Llega una nueva temporada, se inicia el curso escolar y toca renovar el vestuario. Incluso, aunque no vayan al colegio el verano da paso al otoño y los pies ya no van tan destapados. Pero, ¿le durarán los zapatos nuevos hasta el invierno? ¿Cómo saber cuándo el niño necesita cambiar de zapatos?
Cuando son pequeños y empiezan a caminar ya necesitan zapatos (¡no antes!), pero aún tienen que pasar unos años para que nos digan que les duelen los pies porque están apretados. Sus dedos son muy flexibles y se adaptan al calzado, por lo que hemos de estar pendientes a las señales que nos indican que ya no le sirven unos zapatos.
Revisa los pies del niño una vez al mes, sobre todo si ya lleva un determinado calzado algún tiempo. El pie crece a un ritmo agigantado los primeros años de vida.
Comprueba que el dedo más largo del pie (normalmente el gordo, pero también puede ser el segundo) no toca la puntera sino que queda un espacio de al menos un centímetro. Si el espacio es menor, hay que pensar en cambiarlo.
Lo anterior no es fácil de hacer según con qué zapatos, pero otra manera más sencilla es que podamos introducir el dedo por la parte trasera del pie, entre el talón del niño y el zapato, sin dificultad.
Revisa los pies de tu hijo para localizar rozaduras, rojeces, pliegues, uñas rotas o que se clavan en el dedo...
No te fies de las numeraciones, que pueden variar de un fabricante a otro. Comprueba que el zapato le va bien siguiendo los pasos anteriores.
Ante la duda, compra un zapatito más grande, le durará un poco más y no le hará daño en pocos días, evitando además malformaciones.
Recordemos que el pie de los niños crece mucho, a un ritmo muy rápido los primeros años, y que hasta los siete años el calzado influye en el desarrollo del pie y en su forma de caminar. Por ello es importante que en esta etapa se vigile la adecuación del calzado y no se retrase la compra de un nuevo par.
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