Muchas veces ocurre que, ante un niño que está todo el día moviéndose de un lado para otro sin cesar se le suele poner (posiblemente de forma errónea) la etiqueta de niño hiperactivo. Pero esto no es así, ya que puede simplemente que el pequeño sea inquieto y no tenga ningún tipo de problema serio de impulsividad. Entonces, ¿cuándo podemos decir que un niño tiene Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad?.
De forma muy genérica y sencilla, podríamos hablar de hiperactividad cuando vemos un comportamiento por parte del niño donde se da una gran inquietud, así como una falta de atención elevada y una gran impulsividad.
No obstante, hay que aclarar que la hiperactividad o Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del desarrollo, por lo que debe tratarse como algo muy serio y no como algo que podemos utilizar sin tener conocimiento de sus caracterísitcas principales.
El TDAH suele iniciarse entre los dos y los seis años y persiste durante toda la vida, aunque la sintomatología puede llegar a mejorar en gran medida durante la adolescencia, aunque debemos tener presente que derivados de la hiperactividad pueden surgir distintos problemas que deben tratarse adecuadamente lo más pronto posible.
En el niño que tiene TDAH posee una forma de comportarse que persiste en el tiempo. Esto quiere decir que, si notamos que nuestro hijo o hija está algo inquieto durante un tiempo más o menos largo y después, de forma espontánea, desaparece este comportamiento, no podemos decir que tiene TDAH.
Características del TDAH
Lo necesario para poder decir que un niño tiene TDAH son, principalmente, dos. Por un lado nos encontramos con una conducta característica del niño con TDAH, donde podemos observar falta de atención, exceso de actividad motora e impulsividad. Estos signos deben darse durante un periodo de tiempo prolongado, como hemos indicado antes.
La segunda característica principal que debemos considerar para hablar de un posible caso de TDAH es que las conductas anteriormente dichas se deben dar en diversas situaciones: el pequeño no puede estar tan tranquilo en casa, jugando con sus juguetes o viendo los dibujos animados, y luego inquieto cuando, va de visita a casa de alguien.
Detectar el TDAH
El TDAH suele detectarse más claramente cuando se inicia la etapa escolar ya que es cuando se incorpora al colegio cuando es necesario que el niño sea capaz de mantenerse concentrado durante tiempos cada vez más largos.
No obstante, no es el único lugar donde se puede comprobar, ya que en la mesa durante las comidas, cuando va de visita con la familia, ante la televisión, en el cine o en cualquier lugar o situación en que el niño deba mantenerse quieto.
Por ejemplo, el niño con TDAH no es capaz de permanecer sentado ratos largos en una silla a la hora de comer o cuando se le pide rellenar una ficha en el aula. En su lugar, el pequeño se dedicará a deambular por el comedor, la casa o la clase. También nos podemos encontrar con casos en donde el niño puede estar sentado en la silla mientras ve la televisión, pero en su lugar vemos como mueve sus piernas, pies, manos, brazos…, de forma nerviosa y compulsiva.
No debemos olvidar que, como hemos dicho al inicio de este post, que muchas veces se emplea el término “hiperactivo” de forma indistinta al querernos referir a niños y niñas que simplemente son inquietos. Los pequeños que tienen TDAH son niños muy especiales y presentan una sintomatología muy llamativa, y es muy importante ser preciso en los términos y llevar a cabo un diagnóstico riguroso y concreto.
Por todo esto, debemos tener mucho cuidado cuando nos refiramos a los pequeños, ya que es muy fácil etiquetarles, pero quitársela no siempre resulta tan fácil y al final puede que se lleve a cabo una profecía autocumplida.
Foto | treehouse1977 en Flickr
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