Desde el mismo momento en que un hijo nace, su madre (y quizás su padre), empieza a preocuparse cada vez más por lo que come o deja de comer su bebé. Unas madres se preocupan más y otras menos, y en gran parte depende de la cantidad de comida que entre a diario por la boquita de su hijo.
Si es la madre de un niño que come de todo y en gran cantidad, seguro que será una de las más felices. Si en cambio es la madre de uno de esos niños considerados malcomedores, seguro que es de las más preocupadas. De estos niños se dice que “comen poco”, “no comen nada”, “no me extraña que no engorde” y “no sé cómo sigue aún en pie”. De estos niños vamos a hablar hoy: de los niños que comen poco (y de cuándo hay que preocuparse y cuándo no).
Comen poco, pero ¿cuánto es poco?
El tema de las cantidades de comida es muy relativo, porque lo que a una madre le puede parecer mucho a otra le puede parecer lo normal, y lo que a una madre le puede parecer poco, a otra le puede parecer demasiado para su hijo.
Por poner un ejemplo, yo estoy seguro de que soy lo que cualquier adulto denominaría “un adulto que come poco”. No voy mucho a restaurantes porque las cosas no están como para ir pagando comidas fuera de casa, pero suelo pasar un poco de vergüenza porque me suele sobrar un montón de comida. No me cabe más, decido que ahí ha acabado mi comida y los camareros se llevan mi comida y me traen la cuenta, llegándome a preguntar en más de una ocasión si la comida estaba mala.
Yo me excuso: “estaba estupenda, pero es que soy de poco comer”, y es cierto. Como poco, aunque lo hago varias veces al día y supongo que eso compensa mi dieta con respecto a personas que comen más en cada sentada, pero se sientan menos veces.
A pesar de ello, ningún médico me está tratando por ser un adulto poco comedor, nadie me está haciendo análisis y nadie me considera en riesgo por no comer tanto como otras personas de mi edad.
Pues con los niños pasa algo parecido: es muy posible, por no decir es casi seguro, que el niño poco comedor esté comiendo las calorías que necesita, ni más, ni menos.
La comida debe ser a demanda
De igual modo que los bebés toman el pecho a demanda y de igual modo que los alimentados con fórmula toman la leche artificial a demanda los niños, a partir de los 6 meses, tienen que comer a demanda la comida que se les ofrezca.
Muchas madres preguntan en las consultas si 250 gramos de papilla de verdura con pollo está bien, si es poco o si es mucho. Es imposible dar una respuesta válida, porque para algunos niños será demasiado y para otros quizás sea poco.
Cuánto necesita comer realmente un niño
Como eso de que para unos está bien una cantidad y para otros no, mucha gente querría saber cuánto necesita comer su hijo, para saber si le está exigiendo demasiado o si tendría que estarle preparando aún más comida.
Como veis, la variabilidad es enorme, porque dos niños de la misma edad pueden estar comiendo uno el doble que el otro y ser algo normal. Si juntamos dos niñas de 24 meses a comer y vemos cuánto comen a lo largo de un día entero, una podría ingerir 661 kcal en ese día y otra llegar a tomar 1273 kcal y las dos estarían en los parámetros normales.
Es decir, que es absurdo saber cuánto tiene que comer un niño, porque es una pregunta imposible de responder. De hecho, es difícil saber cuánto tiene que comer un adulto, pero si a mí me dicen que tengo que tomar 2100 kcal al día respondo que me parece muy bien, pero que lo último que me apetece hacer en esta vida es ir cada día mirando las calorías de cada cosa que me como para ver si llego a esas 2100 kcal.
El problema suele ser de los padres
Por eso, cuando una madre o padre explica su preocupación por el poco comer de su hijo, la cantidad de comida lo que dice que come lo suficiente o si es poco, sino su peso y su estado de salud.
Si un niño está bien de peso, si corre, juega, está activo y está sonriente, tenemos delante a un niño sano que come menos de lo que su madre considera adecuado. El problema entonces no es del niño, sino de los padres que tienen que interiorizar que su hijo no necesita comer más.
Cuándo preocuparse si un niño come poco
Hemos dicho que el “poco” es muy relativo, pero hay momentos en que “poco” sí es realmente poco y entonces deberíamos preocuparnos y buscar atención médica.
Diríamos que debemos preocuparnos cuando nuestro hijo come poco y observamos que su salud se está afectando. El peso no sube o se ha estancado y vemos que es un niño que está diferente, que está cambiando. Esto es motivo de consulta y es razón para empezar a hacer pruebas para saber por qué ese niño no está ganando peso o por qué está comiendo tan poco.
Mi hijo come poca comida, mucha leche y ya tiene nueve meses
Otro de los posibles motivos de consulta, o momento en el que tenemos que empezar a preocuparnos por el tema es cuando la alimentación complementaria cuesta más de lo normal. Es difícil decir qué es lo normal, porque algunos niños empiezan a comer a los seis meses y enseguida aceptan nuevos alimentos y otros en cambio necesitan algunas semanas para ir aceptando la cuchara.
Como sabemos que a los seis meses empiezan a conocer nuevos sabores y texturas y como sabemos que algunos niños no los aceptan demasiado bien, hay que perseverar, persistir (que no obligar ni forzar) y seguir ofreciendo cada día la comida a estos niños, para que a base de repeticiones acepten mejor los sabores y acaben acostumbrándose a algunos alimentos.
Si llegan a los 8-9 meses, por poner una cifra, y aún se puede decir que se alimentan de manera casi exclusiva de leche (materna o de fórmula), podría ser interesante consultarlo con el pediatra, por si considera oportuno complementar la dieta con unas gotas de hierro, que es lo que más le puede faltar a un niño que no acepta comida.
Si el tiempo sigue pasando el riesgo de anemia es evidente y entonces sí será necesario hacer una analítica para ver el verdadero estado de salud de nuestro hijo, aún cuando siga creciendo y engordando (gracias a la leche).
Fotos | Pexels
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