Supongo que muchos de vosotros ya tenéis en mente parte de esa larga lista de regalos que pedirles a los Reyes Magos, Papa Noel o los dos si tenemos suerte. Para ayudarnos en esa tarea los comerciantes llevan desde mediados de mes llenando sus escaparates de juguetes de diversa índole y formatos.
Uno de esos reclamos son los peluches tamaño armario ropero. Hacen su función, eso no lo vamos a negar. Es entrar en la planta de juguetes y el oso polar se ve a desde la otra esquina. Y claro tu hijo ahí que sale disparado, se tira encima de él, te mira y dice...¡quiero uno! La respuesta es simple, ¿meter un dinosaurio gigante en casa estas Navidades? No, gracias
Para hacernos una idea del peluche que nos atañe en este artículo, piremos que hablamos en un animalito de 76cm de ancho por 190 de largo y 112 de altura, es decir más de metro y medio cúbico de relleno para peluches y sin tener en cuenta el peso.
Problema básicamente físico
Lo que mi hijo no entiende a su corta edad, es que las paredes de casa no se expanden y que el espacio que cada uno tenemos en casa es limitado. Para él simplemente metería la mitad de la tienda en su habitación y ya dormiría encima de alguno de sus nuevos gigantes amigos. Porque no se si os habréis dado cuenta, pero cuando un niño tiene sueño, pero sueño de verdad, es capaz de dormirse encima de la cama de un faquir, así que imagínense lo sencillo que será dormir encima de un peluche de tres metros cúbicos con el tamaño de su cama.
Otra de las cosas es llevarte a casa al animalito en cuestión en un coche tamaño medio. Que daría lo mismo uno grande porque un bicho así o llevas un microbús o lo envasas al vacío. Pero como eres así de masoca, empiezas a pensar en cómo lo llevarías a casa. Está claro que en el maletero va a ser complicado cerrarlo.
Puedes colocarlo en el asiento del copiloto o si sólo tienes una silla en el coche, ponerlo en el asiento libre que tienes atrás, pero semejante peluche sobrealimentado y con más hormonas que un culturista, junto a la silla de tu hijo y vosotros dos viola un par de leyes físicas y la mitad de los teoremas de Pitágoras, así que bien el peluche aprende a conducir y se va solo a casa, o vosotros os vais a la sección de auto-ayuda y os leéis el de contorsionismo para torpes, pero dentro del coche no cabéis ni de coña.
Otra opción sería la de abrir una ventanilla y sacar la cabeza, la del peluche me refiero, y está claro que vais a ser la sensación del barrio llegando con la cabeza de un dino azul asomando por encima del techo de vuestro coche.
El problema añadido es que con este tiempo tampoco podemos hacer eso, salvo que queramos llegar a casa con una esponja del tamaño de un portero de discoteca. Pero no te preocupes porque seguro que el servicio de entrega a domicilio lo hará encantado por ti.
Mi casa no es la del anuncio
Me encantaría que mi hijo tuviera una habitación donde cupieran dos peluches gigantes y una caseta de venta de palomitas como la de la foto, incluso una en la que cupieran diez peluches y hasta el mercado completo si fuera necesario, pero es que eso no cabe ni en mi salón, es más, eso no cabe ni por la puerta de la casa.
¿Cómo meten esas cosas en la casa? Porque para mi que los fabrican dentro y de ahí ya no salen. Que sí, que el dinosaurio está muy bien y hasta parece de lo más cómodo poder tumbarse en él y pasarse la tarde leyendo cuentos entre sus brazos, pero es que iba a tener que ser en el parque de casa, porque es el único sitio cerca de mi casa donde cabe el bicho.
El precio
Hemos hablado de que la principal pega de estos peluches es su tamaño, pero es que 200 euros que cuesta el diplodocus de los peluches es para que siga ocupando su espacio como reclamo en la tienda.
El valor sentimental
Todos hemos visto esas escenas tan románticas en las que el chico aparece en casa de novia con un enorme peluche. Ella se emociona muchísimo al verlo porque era lo que siempre deseo de pequeña, así que si yo voy y le regalo a mi hija un peluche ahora seguro que le arruino una de las futuras escenas románticas de su vida y es algo que no quiero.
Se nota que no quiero regalar un dinosaurio gigante. ¿Y vosotros?
Vía | nerd approved
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