veces es evidente pero que otras nos resulta dificilmente interpretable.
El rechazo puede aparecer en el comienzo de la lactancia, cuando el bebé está “aprendiendo” a mamar, o puede aparecer después incluso, cuando la lactancia parecía correctamente instaurada y el bebé era amamantado de manera efectiva ya un cierto tiempo.
Posibles causas de problemas en la primera tetada
El dolor puede ser una causa que no seamos capaces de detectar en los recién nacidos. Una lesión en el nacimiento puede provocar que le duela al mamar, por la fuerza que debe hacer con sus músculos. Estas lesiones no tienen que ser graves para producir dolor, y serían más frecuentes en los partos instrumentales, problemáticos o en los bebés prematuros. Pueden ir desde una rotura de clavúla que si se detecta, a hematomas o pinzamientos musculares o de las vértebras.
Si el bebé tiene alguna dificultad respiratoria eso puede provocar que la deglución le suponga mayores problemas, por lo que no mamará correctamente.
Además, si se ha interferido en el periódo ventana de la hora posterior al nacimiento separando al niño de la madre, impidiendo la primera tetada inmediatamente posterior al nacimiento o, peor, si se han dado biberones o chupetes, pueden provocar rechazo del pecho por haberse perdido el correcto reflejo de succión.
También la aspiración de las mucosas, que sigue realizándose en más casos de los estrictamente necesario, puede dañar la mucosa o ser vivida como un hecho violento que produzca miedo y daño al niño, haciendo que no se sienta cómodo introduciendo nada en su boquita.
Los bebés prematuros
La prematuridad, incluso con 37 o 38 semanas, puede hacer que el bebé no tenga la habilidad o la fuerza para succionar de manera efectiva. Incluso si en las primeras tomas parece haber una lactancia efectiva a medida que pasan los días el niño puede no estar siendo capaz de producir y succionar sufiente leche, por lo que tendrá hambre, se sentirá menos fuerte y más frustrado ante el pecho.
Si con sus propios recursos no consigue bastante leche habrá que buscar estrategias de suplementación que no interfieran con la lactancia y que aumenten la cantidad de leche disponible, para que, cuando el niño esté preparado, pueda recuperar la lactancia directa con el suministro adecuado. Los biberones no son la mejor solución para esto, como veremos más adelante.
Confusión en la succión
Con bastante frecuencia sucede que el niño prefiere la forma de alimentación más habitual o la que se le ha dado primeramente. Esto, cuando se introducen biberones o chupetes antes de que la lactancia se instaure, provoca en muchas ocasiones una confusión en la succión, ya que ni la forma del pezón y la tetina son iguales, ni lo es tampoco la técnica de succión que el niño debe usar.
Por ese motivo hay que desterrar los biberones y chupetes de las unidades de neonatos, y solamente ofrecerse suplementos con técnicas compatibles con la lactancia y en los casos médicamente necesarios, para conseguir así, evitar las confusiones que frustrarían a posteriori el intento de una lactancia materna exclusiva.
Si hemos dado biberón podemos encontrar que el niño no sepa mamar o no quiera hacerlo cuando le ofrecemos el pecho.
Conclusión
Los problemas de los que hemos hablado son superables, como iremos viendo, con estrategias y apoyo adecuado, sin embargo, desgraciadamente, siguen siendo las causas habituales de los destetes prematuros.
Las mamás terminan pensando que no tenían bastante leche, que su leche era mala o peor, que su hijo rechazaba mamar, llegando en algunos casos a ser vivida la situación como algo muy angustiante que la madre percibe casi como un rechazo a ella, encontrando en la lactancia artificial la solución tanto a la deficiente alimentación de su hijito como a su perturbación emocional.
La hipolactia real apenas es relevante en cantidad de casos y sus causas son médicas, habitualmente problemas hormonales ligados al tiroides a veces no detectados. La hipolactia reversible a veces puede ser causada por razones emocionales, pero es facilmente recuperable, y las demás son, en casi todos los casos, debidas a una succión insufiente o defectuosa solucionable.
Para las que pasaron por ello y para las que pueden encontrarse con estos problemas en el futuro iré explicando otras causas por las que un bebé puede rechazar el pecho y sobre todo, los métodos para ayudar a superar esas crisis y continuar la lactancia.
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