Si los refrescantes helados apetecen en cualquier época del año, qué será con los calores del verano. Son una de las delicias favoritas de los pequeños, por ello vamos a conocer un poco más sobre los helados.
Porque no todos los helados son iguales. Distinguimos entre dos tipos de helados fundamentales, los helados cremosos y los de hielo o “polos”. ¿Cuál es más sano? ¿Cómo acertar en la elección? ¿Están prohibidos en una dieta saludable? Respondemos a estas preguntas a continuación.
La composición de los helados es muy diversa: según los ingredientes empleados en su elaboración, sus características energéticas y nutritivas serán unas u otras.
Y aunque son sabrosos y algunos más nutritivos que otros, no pueden ser considerados como un tentempié o postre habitual sino como un alimento esporádico, compatible con una dieta sana si se toma con moderación.
Los helados de hielo
En cuanto a los helados de hielo o polos, existen algunos mitos respecto a su composición y valor nutricional. Por ejemplo, a pesar de que su principal ingrediente es el agua, no es cierto que sean solo agua.
El agua constituye más del 85% de su composición, y no poseen grasa ni colesterol. Si se comparan con el grupo siguiente (helados cremosos), los polos y sorbetes poseen un escaso aporte calórico (alrededor de 70 calorías por cada 100 mililitros).
Sin embargo este valor calórico depende de la cantidad de azúcar: los polos pueden tener azúcar en cantidades importantes (se utiliza para potenciar el sabor que queda algo menguado por el frío), por lo que si existen problemas de sobrepeso no están recomendados de manera habitual.
En este grupo también podemos englobar los sorbetes y granizados. Una opción más sana es elaborar los polos o sorbetes en casa con ingredientes naturales, zumos naturales de frutas y evitando el exceso de azúcar.
En cuanto las vitaminas y minerales, son prácticamente inexistentes en los helados cuya base es el agua. Los polos de fresa, de limón, de naranja… suelen tener el color de las frutas, pero casi nunca porque contiengan pulpa de sus respectivas frutas. El color, sabor y aroma frutal casi siempre lo dan diferentes compuestos artificiales como colorantes, aromatizantes, acidulantes y estabilizantes…
Si se emplea zumo de fruta para la elaboración de los mismos, es en muy escasa cantidad (alrededor del 4%), por lo que estos alimentos no pueden considerarse fuente de vitaminas, minerales o fibra.
Los sorbetes contienen al menos un 15% de frutas, por lo que su contenido de vitaminas procedentes de la estos alimentos es superior, si bien dista mucho de la cantidad de vitaminas presentes en una fruta fresca.
Los helados cremosos
En este grupo se incluyen los helados elaborados a partir de crema o nata, leche entera o desnatada y grasa no láctea de origen animal o vegetal. Por ello contienen proteínas, nutrientes que están ausentes en los polos.
Los helados de crema o leche tienen un contenido en agua menor que los polos (sobre el 50%) y su aporte calórico es bastante mayor (de 200 a 250 calorías por cada 100 mililitros), por su contenido en grasas (el 8% en helados de crema, 2’5% en los de leche entera…). Por ello deberán tomarlos con moderación en especial los niños con tendencia al sobrepeso.
En los helados de leche (ya sean de crema, de leche entera o desnatada), al ser los ingredientes grasos de origen lácteo, aportan una mayor cantidad de grasa saturada. Demasiada proporción de saturados en su grasa hace desaconsejable su consumo de manera muy frecuente o en grandes cantidades. Por otro lado, estos helados de leche van a suministrar calcio.
Respecto a los helados hechos con grasa no láctea y de origen vegetal, conviene prestar atención al etiquetado, porque si sus grasas proceden de aceites o grasas parcialmente hidrogenadas (ácidos grasos trans) su consumo frecuente es aún más perjudicial que el de las grasas saturadas, ya que aumentan el colesterol “malo”.
En definitiva, conviene revisar el etiquetado para comprobar la composición del helado. Si un fabricante no identifica la grasa que usa, lo más probable es que esta sea hidrogenada.
Otros tipos de helados
Existen algunas marcas de helados que ofrecen variedades que mezclan hielo y crema, y además hay helados bajos en calorías, más adecuados si existen problemas de sobrepeso. No obstante, conviene leer la composición de estos helados y no dejarnos llevar por los anuncios.
Los helados elaborados con edulcorantes no calóricos (sacarina, aspartame...) o con fructosa, pueden ser consumidos por personas diabéticas, y también hay helados sin gluten para celiacos.
En definitiva, cada tipo de helado tiene sus ventajas y sus desventajas, pero la clave para acertar está en no abusar de ninguno de ellos en la dieta infantil, ni creer que van a sustituir al agua, a la leche o a las frutas. Sería un exceso que el helado sustituya habitualmente a la fruta como postre.
Las opciones caseras son una posibilidad más sana si seguimos las recomendaciones anteriores. Os dejamos las recetas de helado de plátano casero, muy dulce y refrescante, y sin colorantes, ni azúcares añadidos... También os recomendamos estos polos de melocotón y mango con yogur, polos de sandía tricolor...
Sea como sea, nos costará elegir el sabor e incluso el color de este refrescante alimento. ¡Ahora a disfrutar de un rico helado con los niños en verano!
Fotos | gunder y woodleywonderworks en Flickr-CC En Bebés y Más | Batido helado, Piruletas heladas de fruta con chocolate, Moldes para hacer polos con pajita lateral