El embarazo es un proceso natural que no tiene por qué resultar peligroso para la salud de la mujer o del feto. Pero existen ciertas enfermedades que pueden complicar el embarazo y que debemos tener en cuenta a la hora de la planificación del mismo.
Algunas se pueden prevenir, otras son congénitas, en cualquier caso debemos tener un seguimiento de salud adecuado durante la gestación para detectar cualquier complicación.
Las cardiopatías, que pueden ser de muy diversos tipos (congénitas, adquiridas, isquémica, hipertensiva, valvular, miocardiopatía...), podrían suponer un riesgo para la salud, aunque en la actualidad y bajo la supervisión médica la mayoría de trastornos se controlan y el embarazo sale adelante.
Las cardiopatías durante el embarazo
El término cardiopatía puede englobar a cualquier padecimiento del corazón o del resto del sistema cardiovascular.
Durante el embarazo, la circulación sanguínea de la mujer sufre cambios normales, aumenta el volumen de sangre, por lo que el corazón tiene que trabajar más; se dificulta el riego, se incrementa el ritmo del pulso... En condiciones normales, estos procesos no provocan más que molestias (que podemos aliviar en mayor o menor grado), pero si la mujer sufre una cardiopatía puede haber un riesgo grave.
En los países desarrollados, las enfermedades del corazón son cada vez menos frecuentes en las mujeres en edad fértil. Alrededor del uno por ciento de las mujeres que tienen una enfermedad cardíaca grave antes de quedar embarazadas mueren como resultado del embarazo, por lo general, debido a una insuficiencia cardíaca.
La insuficiencia cardíaca es una afección en la cual el corazón ya no puede bombear suficiente sangre al resto del cuerpo, y aunque es una afección crónica y prolongada, algunas veces se puede presentar repentinamente.
Sin embargo, gracias a la mejora de los procedimientos diagnósticos y de los tratamientos, la mayoría de mujeres con enfermedades cardíacas pueden dar a luz normalmente y los recién nacidos están sanos.
Para prevenir riesgos, una mujer que está embarazada o está pensando en la posibilidad de estarlo debería comunicar a su médico si tiene o ha tenido alguna vez una enfermedad del corazón.
Cuando la enfermedad cardíaca no está diagnosticada es difícil detectarla durante la gestación. Esto es así porque el volumen de sangre aumenta y en ocasiones provocar soplos (sonidos causados por el repentino y turbulento paso de la sangre por el corazón) que pueden sugerir un trastorno cardíaco, incluso cuando realmente no exista.
Además, las venas se dilatan, aumenta la frecuencia cardíaca y el corazón tiene un aspecto diferente en las radiografías. Por todo ello conviene, si sospechamos de algún trastorno, consultar al especialista y hacerse las pruebas pertinentes antes de quedar embarazada.
Las cardiopatías durante el parto
Durante el parto, el sistema cardiovascular de la mujer también tiene que hacer un sobreesfuerzo. En la fase de alumbramiento la presión sanguínea y el pulso aumentan aún más durante las contracciones finales en el momento en que se empieza a empujar.
Es probable que el corazón lata más rápido y tenga que trabajar más de lo normal (las contracciones drenan la sangre del útero). Sigue siendo recomendable un parto vaginal y puede que debido al riesgo se decida utilizar algún instrumento como las ventosas obstétricas o fórceps para facilitar la salida del bebé.
La monitorización y la analgesia del dolor son recomendables, aunque cada caso es particular, hay que distinguir los riesgos graves de los leves y resulta imposible hacer una generalización en cuanto a las recomendaciones para los casos de madres con cardiopatías.
Durante el postparto inmediato los riesgos de descompensación por la distribución del flujo sanguíneo son más elevados, por lo que se ha de hacer un seguimiento continuo de la salud de la madre.
Tras el embarazo, en el transcurso de las primeras semanas, el cuerpo de la mujer volverá a la normalidad de forma gradual y el sistema circulatorio se recuperará, aproximadamente, tras las cuatro primeras semanas.
Como decimos, existen muchos tipos de cardiopatías que podrían complicar el embarazo y el parto, ya que el sistema cardiovascular está muy implicado en dichos procesos. Por ello es necesario conocer antes de quedarse embarazada, en la medida de lo posible, cómo puede afectar una cardiopatía concreta tanto a la madre como al feto. Seguiremos tratando este tema en próximos artículos.
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