La alimentación de la madre previa al embarazo podría influir en el sexo del bebé, según algunos estudios

La alimentación de la madre previa al embarazo podría influir en el sexo del bebé, según algunos estudios
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Aunque para muchos padres no es relevante conocer el sexo del hijo que esperan, para otros el deseo personal de tener un hijo de un determinado sexo cobra especial importancia, especialmente cuando se anhela la parejita, ya se tienen varios hijos del mismo sexo, o cuando en la familia abundan los miembros de un sexo determinado.

En estos casos, hay parejas que durante la búsqueda de un bebé recurren a métodos naturales para intentar influir en su sexo, como por ejemplo modificando la dieta de la madre. Pero, ¿existen estudios sobre la influencia de la alimentación previa al embarazo en el hecho de engendrar un niño o una niña? En el artículo de hoy repasamos lo publicado hasta la fecha.

El método Baretta y la influencia de la alimentación en el sexo del bebé

dieta y sexo del bebé

El método Baretta es, quizá, uno de los más conocidos popularmente y nuestro compañero Armando Bastida ya nos habló de él hace tiempo. Se trata de un método ideado por la bioquímica Adriana Baretta tras varios años de investigaciones, y que ha dejado plasmado en el libro "¿Niño o niña? Ya puedes elegir".

Este método combina la dieta de la madre previa a la concepción, con el momento en que se produce la ovulación. De este modo, se ha observado que los espermatozoides con carga X (los que dan origen a la concepción de una niña) son más resistentes en medios ácidos, mientras que los Y (los que dan origen a la concepción de un niño) son más eficaces en medios alcalinos.

De este modo, si la pareja desea engendrar una niña deberá favorecer un medio ácido durante al menos tres meses antes de la concepción, con una alimentación materna que incluya productos ricos en calcio y magnesio, como leche y derivados, verduras de hija, huevos o almendras. Por contra, si lo que se desea es concebir un niño, la mujer deberá tener una dieta rica en sodio y potasio, con alimentos como las frutas frescas, las legumbres, las carnes o los pescados.

Pero intentar influir en el sexo del bebé mediante este método no es tan sencillo como parece, pues según podemos leer en su web oficial, es necesario un diagnóstico, controles y plan alimentario aplicados de manera individual y profesional, pues cada mujer tiene su propia fisiología, su propio patrón de moco cervical y su propio patrón alimentario.

Además, recordemos la importancia de mantener siempre una dieta variada y equilibrada, pero especialmente cuando se está buscando embarazo, pues las carencias nutricionales y el déficit de ciertas vitaminas pueden ser muy peligroso, e incluso llegar a afectar a la fertilidad.

Los estudios de la Universidad de Pretoria: así influye la glucosa

En 2007, un grupo de biólogos de la Universidad de Pretoria (Sudáfrica) llevó a cabo un estudio en ratones para determinar si los cambios en la dieta materna podían influir en el sexo de las crías.

Para ello, alteraron los niveles de azúcar en sangre en ratones hembra durante la concepción, alimentado a los animales con un esteroide llamado dexametasona, encargado de inhibir el transporte de glucosa al torrente sanguíneo.

De este modo se comprobó que las hembras con mayores niveles de azúcar en sangre tras la concepción tuvieron más crías macho, mientras que aquellas a las cuales se les había suministrado medicación para bajar los niveles de glucosa tuvieron más crías hembras.

Los biólogos que participaron en este estudio relacionaron los datos obtenidos con las teorías evolutivas, según la cuales en épocas de estrés o de mala alimentación en la que descienden los niveles de azúcar, es más probable que las madres engendren hembras que aseguren la perpetuación de la especie.

Curiosamente, este estudio se relacionaría con algunas de las creencias populares que relacionan un mayor consumo de carne roja con el nacimiento de niños, y de pescado, verduras, chocolates y dulces con el de niñas. A este respecto, Elissa Cameron, responsable del estudio, explicaba en la revista News Cientist:

"Lo cierto es que la carne aumenta el azúcar en la sangre durante un período prolongado de tiempo, mientras que los alimentos azucarados lo elevan momentáneamente, produciendo luego un bajón"

Los estudios de las Universidades de Exeter y Oxford: así influyen las calorías

sexo del bebé

En 2008 se llevó a cabo un estudio siguiendo la premisa del anterior, - y del que también nos informó Armando en este post -, que relacionaba una dieta rica en calorías con una mayor probabilidad de concebir hijos varones.

El estudio, publicado en la web científica del Centro Nacional de Información Biotecnológica de Estados Unidos, fue realizado por investigadores de las Universidades de Exeter y Oxford, utilizándose una muestra de 740 mujeres embarazadas de su primer bebé.

Tras realizar a las madres unos detallados cuestionarios para conocer sus hábitos alimentarios antes y durante el embarazo, se dividió al grupo en tres partes en función de las calorías que ingerían. Y así es como se determinó que las mujeres que habían consumido más calorías cuando estaban buscando un bebé, tenían más probabilidades de tener un hijo varón que aquellas que habían llevado una dieta baja en calorías.

Aunque hay alimentos muy calóricos que son especialmente saludables, es importante controlar la ingesta que hacemos de calorías, ya que un mayor consumo suele ir asociado a un incremento del peso. A este respecto, se hace imprescindible cuidar nuestro peso cuando buscamos un bebé, pues comer más de lo que necesitamos podría afectar a nuestra fertilidad.

En definitiva, estas teorías vendrían a poner de manifiesto que a la hora de determinar el sexo del bebé el padre no juega un papel exclusivo, tal y como siempre se había creído, sino que según las condiciones que se den en el útero materno, unos espermatozoides tendrán más probabilidades de fecundar el óvulo que otros.

Pero lo realmente importante, y en lo que coinciden todos los expertos, es en la necesidad de mantener una dieta equilibrada y saludable en todas las etapas de nuestra vida, pero especialmente cuando buscamos embarazo. De ello dependerá no solo nuestra fertilidad, sino la salud y el bienestar de nuestro bebé.

Fotos iStock

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