Mordiscos y arañazos de mascotas: cómo curarlas y qué precauciones tomar para evitarlas
El que los niños convivan con animales tiene múltiples beneficios para su desarrollo, tanto desde el punto de vista físico como afectivo. Sin embargo, debemos tomar precauciones a la hora de interactuar con ellos, pues podrían mordernos o arañarnos, a veces incluso jugando.
Te explicamos cómo actuar si el niño es mordido o arañado por un animal, y qué precauciones debemos tomar para evitar incidentes con los animales domésticos.
Mascotas y animales desconocidos o salvajes
Mucha gente cree que las heridas provocadas por animales son más frecuentes en salvajes, callejeros o desconocidos, que en animales domésticos. Pero lo cierto es que la mayoría de mordeduras y arañazos de animales que se producen en el propio entorno familiar.
Según el portal Healthy Children, un 1% de las visitas a urgencias pediátricas son por este motivo, destacando especialmente las lesiones provocadas por perros y gatos. Pero también otros animales domésticos como conejos, reptiles y roedores pueden morder.
¿Cuáles son las zonas más afectadas?
Por lo general, las lesiones en niños provocadas por mordeduras y arañazos se localizan en manos, brazos e incluso también el área genital. En bebés o niños más pequeños, debido a su menor altura, también podrían localizarse en la cabeza, cuello y cara.
Los pies, las manos y la cara son las zonas con mayor riesgo de infección, por lo que si la lesión tiene lugar en estas áreas debemos consultar de inmediato con el pediatra.
¿Qué mordeduras tienen mayor riesgo de infección?
En general, las mordeduras o arañazos de animales tiene un gran riesgo de infección debido a las bacterias presentes en la saliva y las uñas. Sin embargo, según los expertos el mayor riesgo lo encontramos en las mordeduras de gatos, que tienden a infectarse en un 50% de las ocasiones, mientras que las mordeduras de perros y roedores se infectan en un 15% y 2,5% de las ocasiones, respectivamente.
Las mordeduras de gatos son más peligrosas porque sus colmillos con mucho más afilados que los de los perros, por lo que cuando clavan el diente penetran más profundamente en la piel, pudiendo llevar bacterias a las articulaciones y vainas tendinosas.
¿Cómo actuar ante una mordedura o arañazo de un animal?
Ante una mordedura o arañazo debemos actuar de la siguiente manera:
Lavar lo antes posible la herida con agua corriente y jabón, o bien utilizar una solución estéril de agua salina. Si disponemos de guantes de látex o goma limpios, podemos utilizarlos para protegernos e impedir que la herida se infecte.
Taponar con un pañuelo o gasa esterilizada hasta que deje de sangrar. Si sangra abundantemente y la herida se encuentra en alguna extremidad, la elevaremos por encima del corazón.
Si se trata de una herida por mordedura no punzante, cubriremos con una gasa estéril.
El pediatra valorará la administración de antibiótico y revisará si el niño está vacunado contra el tétanos o si necesita protección contra la rabia. La rabia es una enfermedad muy poco frecuente pero altamente mortal, y es provocada por las mordeduras y rasguños de animales infectados, siendo los perros rabiosos la causa principal, seguido de animales salvajes como el mapache o los murciélagos.
Por eso, si la herida es provocada por un animal desconocido y callejero, se aconseja solicitar ayuda profesional para capturarle, con el fin de que pueda ser examinado por un veterinario que determine su estado de salud.
También es importante tener en cuenta que tras un incidente con un animal el niño podría desarrollar una fobia. Si percibes que esto ocurre es recomendable consultarlo lo antes posible con un especialista para ayudarle a superarlo.
¿Cuándo acudir a urgencias?
Si el niño no tiene puesta la vacuna contra el tétanos.
Si la herida no para de sangrar después de 10 minutos aplicando presión sobre ella.
Si la herida mide más de 1,5 cm de longitud, parece ser profunda o está relacionada con heridas graves.
Si al cabo de unos días, la mordedura o el arañazo empiezan a mostrar enrojecimiento, temperatura, se hincha o duele cada vez más.
Si observamos pus o secreción en el área de la mordida.
Si comienzan a aparecer rayas rojas que se extienden desde la mordida.
Si el niño tiene un sistema inmunológico debilitado o padece alguna afección médica que favorece la contracción de infecciones.
Si el animal que ha mordido al niño es salvaje, callejero o no tiene puesta su vacuna contra la rabia.
Qué precauciones debemos tomar para evitar este tipo de incidentes
La convivencia entre niños y mascotas puede ser realmente maravillosa y beneficiosa para ambos, pero es importante educar al niño en el respeto al animal. De esta forma, no solo estaremos formando a un futuro adulto respetuoso con la naturaleza y los animales, sino que evitaremos posibles situaciones de riesgo.
Entre las medidas de prevención que debemos inculcar a nuestros hijos antes de comenzar a convivir con animales o entrar en contacto con perros y gatos están:
Los animales no deben ser jamás molestados mientras comen o duermen. Igualmente, es importante no acercarse a ellos bruscamente, no correr a su alrededor, ni asustarles.
Los niños no deben jamás incomodar a un animal tirándole del rabo, las orejas o del pelo, por ejemplo. Aunque para el niño puede ser un juego o una forma de experimentar, especialmente si es bebé, el animal podría sentirse atacado y reaccionar mordiendo.
Bebés y perros no deben quedarse jamás solos en una estancia sin supervisión.
No acercarse a los animales callejeros, y en caso de querer acariciar a un perro o gato desconocido, preguntar previamente al dueño por el carácter del animal.
Si un perro desconocido se acerca a nosotros, debemos mantener la calma, permanecer quietos o retroceder muy lentamente.
No acariciar a un perro a través de una valla o reja, o metiendo la mano en su propiedad.
Enseñar a los niños a identificar las señales de alerta que podrían preceder al ataque de un animal, tales como ladridos, gruñidos, agitación, nerviosismo, pupilas muy dilatas y pelo erizado en el caso de los gatos...
Fotos | iStock, Pixabay
Vía | Kids Health, AEP