Se llama Antonio García Vicente, tiene 11 años, es de Villanubla (un pueblo de Valladolid) y se confiesa "mega fan" del Real Madrid de fútbol. Hasta aquí, un niño normal si no fuera porque con solo seis años ingresó en el Club de Jóvenes Programadores de la Universidad de Valladolid; con ocho, dio su primera charla TED, y a día de hoy ha programado más de 100 videojuegos.
Y aún tiene tiempo para jugar de portero en el club Villanubla, realizar encargos de sus profesores y desarrollar un club de programación con su hermana. Pero, a pesar de su capacidad para programar, de mayor quiere ser portero profesional y después inventor.
Un profesional de "todos los lenguajes"
No cabe dudas con su increíble currículum que se desenvuelve con gran soltura en el lenguaje de programación, pero también a la hora de defender sus ideas en público.
Su primera charla TED 'Programar para aprender sin límites', con solo ocho años, enamoró a grandes y pequeños por su desparpajo al hablar de sí mismo y de la magia de crear con unos cables, un ordenador y mucha imaginación.
Ya entonces avanzaba lo importante que es "compartir recursos con todo el mundo para seguir aprendiendo y creando".
Pero volvió a conquistar como invitado en la Gala de ¡Grandes profes 2018! de la Fundación Atresmedia, donde habló de la ilusión como hablando sobre la ilusión como "motor que mueve el mundo, con el que despiertas la curiosidad por aprender y llegas a crear cosas increíbles".
Contagia ilusión
Tal y como ha explicado en sus charlas, para él:
"programar es un superpoder que te permite hacer lo que quieras: imaginar, crear juegos, historias, animaciones...".
Y quiere contagiar esta pasión al resto de los niños de todo el mundo, para que logren, como él, aprender divirtiéndose.
Y a juzgar por sus pasos, parece que lo está logrando y con creces.
Ya nos enseñaba en su primer charla TED algunos de los proyectos musicales que había realizado para su colegio "con solo unos cables y un ordenador".
Hace solo unos días, por iniciativa de KeepCoding, participó como ponente y profesor en la clase de software con más alumnos del mundo en Madrid, batiendo un Récord Guiness y contaba que:
“Me gustan los videojuegos como a todos los niños, pero también me gusta saber cómo están hechos y crear los míos propios. Evidentemente no van a ser tan profesionales como el FIFA, pero sí he creado un proyecto en el que varios jugadores están en el mismo campo y juegan unos contra otros".
Y así hasta superar el centenar de juegos. Pero también añade otras cifras de vértigo.
Con seis años aprendió Scratch y se siguió formando con nuevas herramientas y lenguajes de programación para desarrollar sus proyectos y aplicaciones móviles. Ya tiene nociones de App Inventor, ensamblador, App Lab y Arduino.
También ha creado con su hermana, de solo 13 años, el Club de Programación de El Páramo de Villanubla, que cuenta con 54 niños, de entre seis y 15 años.
Además de participar en charlas, enseñar programación, desarrollar proyectos para el Club de Jóvenes Programadores de la Universidad de Valladolid...
Aprender de forma divertida
Lo tiene tan claro que cuando le escuchas decirlo te convences de que tiene razón, que los niños aprenden mejor jugando y se atreve a decir a los profesores que tienen que enseñar con ilusión para lograr contagiar esa ilusión a los niños y así:
Y así propone utilizar 'el juego de los gusanitos', con el que él mismo aprendió a sumar y multiplicar en clase con cinco años; un Monopoly para aprender geografía e historia o un rap para aprender las reglas de ortografía.
Así lo explicaba en la gala de los profesores de 2018, donde afirmaba que "es muy cabezota" y que insiste e insiste hasta que logra lo que quiere y el resultado merece la pena.
Y con este espíritu, comparte sus proyectos en Internet. Ha logrado que:
"Niños no solo de España, sino de otros países como Venezuela, Costa Rica, México, Argentina o Colombia, se motiven y se ilusionen y quieran compartir, se ilusionen y quieran ellos también aprender".
Cuenta, por ejemplo, que el primer juego que creó, con siete años, le sirvió para aprender con sus compañeros los huesos del cuerpo humano.
Aún con expresión de asombro, me quedo con el último grito de guerra de este pequeño genio llamado Antonio en su primera charla viral, realmente motivador para nuestros hijos y que puede ser una buena alternativa a una posible adicción a los videojuegos:
"Animaros chicos y chicas, dejar de ser solo jugadores de videojuegos y convertiros en creadores de historias, juegos, programas, proyectos musicales... No hay límite, solo el de nuestra imaginación".
Pero además pide a esos niños que:
"No os quedéis ahí, enseñárselo al mundo a través de la web para que cada vez seamos más los que disfrutemos no solo jugando sino también sabiendo que nosotros, los niños, también podemos decidir cómo queremos que estén hechas las cosas".
Y un último mensaje para nosotros los padres:
"Os pedimos que por favor montéis programas de programación en los colegios para que ningún niño se quede sin aprender todo esto. Es importante para vuestros hijos".
Fotos | Capturas pantalla 'Grandes profes 2018'
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