Todas las madres aumentan considerablemente de peso durante la gestación, pero hay consecuencias si se sobrepasan con los kilos, para la madre y el bebé.
Y esta afirmación es ahora aún más certera: un nuevo y amplio estudio que ha analizado más de medio millón de nacimientos en la ciudad de Nueva York ha llegado a la conclusión de que las mujeres que aumentan de peso más de lo recomendado durante el embarazo pueden tener más posibilidades de sufrir complicaciones graves durante el parto, aunque fueran delgadas antes de la gestación.
En particular, las mujeres que aumentaron más de nueve kilos por encima del peso recomendado, sufrieron insuficiencia cardiaca, presión arterial alta severa o tuvieron necesidad de transfusión o ventilación durante el parto, según explicaron los investigadores en e artículo publicado en el periódico Obstetrics & Gynecology.
Aumento de peso según el IMC
La doctora Marissa Platner, autora del estudio de Emory Healthcare y de la Facultad de Medicina de Emory en Atlanta (EE.UU.), explica el porqué de esta investigación:
"Hemos comprobado un gran aumento de la mortalidad materna en Estados Unidos y al observar los factores de riesgo que pueden modificarse, el aumento de peso de la madre es uno de los que se pueden controlar durante el embarazo".
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), estos son los kilos que cada mujer debe aumentar en el embarazo, de acuerdo con su IMC (Índice de Masa Corporal), una relación entre peso y altura:
Las mujeres en el rango normal de IMC de 18.5-24.9 pueden aumentar de 12 a 16 kilos durante el embarazo.
Con un IMC por debajo de 18.5 deben engordar entre 12,5 y 18 kilos.
Si sufrían sobrepeso antes de embarazo: no pueden ganar más de 6 a 11 kilos, con un IMC entre 25 y 29,9, y solo de 5 a 9 kilos, con un IMC superior a 30.
Sin embargo, los investigadores de este nuevo estudio aseguran que "casi la mitad de todas las mujeres embarazadas de EE. UU. ganan más de lo que se recomienda, sobre todo si tienen sobrepeso o son obesas antes del embarazo".
Por esa razón, advierten, es muy importante optimizar la nutrición, la dieta y el ejercicio antes y durante el embarazo.
Una muestra amplia y resultados convincentes
Los investigadores analizaron 515,148 nacimientos únicos en la ciudad de Nueva York, entre 2008 a 2012, que incluían información sobre el peso antes del embarazo y el aumento kilos durante la gestación, así como complicaciones graves relacionadas con el parto.
Alrededor de una cuarta parte de las mujeres aumentaron menos de lo recomendado y una tercera parte se mantuvo dentro del peso adecuado. Pero otra tercera parte aumentó hasta 8,5 kilos más de lo recomendable e incluso un ocho por ciento lo rebasó en más de nueve kilos.
En general, los dos grupos de madres con aumentos de peso por encima del rango recomendado, con independencia de si tenían sobrepeso o no antes de la gestación, tuvieron más complicaciones durante el parto, como insuficiencia cardíaca y necesidad de ventilación.
Esa es la diferencia que marca la investigación: que el aumento de problemas afectaba a todas las mujeres que habían engordado mas de lo recomendado durante el embarazo, ya que "muchos médicos y mujeres se centran en el aumento de peso solo en los grupos con sobrepeso u obesos, pero no hay que pasar por alto los riesgos, solo por ser delgadas antes del embarazo".
Aunque eso no quita que las tasas de complicaciones graves fueron más altas para las mujeres con IMC de obesidad previo al embarazo.
Cuidarse antes y después de la gestación
Parece que la mejor forma de prevenir los posibles riesgos del aumento de peso excesivo durante el embarazo, pasa por informar a las futuras madres de las consecuencias y establecer unas pautas saludables de alimentación y ejercicio, incluso antes de que el análisis de orina salga positivo.
Así opina también la directora del estudio, que establece que la mamá precisa ingerir unas 250 calorías al día, aunque lo importante es seguir una buena alimentación: no cuánto se come, sino lo que se debe comer.
Es decir, que esas calorías deben venir de alimentos altamente nutritivos, que aporten al bebé todos los nutrientes que necesita para desarrollarse y no de alimentos con calorías vacías.
Un estilo de vida que debe continuar más allá del embarazo.
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