El hogar se convierte en muchos casos en el lugar donde los niños pasan más horas al día, por ello los accidentes domésticos infantiles son muy frecuentes. Si a ello unimos la curiosidad de los más pequeños que no temen a nada y sólo buscan explorar, nos damos cuenta de que muchos objetos y lugares de la vivienda pueden resultar peligrosos.
El 95% de los accidentes infantiles que se producen cada año pueden ser evitados tomando algunas precauciones básicas, que deben formar parte de los hábitos cotidianos de cualquier adulto que conviva con niños. Es necesario tomar ciertas precauciones con los aparatos y fuentes de calor que tenemos en casa.
En la cocina, uno de los lugares más peligrosos para los niños, hemos de estar atentos y procurar no dejar nunca a los niños solos. Los mangos de las cacerolas y sartenes han de estar siempre hacia dentro, para evitar posibles derrames accidentales. Tampoco se han de dejar platos o cubiertos en los bordes de mesas o encimeras, por el riesgo a que se los tiren encima. Si tenemos que transportar líquidos que estén muy calientes, mejor hacerlo cuando no estén los niños delante.
En el baño. Cuando se utiliza agua caliente y se vuelve a abrir el grifo, parte del agua queda retenida en el mismo. Muchas quemaduras leves se producen por este motivo, sobre todo entre los niños, ya que tienen una piel especialmente sensible. Para evitarlo hay que dejar correr el agua fría después de utilizar el agua caliente, hasta que la temperatura se estabilice. A la hora del baño también hay que comprobar la temperatura del agua con un termómetro o con el codo para determinar que es adecuada para la piel del niño. Además, recordamos otros consejos de seguridad en el baño.
Las fuentes de calor en toda la casa
A los niños les atrae el fuego, por lo que no se debe dejar a su alcance cerillas ni mecheros. Si han visto cómo se utilizan, aprenderán fácilmente a encenderlos.
Si tenemos instalados radiadores, se pueden cubrir con algún mueble diseñado para cubrir los calefactores, lo cual impedirá que los niños se quemen al intentar manipular el radiador. Si lo que tienes es una estufa o similar, ésta ha de estar protegida para que no logren acceder a ella, ni consigan introducir objetos que puedan arder. Es conveniente que la temperatura de la habitación sea moderada.
Los aerosoles, aun cuando ya están vacíos, son inflamables, por lo que es peligroso dejarlos al alcance de los pequeños, especialmente cerca de la cocina o fuentes de calor.
En caso de quemaduras. Si pese a todas las precauciones un niño se ha quemado, actuaremos aplicando los primeros auxilios según el tipo de quemadura. Podemos aplicar agua templada del grifo (a unos 22 grados, no helada). Esto evitará el dolor y la progresión de la quemadura a zonas de piel más profundas. Si la quemadura es grave, no hay que utilizar vendajes compresivos, cremas ni pomadas. Lo mejor es acudir lo antes posible a un centro médico para que tomen las medidas oportunas.
Como vemos, en el hogar hay muchas fuentes de calor que pueden suponer un riesgo para los niños, por ello todas las precauciones son necesarias. Se trata de adaptar nuestro domicilio a los pequeños de la casa, convirtiéndolo en un lugar lo más seguro posible.
Vía | Repsol Foto | dobrych en Flickr-CC En Bebés y más | Avisos de seguridad para casas con niños, Web para prevenir accidentes en casa, Consejos de seguridad en la cocina