Sé que lo echabais de menos, sé que hacía tiempo que no os hablaba de Aran y sus experimentos, quizás porque la última, la del portátil volador, fue tan grande que decidió esperar un tiempo hasta hacer la siguiente.
En esta ocasión Aran decidió, hace unos días, que la crema del culito podría funcionar como material para expresar sentimientos, emociones y en definitiva su arte en armarios, paredes y en su propia ropa, cara y pelo.
Cuando ese día llegué a casa estaba todo limpio, pero Miriam, mi mujer, decidió documentar la trastada previamente para poder explicarme (una imagen vale más que mil palabras) lo sucedido.
Como veis, la pasta al agua deja un rastro bastante característico, ya que ofrece una densidad agradable al tacto y con muchas posibilidades a la hora de esparcirla. Es tremendamente pegajosa (o densa, sería la palabra). La pones, la repones, le das cuatro vueltas más y cuando crees que es imposible que tengas crema en el dedo te das cuenta de que aún queda.
Quizás por esta razón Aran escogió esta crema: magnífica durabilidad, se engancha a la madera y a la ropa de maravilla, se puede pintar con poco esfuerzo y no hace falta mojar el dedo demasiadas veces para conseguir un resultado extenso.
En fin, nada que no arregle un buen ratito de agua frotando superficies y una lavadora (bueno, dos, que con la primera aún se veía la sudadera negra con efecto tinte blanco…).
Os dejo con algunas fotos más del decorador de ambientes y os recuerdo que si queréis enviar alguna trastada de vuestros hijos podéis hacerlo enviando un mail a historiasdepadres@bebesymas.com, explicando la trastada y adjuntando alguna imagen de la misma, con un ancho mínimo de 650 px.
Y esta vez, para acabar de documentar el caso, tenemos incluso un vídeo:
En Bebés y más | La última trastada de mis hijos: Aran y el portátil volador, Mira las últimas trastadas de tus hijos