Un bebé puede venir al mundo de muchas maneras, siendo la ideal hacerlo vía vaginal y sin instrumentos de por medio. En ocasiones, si los obstetras lo consideran adecuado, pueden ayudarse de algunos instrumentos como los fórceps o la ventosa para lograr el alumbramiento, siendo la ventosa el elemento que hoy nos ocupa, puesto a debate a raíz del caso de un bebé con secuelas graves.
Ha sucedido en Lugo, donde el Defensor del Paciente ha enviado una carta al Fiscal Superior de Galicia, Carlos Varela, para que valore el caso del bebé, nacido en el Hospital Lucus Augusti, cuyas secuelas atribuye al uso de ventosas, definiendo el parto como de “presunto delito”.
En la carta enviada, la presidenta del Defensor del Paciente, Carmen Flores, explica que el bebé era un niño sano que, tras el parto, presenta secuelas graves que “presumiblemente le costarán la vida”, por culpa del “empecinamiento” de los profesionales que atendieron al parto por “utilizar ventosas en lugar de hacer una cesárea tal y como reclamaba la madre”.
Además critica el uso de ventosa durante el parto porque considera que es una práctica “demasiado utilizada”, que “atenta contra la salud y la vida de los bebés”.
A raíz de esta carta y de este caso he podido leer y escuchar palabras a favor y en contra de la ventosa, debate que para mí no tiene demasiado sentido. Lo ideal, por supuesto, es que un bebé nazca vía vaginal sin intervención alguna. Los profesionales deberían velar por que esto pudiera suceder siempre, animando a las mujeres a parir de pie o en cuclillas para aprovechar la fuerza de la gravedad, fuerza equivalente a la que se puede aplicar con el uso de unos fórceps.
La naturaleza a veces es caprichosa y, aún con las mejores condiciones, puede suceder que sea necesaria la intervención de los obstetras y sea necesario el uso de instrumental para ayudar al bebé a nacer. De igual modo, cuando la cosa se tuerce lo suficiente, siempre se puede practicar una cesárea para evitar riesgos o problemas que se puedan estar generando.
Entonces, lo lógico es decir que, si todo va bien, parto vaginal y, si la cosa se tuerce, instrumentos o cesárea. El hecho de que una madre pida una cesárea no puede ser un argumento para criticar a la ventosa como práctica para ayudar a un bebé a nacer, porque hubo un tiempo en que muchas madres pedían cesárea y algunos médicos no tenían demasiados reparos en hacerlas (sobretodo en la privada) y tanto la OMS como los profesionales y futuros padres nos quejamos por operar tan a la ligera a una mujer no enferma, con los riesgos que ello conlleva para madre y bebé.
No es que quiera defender a nadie ni tengo especial interés en defender el uso de la ventosa, pero habría que conocer el caso y habría que saber qué sucedió realmente, pues quizás el problema no fue la ventosa, sino que se utilizó cuando no estaba indicada.
Lo comento porque todas las técnicas médicas pueden aportar beneficios bien utilizadas y en el momento preciso y pueden ser demoledoras si se hace uso de ellas cuando no está indicado. ¿La ventosa debería dejar de utilizarse? No veo por qué.
Dice el Defensor del Paciente que es una práctica demasiado utilizada que atenta contra la salud de los bebés y las madres, pero es que la cesárea también ha sido durante muchos años una práctica demasiado utilizada que atenta contra la salud de los bebés y las madres (por hacerse muchas veces cuando no era necesario). No tiene sentido pedir cambiar una por otra. Quizás la pregunta correcta sería: ¿Hubo un mal uso de la ventosa o no estaba indicada en este parto? Pues es posible.
Más información | ABC
Foto | Re-nacer 7 de Monica Pan (con el permiso expreso de la autora)
En Bebés y más | El parto natural ya es una tendencia en los hospitales españoles, Un parto vaginal no es lo mismo que un parto natural, Vídeo: derechos de las mujeres para un parto respetado