Alimentación complementaria: la textura de los alimentos

Alimentación complementaria: la textura de los alimentos
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A la hora de alimentar a nuestros bebés hay que tener en cuenta qué les damos y cómo se lo damos. La inmadurez de los bebés no les permite comer de la misma manera que lo hacemos los adultos, pudiendo haber riesgo de atragantamiento con según qué alimentos o preparación.

Es por ello que debemos tener en cuenta cuál es la textura de los alimentos que pueden asimilar siendo conscientes de que no todos los niños maduran al mismo tiempo y que por lo tanto unos aceptarán antes un tipo de alimentos y otros más tarde.

La recomendación habitual es iniciar la alimentación complementaria con el triturado de los alimentos. Algunos autores, en cambio, comentan que no solo no es necesario sino que supone enseñar a comer de una manera que no será la que utilice de adulto y que por lo tanto es mejor aportarles texturas fáciles de comer, pero sin llegar a triturar.

Si tenemos en cuenta que la trituradora es un invento reciente en la historia, tiene sentido pensar que no es un elemento imprescindible. Ahora bien, cabe suponer (y se sabe) que algunos alimentos eran desmenuzados con las manos o masticados previamente por los adultos para ser luego ofrecidos a los bebés.

La OMS, en sus guías para la alimentación del lactante amamantado y del lactante no amamantado especifica lo siguiente:

  • A partir de los seis meses, los lactantes son capaces de comer purés, papillas y alimentos semisólidos.

  • A los ocho meses la mayoría pueden consumir alimentos que se comen con los dedos (que pueden coger y comer ellos sin supervisión).
  • A los 12 meses pueden comer los mismos alimentos que el resto de la familia consume.
  • Esto suena atrevido teniendo en cuenta que en la actualidad las instrucciones suelen ser las de triturar todos los alimentos hasta prácticamente el año de vida y luego, poco a poco, irles ofreciendo alimentos con más consistencia.

    La realidad es que al año la mayoría de niños aún come triturados, ya sea por la indicación por parte de los profesionales o por la comodidad para los padres, que ven que su hijo come rápidamente lo que tardaría en comer mucho más si la consistencia fuera más sólida.

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    Algunos estudios sugieren que existe una “ventana crítica” para la introducción de alimentos en trozos. Northstone y colaboradores observaron que los niños que empezaban a comer alimentos en trozos después de los 10 meses consumían menor variedad de alimentos y tenían menos probabilidades de compartir los alimentos de los adultos a los 15 meses.

    Esto significa que aunque la alimentación con triturados ahorra tiempo lo recomendable sería ir aumentando la consistencia de los alimentos de manera gradual, acorde a la maduración del niño.

    De hecho se puede (es sólo una sugerencia, no una obligación) empezar sin tener que triturar los alimentos. Los alimentos más blanditos (plátano, patata, arroz hervido, zanahoria,…) se pueden aplastar con un tenedor. La manzana se puede dar rallada y la pera, madura, casi se deshace en la boca. El pollo puede hacerse picado y rehogarlo en la sartén para que queden unas pequeñas bolitas de carne, o bien cortar “hilillos” del mismo.

    De esta manera los niños pueden empezar desde el principio a hacer un menú como el nuestro (cocinamos cosas que puedan comer y apartamos su parte antes de condimentar), nos ahorramos hacer comida aparte para ellos e inician el aprendizaje ellos mismos, conociendo los diferentes sabores y texturas de los alimentos de un modo casi idéntico al que tomarán cuando sean niños y adultos.

    En caso de optar por los triturados, la manera de ir añadiendo trozos y alimentos más sólidos es, simplemente, que los vaya probando directamente. Hay quien recomienda triturar un poco menos las papillas, dejando “tropezones”. A mí personalmente no me gusta esta solución, porque muchos niños rechazan la papilla, precisamente, por encontrar cosas que no esperaban encontrar. Pensad en lo que molesta encontrar trozos mal triturados o grumos cuando estás comiendo un puré.

    Más información | OMS, OMS
    Fotos | Flickr (Sami Keinänen), Flickr (kretyen)
    En Bebés y más | Alimentación complementaria: los primeros días, Alimentación complementaria: las preferencias de los bebés, ¿Siempre se ha dado papillas a los bebés?

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      • Mis hijas siempre han sido muy "experimentales" con las texturas de los alimentos. Al año se aburrieron del puré y querían comenzar a investigar con pequeños trocitos. Pero me sorprende ver a niños de 3 años que no prueban otra cosa que no sea triturada en un puré, aunque algunos alimentos que les encantan (galletitas, patatas fritas) sí que las comen. En estos casos, ¿será cuestión de maduración o simplemente de preferencias?

      • Yo creo que es una cuestión de preferencias. Están tan acostumbrados a comer triturados que sólo comen lo que realmente les llama la atención. En muchos casos se les dan triturados hasta tarde y no se les deja experimentar porque se manchan o porque comen menos, y al no dejarles experimentar pierden la curiosidad por los alimentos comiendo lo que están acostumbrados a comer, las papillas. Luego las madres deciden empezar a dar trozos, pero muchos los rechazan porque "cuando quise no me dejaste, pues ahora que me he acostumbrado a esto, no me lo quites..." y si encima les meten los tropezones en la papilla, para qué contar... Es por eso que se recomienda que les dejemos tocar, manipular y mancharse.

      • mi madre siempre me cuenta que yo de pequeña no queria una papilla ni a tiros, que metia la mano en el plato de mi padre y me comia los garbanzos enteros, se reian mucho (de mi o conmigo, como querais) porque por aquel entonces no tenia dientes y me pasaba media hora dandole vueltas en la boca como los viejos... jejeje!! mmuy mayor no debia ser, mi madre dice que tardaba una eternidad en darme la comida pero que si no era entera no queria nada (por aquel entonces Carlos Gonzalez seria un mero estudiante y mis padres hacian de todo para distraerme, desde darme de comer en la bañera hasta disfrazarse, o lo que es peor, ambas!! jajaja!!).

        De mayor, me encanta la comida, la cocina y tengo unos habitos alimenticios "saludables", posiblemente no tiene nada que ver, pero mira, es curioso.

        Un beso!!

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