Sabemos que el ejercicio físico moderado, siempre que no haya ninguna contraindicación, es muy recomendable cuando esperamos un bebé. Pero, ¿cuál es la intensidad de ejercicio más aconsejable durante el embarazo?
Esta cuestión no tiene una respuesta única, ya que cada mujer tiene unas características físicas concretas, y por ejemplo es muy importante su nivel de actividad física anterior al embarazo.
Esto quiere decir, que si una mujer está acostumbrada a hacer ejercicio frecuentemente, no tendrá problemas en seguir realizándolo al mismo ritmo, al menos al principio del embarazo. Pero si otra mujer empieza a hacer ejercicio cuando se queda embarazada, el ritmo será menor y podrá ir aumentándolo gradualmente hasta lograr el equilibrio justo.
Pero si tuviéramos que decir un indicador más o menos objetivo de cuál es la intensidad de actividad física recomendable durante el embarazo podríamos remitirnos al denominado "test de hablar".
En la guía publicada en 1994 por el Colegio Americano de Tocólogos y Ginecólogos se dice que la mujer embaraza no necesita limitar la intensidad del ejercicio a una frecuencia cardiaca concreta. De hecho, debido a que el pulso de reposo aumenta durante el embarazo y la frecuencia cardiaca máxima disminuye, sobre todo al final de la gestación, no es demasiado fiable fijarse en las pulsaciones para determinar la intensidad del ejercicio.
Por lo tanto, deberían ser las propias sensaciones de la embarazada las que delimiten la intensidad del ejercicio, esto es, controlar nuestro bienestar y siempre que notemos un cansancio excesivo, demasiado calor o que nos falta el aire, disminuir el ritmo y parar.
Como alternativa para evitar los sobreesfuerzos, se aconseja utilizar el "test de hablar". Es un método sencillo de medir la intensidad del ejercicio, basado en si el individuo puede o no hablar confortablemente durante su actividad. Se relaciona muy bien con el umbral ventilatorio y con otras variables fisiológicas, como la frecuencia cardiaca.
Si la persona puede hablar confortablemente está por debajo del umbral ventilatorio, cuando comienza a hacerse difícil hablar confortablemente se encuentra sobre el umbral, y cuando ya no es confortable, se encuentra por encima del mismo y entraríamos en un nivel de riesgo.
Es decir, si una mujer gestante no puede llevar una conversación normalmente mientras realiza un ejercicio, debe bajar la intensidad del esfuerzo hasta que sea capaz de hablar sin sofoco, lo cual sería indicador de que el ejercicio es moderado y no pone en riesgo su salud.
Este sería el "test de hablar" aplicado al embarazo, que determina la intensidad adecuada de ejercicio físico para que la actividad sea beneficiosa para la mujer y el bebé. Y no olvidéis consultar al médico acerca del ejercicio más adecuado para vuestro caso concreto.
Vía | Consumer Foto | Ernst Vikne en Flickr En Bebés y más | Montar en bicicleta durante el embarazo, El ejercicio moderado tres veces por semana beneficia al feto, Ejercicio durante el embarazo: recomendaciones generales (I) y (II)