Hace aproximadamente un año, una amiga mía se olvidó una cámara de fotos en un tren. Nunca perdió la esperanza de que la cámara apareciera, pero desgraciadamente jamás lo hizo.
Es posible que a muchos de nosotros nos haya pasado alguna vez algo parecido, pero cuando a quien le ocurre es a nuestros hijos, la tristeza por verles a ellos mal se intensifica. Esto es lo que le pasó al pequeño Jan, que hace unos días olvidó una videoconsola en un taxi de Tarrasa (Barcelona). Por suerte para él, gracias a la generosidad de un grupo de taxistas pudo vivir su milagro navideño.
Jan tiene siete años y durante mucho tiempo había ahorrado para poder comprarse la videoconsola Nintendo Switch. La había adquirido recientemente y estaba muy emocionado con ella.
Hace unos días tomó un taxi junto con su abuelo en Barcelona, con la mala fortuna de que al bajar del coche olvidó la mochila que llevaba y que contenía su preciada videoconsola. Abuelo y nieto corrieron tras el taxi para poder recuperarla, pero ya era tarde.
Jan estaba desconsolado con la pérdida y su madre, muy apenada por verle mal, hizo lo posible por encontrar la videoconsola llamando a objetos perdidos o a la policía local. Pero no había rastro de ella.
Por eso, según informa el diario La Vanguardia, decidió publicar lo ocurrido en su perfil personal de Facebook. Acto seguido su publicación fue compartida por decenas de amigos, hasta que llegó a un taxista que se puso en contacto con la familia para asegurarles que haría todo lo posible por encontrar la mochila que Jan había perdido.
Pasados unos días, el taxista volvió a contactar con la familia del niño. Él y un grupo de 40-50 compañeros de profesión tenían una sorpresa para el pequeño: habían organizado una colecta para comprarle una videoconsola nueva.
Los taxistas grabaron el momento en el que dieron a Jan la sorpresa, y el diario La Vanguardia lo ha reproducido en su canal de Youtube. Nos hacemos eco de este bonito gesto agradeciendo la solidaridad de este grupo de personas que, sin duda, nos devuelve la fe en la bondad del ser humano.
Y vosotros, ¿habéis vivido alguna vez una historia de solidaridad tan bella como esta?