Recientemente la empresa Camprofrío ha lanzado un nuevo spot anunciando su nueva línea de salchichas de pechuga de pollo (luego hablaremos de ellas) y parece que esta vez su equipo de marketing ha caído en ese tópico que se viene repitiendo desde la Edad Media, "los padres tenemos hijos para que cuiden de nosotros cuando seamos viejos". Bueno, pues va ser que no.
Hace muchos, muchos años, en un reino muy lejano...
...vivía una familia de agricultores que tenían varios hijos, todos ellos trabajaban el campo, grandes y pequeño, mujeres y hombres, cada uno cumpliendo con su papel para sacar a toda la familia adelante.
De esos años viene la frase de "los niños vienen con un pan bajo el brazo", porque en el campo un niño era una boca a alimentar pero también un buen par de brazos para trabajar y cuidar de los mayores. Hoy en día, aunque si bien nos puede hacer más o menos ilusión que nuestros hijos sigan nuestros pasos, no creo que haya muchos padres que decidan tener hijos para que puedan seguir con el negocio familiar cuando se jubilen y desde luego, si así lo piensan, es muy probable que se lleven una gran desilusión.
Entiendo que un padre o una madre se sientan orgullosos al ver que su hija sigue sus pasos, pero no creo que esa sea la finalidad por la que decidieron convertirse en padres en su día.
En nuestra cultura, y no me refiero a la española o a la europea, sino a la cultura de ser humano como ser social, los ancianos han sido cuidados por los miembros más jóvenes de la tribu, generalmente sus hijos y familiares.
Explotación del miedo a la vejez y la soledad
Quizás sería exagerado hablar de miedo, quizás sería mejor llamarlo "respeto", porque el que más o el que menos, llegado a cierta edad se ha hecho la pregunta de "¿y cómo será mi vejez?", seguiremos con nuestra pareja, cómo estaremos de salud, cómo será nuestro entorno dentro de 15, 20 ó 30 años. Y con los tiempos que corren es lógico preocuparse por nuestra calidad de vida en el futuro.
El miedo a lo que nos deparará la vida es lógico, respetable y propio de cada uno de nosotros, está claro que ninguno nos vamos a enfrentar de la misma forma a nuestro futuro, de la misma forma que el futuro de cada cual es diferente al de los demás (o al menos debería serlo).
Por todo lo anterior, me parece muy bien que Campofrío, al igual que nuestro banco, se preocupe por nuestro futuro y que ambos intenten vendernos alguno de sus productos para que este se nos haga lo más llevadero posible, pero lo que no entiendo es que jueguen con el miedo planteando situaciones totalmente fuera de lugar.
Cuidadores deseando ser cuidados
Así es como veo yo que plantea la marca de salchichas mi relación con mis hijos. "Yo ahora os cuido y espero que el día de mañana seáis vosotros los que me devolváis todo el cariño que os he dado"
Bien, pues si alguno piensa como ellos le voy a dar una mala noticia: en ninguna parte está escrito que nuestros hijos se conviertan en nuestros cuidadores y mucho menos que nos tengan que devolver todo aquello que nosotros hemos hecho por ellas y ellos.
Ser padre o madre no es un quid pro quo, aquí no hay libros de cuentas, no hay balanzas. ¿Cómo se puede medir el cariño? ¿Se puede pesar el amor de unos padres hacia sus hijos o viceversa? Si alguien cree que se puede "pagar" de alguna forma los besos, las caricias, las noches de insomnio, las tardes de juegos, las de tener que permanecer despierto a pesar que lo único que desees sea meterte en la cama para varios días, las grietas en los pezones, los madrugones en fin de semana, las estrías, los cólicos, las nauseas, las horas de contracciones, las noches haciendo cuentas, las risas, la inocencia, la primera palabra, el primer paso...Si alguien cree que existe alguna moneda que pueda pagar todo eso, es que no se acercado a la maternidad ni por casualidad.
Claro que vamos a tomar decisiones difíciles que no van a gustar nada a nuestros hijos, claro que en algún momento se enfadarán con nosotros por lo que hagamos o digamos, se sentirán frustrados y enojados, ¿pero de verdad pensamos que nos lo van a hacer pagar?
Las salchichas de la discordia
Seré breve. Me parece fantástico y es de felicitar que una empresa como Campofrío decida cambiar sus formulaciones para hacer sus productos más sanos, algunos de sus productos, deberíamos decir y les animo a que sigan en esa línea reduciendo el contenido de sal, sin ir más lejos (esos 2,5gr por paquete se antojan un poco excesivos). Pero no debemos olvidar que las salchichas no son lo más recomendado por los nutricionistas como alimento para nuestros hijos, sobre todo si en nuestras prioridades está el darles a nuestros hijos una alimentación sana y enseñarles buenos hábitos para su futuro.
Que nuestros hijos deseen cuidar de nosotros en un futuro no va a depender de unas salchichas, por muy libres de conservantes que vayan, ni si les damos fruta para merendar en vez de un bollo, ni porque no le demos lo que pida en todo momento, sino de quién le enseñemos a ser, de como le hayamos preparado para el camino que él decida seguir, del ejemplo que vea en nosotros como padres. ¿Qué recordamos más ahora como adultos, los platos que nos preparaban nuestra madre y nuestro padre o la marca de salchichas?
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