¿De verdad sigues pensando que un niño gordito está más sano?

¿De verdad sigues pensando que un niño gordito está más sano?
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Que en España tenemos un problema de obesidad infantil creo que lo sabemos todos. No son todos los niños, no son mayoría, pero sí hay muchos que tienen sobrepeso y sí hay muchos que tienen obesidad, y cada vez más. En la consulta me encuentro muchas veces con niños y niñas pasados de kilos y, aunque es cierto que la genética tiene que ver en ello, es cierto también que los hábitos pueden marcar la diferencia.

"No hay nada que hacer, todos en la familia somos así", me dicen a menudo. Entonces les preguntas qué comen en casa y ni huelen las verduras, ni comen apenas fruta, beben más zumos y refrescos que agua, se meten unas cenas que ni yo (ocho lomos cenó el otro día una niña con obesidad), meriendan bollería y el chándal y las zapatillas los usan porque son más cómodos, pero no para hacer ejercicio.

Los sanitarios chocamos con un muro cuando tratamos de explicar a madres y abuelas que toda la familia lo está haciendo mal. Chocamos porque parece que no les importe demasiado que al niño le sobren varios kilos. Que no, que no es una cuestión de imagen, que es por salud. Y muchas veces me dicen que "es que tan flaco, parece enfermo". Pero es que viendo esta imagen que os traigo hoy: ¿Aún hay quien pueda pensar que los kilos de más equivalen a mejor salud?

Pero en la imagen aparecen mujeres adultas

Lo sé, no existe la misma imagen mostrándonos cuerpos de niños, así que tenemos que tirar de personas adultas para ver las diferencias entre el interior del cuerpo de una mujer obesa y el interior del cuerpo de una mujer con un peso normal.

A simple vista destaca la cantidad de grasa que tiene la mujer obesa. Observad toda la zona amarilla que rodea a los músculos. Todo grasa. Lo curioso es que la encontramos también rodeando al corazón y en el hígado. Fijaos también en la forma del cuerpo y en los huesos (queda claro que lo del "soy de hueso ancho" no explica la obesidad).

Mirad ahora la masa muscular. Las dos tienen prácticamente la misma cantidad de músculo con la diferencia de que una de ellas tiene que mover un cuerpo que casi pesa el doble. Eso hace que la condición física sea mucho peor, mayor la fatiga y mayor el trabajo que se llevan las articulaciones, que no son "salvadas" por el sistema muscular.

Grasa en el hígado y el corazón

Muchas personas obesas desarrollan depósitos de grasa dentro del hígado. Como vemos aquí, esto es una condición que puede llevar al 10% de estas personas a acabar padeciendo cirrosis hepática. La grasa en el corazón indica que habrá depósitos de grasa disminuyendo el calibre de los vasos sanguíneos, o lo que es lo mismo, un mayor riesgo de infarto.

"No, si está todo el día en el parque"

Columpio en el parque

Les explico cómo mejorar los hábitos alimentarios, les digo que todo empieza en el supermercado, les aclaro que toda la familia tiene que cambiar (en este punto muchos padres ponen mala cara, porque ellos, al parecer, tenían intención de seguir comiendo de todo, dejando al niño a dieta) y les comento que tienen que empezar a hacer una vida más activa.

"No, si está todo el día en el parque y no para", me dicen. Entonces, claro, les respondo que "pues ya ve que no es suficiente". Porque si a lo que va al parque es a columpiarse, por más velocidad que coja en el columpio el niño no va a bajar de peso. Y por más agujeritos que haga en la arena, tampoco.

El sedentarismo es otro de los factores de riesgo para múltiples enfermedades y causante de que tanta gente tenga poca energía y un estado de salud mejorable. Lo es porque cuando vemos a alguien haciendo ejercicio lo consideramos como alguien que, como un plus, para estar mejor, hace ejercicio, cuando resulta que los que hacemos ejercicio somos los normales, los que hacemos aquello para lo que nuestro cuerpo está preparado y diseñado. Son los que no se mueven los que hacen algo fuera de lo normal y son ellos los que están haciendo algo negativo, por no hacer nada.

No es que hacer ejercicio sea bueno, es que es lo normal. Es el sedentarismo, lo que es malo. Así que no, el niño más gordito no está más sano, la abuela que les compra bollitos a los nietos cada día para merendar es una irresponsable y la familia que no pone remedio y que además da un ejemplo nefasto al niño está jugando con la salud de todos.

Pero esto no es lo peor, lo peor es la indiferencia. Ver que a un niño le sobran kilos a los 5 años y a los 7 volver a pesarle y ver que, en proporción, aún le sobran más, y que a cada mes que pasa, la cosa se pone más seria y ellos siguen creyendo que "digan lo que digan, esto nos viene de familia". Eso es lo peor.

Vía | Vitonica
Fotos | Haha, Thinkstock
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