Seguro que sois muchos y muchas los que recordáis que cuando erais pequeños la ducha sucedía siempre antes de cenar y cuando había pasado un tiempo determinado después de la merienda.
La ducha y cualquier tipo de baño en piscina o en la playa, por aquello de que a nuestros padres les horrorizaba la posibilidad de que sufriéramos un corte de digestión. Ahora este concepto ya no se explica así, como que la digestión se corta, sino como hidrocución, pero la preocupación sigue existiendo, sobre todo cuando hablamos del bebé. Por eso hoy respondemos a la pregunta: el baño del bebé, ¿antes o después de cenar?
El corte de digestión es un concepto erróneo
Nuestros padres sabían que había situaciones en las que entrar en el agua podría ser peligroso, y pensaban (porque así se explicaba) que el riesgo mayor era cuando el cuerpo estaba haciendo la digestión. Por eso muchos nos pasamos horas esperando después del bocadillo para poder meternos en el agua en lo que recordamos como un aburrimiento, un pasar calor de cuidado (hablo del verano, claro) y un montón de acercarte a tu madre a preguntarle si ya había pasado el tiempo necesario.
Con el tiempo se supo que la cuestión no era la digestión, sino la diferencia de temperatura: lo peligroso era que entráramos en el agua con el cuerpo muy caliente por el calor del sol, de manera relativamente brusca, estando el agua a una diferencia considerable de temperatura. Esto podía producir una hidrocución, una pérdida de conocimiento por el cambio de temperatura que dentro del agua es, obviamente, muy peligroso.
O sea, que lo que nuestros padres creían que estaban haciendo bien, que es dejarnos jugar al sol, cogiendo más y más calor, era en realidad un peligro porque estaban permitiendo que aumentara nuestra temperatura corporal. Así, lo ideal era que entráramos despacito al agua para irnos aclimatando y no corriendo, como muchos hacíamos cuando nos decían que ya podíamos. Vamos, que muchos estamos vivos porque no era nuestra hora.
La digestión, por tanto, no tiene nada que ver con la hidrocución, aunque sí se sabe que una comida muy copiosa puede aumentar el riesgo de hidrocución (como lo puede aumentar hacer ejercicio antes de bañarte, entrar en el agua muy rápido, que la diferencia de temperatura sea elevada, etc.).
Entonces, ¿cuándo bañar al bebé?
En realidad ya hemos dado la respuesta, pero lo decimos para que quede claro: es indiferente. Da igual si el bebé ha cenado ya, o si está por cenar. Mucha gente realiza el baño después de la cena porque el bebé se queda tan relajado que enseguida se duerme, y mucha lo hace antes de la cena porque en realidad el bebé se duerme con la teta o la última toma.
En ambos caso está bien porque no hay ningún riesgo para la salud del bebé en ninguna de las situaciones. Lo único que hay que tener cuidado es de que la temperatura del agua sea adecuada, que no haya demasiada diferencia con la temperatura del cuerpo del bebé (o sea, que esté a unos 35-37ºC). Si está, por ejemplo, a 26ºC, entonces ponemos en riesgo al bebé, si lo metemos rápido en el agua, tanto si ha cenado como si no.
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