Todo el mundo estaba listo para correr el primer encierro de San Fermín de este año cuando la Policía Municipal de Pamplona se percató que entre los corredores que se disponían a correr delante de los toros había una mujer embarazada de ocho meses.
La mujer, que es extranjera, pretendía correr la carrera de los Cebada Gago entre Santo Domingo y la plaza del Ayuntamiento en su avanzado estado de gestación. Fue ella misma quien le dijo a los policías, cuando la desalojaron del encierro, que sólo le faltaba un mes para salir de cuentas.
Están siendo los sanfermines más centrados en prevenir el acoso a las mujeres, aunque lamentablemente no han tardado en verse agresiones sexuales durante la fiesta pamplonesa. También estamos acostumbrados a ver otras locuras propias de esta fechas como corredores borrachos o personas sin ninguna experiencia que se disponen a correr, incluso un padre que corrió con su hijo.
Pero si creíamos que ya habíamos visto de todo sobre la irresponsabilidad y la imprudencia en los sanfermines, esta embarazada ha venido a poner el listón muy alto al pretender correr un encierro casi a punto de dar a luz.
Vale que una embarazada no está enferma ni inválida y puede hacer vida prácticamente normal, pero aquí puede fácilmente sufrir un golpe, una caída grave o en el peor de los casos, ser corneada por un toro. No sólo pone en riesgo su vida, sino también la de su bebé.
Vía | Orain Navarra
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