Anoche se celebraron los MTV Music Video Awards, la gala más espectacular del mundo de la música. Allí se presentó lo más granado de la industria del famoseo, como la cantante Beyoncé, que no asistió sola. Apareció de la mano de su hija Blue Ivy, de cuatro años, quien vestía un traje de princesa de 9.800 euros.
La pequeña parecía un mini-clon de su madre: lució un vestido brillante y un peinado con trenzas como la cantante. Pero a veces las excentricidades de las celebrities no son plato de gusto para sus hijos. Blue Ivy no regaló ni una sonrisa a la cámara, al parecer tenía más ganas de estar en casa jugando que desfilando en la alfombra roja del Madison Square Garden.
¿Llevar a una niña a la alfombra roja?
En cuanto a la protección de la intimidad de los retoños de las celebrities, hay criterios de exposición a todos los niveles. Hay famosos que se empeñan por todos los medios en ocultar a sus hijos de los flashes de los paparazzis, mientras que otros, por el contrario, los exponen sin reparo ante las cámaras en galas televisadas alrededor del mundo.
La niña sin duda no pasaba desapercibida. Llevaba un vestido dorado confeccionado con una falda con varios volantes de tul firmado por Mischka Aoki y valorado en 9.800 euros. Para coronar el traje, llevaba en la cabeza una gargantillas de diamantes de la joyera Lorraine Schwartz, amiga de su madre.
Aunque está acostumbrada a ser objetivo de las cámaras y lucía como una princesa en un cuento de hadas, al parecer no era el cuento que la niña quería protagonizar anoche.
No es la primera vez que la niña asiste a los premios MTV. Ya lo había hecho en 2014, cuando subió al escenario junto a sus padres al recoger su madre recogía el Vanguard Award y dentro de la barriga cuando Beyoncé anunció tras su actuación en 2011 que estaba embarazada.
"Fotos no"
Todos los flashes apuntaban a Blue Ivy pero ella no esbozó ni media sonrisa al posar en la alfombra roja. Agobiada por los gritos de los fotógrafos y los disparos de las cámaras, salió de su boca un “Fotos no”, demostrándole a su madre el hartazgo que tenía.
Ni más ni menos que lo que muchos pensaron anoche: que tal vez la alfombra roja no es el mejor sitio para llevar a una niña de cuatro años.
Fotos | Gtres
Vía | El País
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