Cinco trucos que usan las personas controladoras para dirigir la vida de los demás

Cinco trucos que usan las personas controladoras para dirigir la vida de los demás
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Hay personas que, debido a su personalidad, y a su historia de vida, necesitan el control para sentirse a salvo o para sentirse seguras. Y ese control lo acaban trasladando a todas las áreas de su vida, incluída la de las  relaciones personales.

Por ello, puede que te encuentres con personas de tu entorno que te intentan controlar o manipular, y que sin darte cuenta, siempre te acaben decidiendo cómo y cuándo se hacen las cosas.

Es importante puntualizar aquí que estas personas, no siempre se dan cuenta de ello, es decir, no siempre hay una mala intención detrás (aunque sí una falta de responsabilidad a la hora de identificar cuál está siendo su estilo de vinculación, a la hora de relacionarse). Pero, ¿cómo lo hacen? Conoce cinco trucos que usan.

1) Critican pero lo disfrazan de consejos

Un truco habitual de las personas controladoras, y que denota un punto de cinismo, es enmascarar críticas, disfrazándolas como consejos útiles. Por ejemplo, podrían decir: "Te ves mucho mejor cuando te vistes de otra manera", o "Creo que deberías reconsiderar esa decisión, no creo que sea lo mejor para ti".

Estas declaraciones aparentemente bien intencionadas minimizan nuestra confianza y autonomía poco a poco, llevándonos a cuestionar nuestras propias elecciones y a buscar su aprobación. Lo importante es ver qué hay detrás de ese "consejo"; ¿nos aporta algo realmente? ¿Qué trata de conseguir el otro, que estemos mejor o que hagamos lo que él quiera?"

2) Invalidan lo que sentimos

Las personas controladoras a menudo minimizan los sentimientos de los demás para mantener el control sobre una situación. Por ejemplo, si expresamos nuestra tristeza por una acción que han tomado, podrían responder con frases como: "No deberías estar tan molesto por eso" o "No es para tanto, ¿por qué te preocupas tanto?".

Este truco invalida nuestros sentimientos y nos hace dudar de su legitimidad, dejándonos en una posición vulnerable y manipulable. Esta, además, es una técnica que forma parte de la luz de gas o gaslighting, del que ya hablamos.

3) Recurren a la manipulación

Las personas controladoras son expertas en manipular las emociones de los demás para obtener lo que quieren. Pueden recurrir a lágrimas, rabia o incluso amenazas de retirar su afecto (que es una forma de castigo y por lo tanto, de maltrato), para conseguir que otros cumplan sus deseos.

Por ejemplo, podrían decir: "Si realmente me quisieras, harías esto por mí", o "No puedo creer que estés pensando en hacer eso, ¿no te importa cómo me sentiría?". Esta manipulación emocional puede ser devastadora para nuestra autoestima y autonomía.

4) Nos comparan

Otro truco utilizado por las personas controladoras es la comparación constante. Pueden elogiar a otra persona en nuestra presencia, resaltando sus logros o cualidades para insinuar que no estamos a la altura.

Por ejemplo, pueden decir: "Si fueras un poco más como Helena... ella siempre sabe cómo comportarse en situaciones sociales", o "¿Por qué no puedes ser tan exitoso como Lucía? Ella siempre tiene todo bajo control". Esta comparación constante consigue lo mismo que los trucos anteriores; minimizar nuestra autoconfianza y fortalecer su posición de poder sobre nosotros.

5) Son pasivo agresivas: la incoherencia entre lo que dicen y hacen

Otro truco que ejercen es la pasivo-agresividad. Esto se traduce en que pueden dar instrucciones ambiguas o incompletas, y luego culpar a otros por no cumplir con sus expectativas. O también, en una incoherencia entre lo que dicen verbalmente ("no estoy enfadado") y lo que muestran a través de su lenguaje no verbal (mala cara, silencio castigador, distancia física...).

Se trata así de una táctica manipuladora que busca obtener obediencia y control sin asumir responsabilidad directa, dejando a la otra persona sintiéndose confundida y culpable.

Y además, es un intento sutil pero efectivo de ejercer influencia sobre los demás mientras se evita enfrentar directamente los propios deseos o demandas (es como; "no te lo digo directamente pero te lo hago saber, para que te sientas mal, pero yo no te he dicho nada...").

Foto | Portada (Película El círculo, 2017)

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