Los dibujos y las manualidades del cole ¿las hacen los niños o los padres?
Cada vez son más centros los que están empezando a eliminar los deberes. Nos lo contaba hace unos días Lola: por un lado, no son necesarios para aprender, por el otro, están aumentando la desigualdad escolar.
Aún así, estamos muy lejos de ver cómo se eliminan definitivamente y, mientras tanto, los niños siguen llegando a casa con deberes de diversa índole. A veces tienen que escribir algo, a veces tienen que estudiar y a veces, si son pequeños, tienen que dibujar o hacer manualidades.
Entonces llega el día en que deben entregarse y ponerse en común y los niños que han puesto todas sus ganas y su dedicación se dan cuenta, al ver los trabajos de los demás, de que el suyo es una auténtica mierda no está a la misma altura. ¿Quién los hacen, los niños o los padres?
El niño que no quiso dibujar
Está claro que muchas veces los hacen los padres, y los niños, entonces, pintan una parte o hacen un detallito, por eso de colaborar también en la manualidad o dibujo. ¿El problema? Pues ese, que cuando lo hacen los niños sienten una frustración enorme y puede llegar a suceder lo que, seguro, sucede: dejan de querer hacer las cosas.
Lo sé porque me ha pasado con mis hijos. Lo sé, porque me ha pasado hace poco con el mediano. De vez en cuando, una carpeta con dos cuentos llega a casa y durante la semana los tenemos que leer con él. Una vez leídos, en un cuaderno común, el niño hace un dibujo sobre el cuento que más le ha gustado.
Pues bien, la última vez que la carpeta llegó a casa el cuadernillo de dibujos tenía ya bastantes muestras de arte "paternofilial". Vamos, que en varias de las páginas había dibujos hechos por los padres, con la firma de los niños que, como digo, probablemente habían pintado también una parte.
El caso es que, después de leer los cuentos, tuve que estar tres días detrás del niño para que hiciera su dibujo. Se lo iba recordando, "te falta hacer el dibujo", "tenemos que entregar la carpeta y aún no has hecho el dibujo", y él ni caso. Al final, el día anterior a la fecha en que debía devolver la carpeta me dijo "es que los demás dibujos son muy bonitos, y yo no sé dibujar tan bien". Le expliqué que lo más seguro es que lo hubieran hecho los padres, le insté de nuevo a hacerlo, y ante su nueva negativa su página quedó en blanco.
Al día siguiente, al entregar la carpeta expliqué por qué no había hecho el dibujo y la profesora contestó un "no pasa nada" con una mueca de "ya, lo entiendo".
Para eso, que no pongan deberes
Quizás el fallo es que los profesores deberían dejar claro que son los niños los que tienen que hacer las cosas, mejor o peor, pero son ellos. ¿Una ayuda de los padres? Sí, claro, a conseguir los materiales, a poner el pegamento si vemos que lo van a poner todo perdido, a recortar algunas cosas si pensamos que se pueden dejar un dedo... cosas así. Pero que lleguen a casa con deberes y los tengamos que hacer los padres para que nuestros hijos no se sientan mal, pues no. Porque de todas maneras, ¿qué aprende un niño cuando lleva un trabajo hecho en casa? Ni lo ha hecho él, ni puede sentirse orgulloso de algo que no ha hecho. ¿No le estamos enseñando a engañar, por firmar algo que no es de su autoría?
Y sobre el resto de deberes y tareas, lo mismo. Ya hablé de ello hace un año cuando dejaba ir la pregunta ¿qué sentido tienen los deberes si los tenemos que hacer los padres?, y es que muchas veces ellos no son capaces de hacerlos por sí mismos. Vamos, que trasladan el trabajo de aleccionar y enseñar a los padres, como si fuera un refuerzo después de clase, como si nos pasaran el testigo. Que no es que no quiera hacerlo, ni que no pueda ser positivo, ojo, es que no siempre se puede y es que no siempre es el ejercicio adecuado al niño (tan difícil de entender, a veces, que muchos padres acabamos preguntando a otros padres qué piden exactamente). Vamos, que o los hacen con nosotros, o salen mal seguro, o no los hacen. Y yo entiendo que el trabajo de la tarde tiene que complementar lo que ya han hecho en clase. Vamos, que en clase tienen que conseguir las herramientas suficientes como para luego, en casa, desenvolverse solos, si hace falta.
Puede parecer que soy contrario a los deberes. Bien, muy amigo no soy, pero no soy totalmente contrario a ellos, porque para que se pasen la tarde sentados delante de la tele o la tablet, casi prefiero que dediquen un rato a aprender algo. Ahora bien, los deberes tienen que estar bien orientados, bien pensados. Hay que empezar por motivar a los niños en el colegio, explicar las materias de una manera más moderna y aprovechar sus ganas de aprender para que, cuando lleguen a casa, tengan aún más ganas de aprender.
Entonces no hace falta casi ni ponerles deberes sino, simplemente, decirles dónde pueden aprender más sobre ello (en internet, en una enciclopedia, en la biblioteca, etc.). Pero supongo que estamos un poco lejos todavía de ese modelo ideal, seguimos un poco anclados en el "tienes que hacer esto para mañana" y mientras tanto, los padres seguiremos haciendo las cosas por nuestros hijos como si de una competición entre padres se tratara. Bueno, no todos. Algunos preferimos que hagan las cosas nuestros hijos.
Fotos | Thinkstock
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