Sé que cuando diste la noticia de que tu mujer estaba embarazada decías a todo el mundo “estamos embarazados”. Sé que pasan las semanas y te das cuenta de que, lógicamente, la embarazada es ella, y que hay momentos en los que sientes que las cosas no van contigo.
Los padres lo tenemos un poco mal porque no sentimos al bebé, no lo notamos y lo conocemos realmente cuando ya nace, con nueve meses de desventaja con respecto a las mamás. Por eso, como tú también cuentas, te ofrecemos, papá, algunos consejos para que puedas implicarte durante el embarazo y sentirlo también un poco tuyo.
1. Ahora más que nunca, comunicación
Estáis a punto de vivir el cambio más grande que una pareja puede vivir (o uno de los más grandes), así que es muy importante que habléis del tema. Coméntale cómo te sientes, qué piensas sobre el nuevo bebé, sobre los cambios de la casa e intentad visualizar vuestra vida con un miembro más, hablando de las cosas que haréis, de cómo os veis en el papel de padre y madre, de las expectativas al respecto, de cómo creéis que actuaréis, etc.
Es una manera de empezar a implicarte en la toma de decisiones, de sentar unas bases, de conoceros como padres y madres aunque aún no lo seáis y de empezar a buscar puntos en común para criar a vuestro bebé común.
2. Ve con ella a las visitas del ginecólogo y de la matrona
Aunque la embarazada es ella, no tiene por qué vivir el embarazo en “soledad”. Aprovecha los momentos en los que os van a dar noticias sobre la evolución del bebé y su crecimiento para conocerlas de primera mano. Estando ahí podrás ver a tu bebé en las ecografías y oír su corazón, verás qué piensan los profesionales sobre los cambios que están sucediendo y en definitiva acompañarás a tu mujer en momentos que suelen ser rutinarios, pero que a veces se vuelven complicados si algo no está yendo del todo bien.
Es importante para ella que estés ahí siempre que puedas y es importante para ti también. Así te sentirás parte de todo ello porque, de hecho, lo eres.
3. Cambia con ella
Las mujeres, por el hecho de estar embarazadas, tienen que empezar a cuidarse más de lo que lo hacían antes, tratando de comer lo más equilibrado posible, dejando de fumar si es que lo hacían, no tomando alcohol (ni una gota), etc. Si algunas de las cosas que tiene que dejar de hacer las compartía contigo estaría bien que por solidaridad y respeto lo hicieras tú también.
Hay muchos papás que no dejan de fumar aún cuando sus parejas hacen un tremendo esfuerzo haciéndolo y, en cierto modo, es no entender los motivos y tener poca empatía hacia una persona, la pareja, que ha hecho un gran sacrificio dejando el tabaco.
De todas maneras, como la idea es implicarse, seguro que tu pareja te ve más cercano y ve que estás “ahí”, con ella, para lo que haga falta, si cambias con ella. Seguro que además, tú también te ves más “ahí”, compartiendo embarazo, casi como si lo estuvieras tú también.
4. Formáos juntos como padres
Tener un hijo es una de las mayores responsabilidades que puede llegar a tener una persona adulta. A pesar de ello, criar un hijo es una de las cosas que menos se estudia porque parece que, como se ha hecho toda la vida, alimentar y educar a un bebé no puede ser tan difícil.
El caso es que hacerlo lo puede hacer cualquiera, pero hacerlo con información y con la seguridad de que se está yendo por el camino más o menos correcto sólo se puede hacer si, de una manera o de la otra, accedes a esa información.
Los centros sanitarios imparten clases preparto, a la que están invitados también los papás. No son las típicas clases de respira, inspira y espira que todos tenemos vistas en las películas, sino que van más allá con diversos consejos para el embarazo, el parto e incluso el posparto. Ve a ellas acompañando a tu pareja y así podréis aprender juntos, solventando las dudas comunes e individuales y preguntando por eso que ella dice que es A y tú dices que es B.
Si en cambio queréis que la información llegue a través de la lectura compartid libros, leedlos ambos y hablad sobre ello, debatid si hace falta sobre las cosas que no os queden claras o que simplemente os parezcan más o menos absurdas (mi primer debate con mi mujer fue tras leer el “magnífico” libro “A comer” de Estivill, por ejemplo). Así los dos aprenderéis de los libros y aprenderéis también de la experiencia del otro.
5. Contacta con el bebé
Es difícil porque está dentro de la barriga de tu pareja, pero puedes intentar llegar a él (o a ella). Tócale la barriga (pero pídele permiso a ella primero, claro), háblale, cántale… así comienza una comunicación que puede llegar a ser bidireccional en el momento en que provoques algún movimiento (“¡Te está oyendo, se mueve cuando le hablas!”, suelen decir ellas).
A medida que pasen las semanas y los movimientos sean más evidentes podrás tocar partes de su cuerpo cuando a mamá le salga un bulto por alguna parte. No es como tocarle directamente, pero es lo más cercano que puedes estar dadas las circunstancias. Y créeme que no es poco, poner la mano y notar cómo se mueve en tu palma no es poco.
6. Haced las compras y preparativos juntos
Id juntos a comprar las cosas que el bebé necesitará, mirad precios, mirad modelos, buscad cuáles se adaptan más a vosotros, a vuestros gustos, a lo que esperáis o queréis. Aprended cómo funcionan las cosas para que los dos seais autónomos después a la hora de cuidar del bebé (y evitéis el “cariño, ¿cómo se hace esto?” continuo de quien no acaba de aprender cómo funciona algo).
Así además seréis cuatro ojos, que siempre ven más que dos. Una persona sola puede escoger un elemento, por ejemplo un cochecito, en base solamente a los gustos (“son todos iguales, este es el que más me gusta”) y mientras tanto la otra puede darse cuenta de que puede ser mejor otro modelo (“sí, pero en éste sólo podrá ir sentado en el sentido de la marcha y no podremos girarlo para que nos pueda mirar a nosotros… no todos son iguales”).
Foto | Llima en Flickr
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