Mitos sobre la lactancia materna: “Las madres lactantes deben espaciar las tomas para dar tiempo a que se llenen los pechos”

Mitos sobre la lactancia materna: “Las madres lactantes deben espaciar las tomas para dar tiempo a que se llenen los pechos”
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Siguiendo con la serie de entradas en las que hablamos de algunos de los más conocidos mitos relacionados con la lactancia materna hoy vamos a hablar de uno muy relacionado con el amamantar a demanda.

Son muchas las personas que tienen claro que el pecho se da a demanda, es decir, cuando el bebé lo pide. Sin embargo, estas mismas personas pueden llegar a decir que, a pesar de que hay que darle a demanda, hay que ir espaciando las tomas poco a poco (hay que ir modificando la demanda del bebé) para, entre otras cosas, dar tiempo a los pechos para que se llenen, confundiendo el notar el pecho lleno con una buena producción de leche (y confundiendo a la madre).

¿Confundiendo a la madre?

Así es, confundiendo a la madre. Al principio, durante los primeros días y semanas es normal que una madre vaya notando que los pechos se llenan, que están más grandes y duros de lo normal y que hay "leche fresca" esperando a salir. Sin embargo, también es normal que una madre explique que no nota las subidas, que no se le ponen exageradamente duros, pero que su bebé está creciendo y engordando perfectamente.

Esto suele deberse a que el acoplamiento entre la demanda del bebé y la oferta de la madre es muy equilibrado, no llegando a almacenarse más leche de la que el bebé requiere. Cuando pasan dos o tres meses, momento en que llega la llamada crisis de los tres meses o brote de crecimiento de los tres meses, son muchas las madres que dejan de notar la turgencia en los pechos, el goteo, la subida, por una simple sintonización entre lo producido y lo demandado.

Es en ese momento cuando la madre debe saber (o a la madre se le debe decir) que es algo perfectamente normal, que el pecho no necesita estar goteando todo el día, con leche sobrante, y que por eso entra en un estado de menos estrés. Es decir, por fin el pecho se ha compenetrado con el bebé y ya no hay tanto riesgo de que quede leche sobrante acumulada, de que queden zonas demasiado duras en el pecho (ingurgitación) o peor, que padezca una mastitis.

Si la madre pregunta, normalmente dudando porque siente que ahora tiene menos leche, la respuesta debería llegar a partir del conocimiento, de saber que eso sucede, y de los datos empíricos: se pesa al niño y, si está engordando normalmente está claro que, a pesar de notar los pechos más "flojos" que después de dar a luz la madre está produciendo más leche que entonces.

"Lo que tienes que hacer es espaciar las tomas para dejar tiempo a que se llenen"

Entonces, si una madre pregunta, corre el riesgo de recibir como respuesta el mito que dice que lo ideal en ese momento es esperar para que los pechos se llenen. Claro, si una madre espera, si espacia las tomas, llega un momento en el que el pecho vuelve a endurecerse, recordando antiguas sensaciones. El problema es que lo que puede parecer una solución, pues la madre vuelve a sentir lo de hace unas semanas, es en realidad el inicio de un nuevo problema: cuanto más espacie las tomas, menos leche producirá.

Os presento al FIL

Quizás si todas las personas que recomiendan esperar a que el pecho se llene conocieran al FIL explicarían las cosas de otra manera. Quizás tendrían clarísimo que no hay que esperar a nada, que no hay que mirar el reloj (los relojes, en comparación con la humanidad, se inventaron ayer), sino simplemente dejar al bebé que pida y mame cuando lo necesite.

El FIL es una hormona que se produce junto con la leche. Su nombre completo es Feedback Inhibitor of Lactation y su misión es, como se deduce por su nombre, inhibir la producción de leche materna, hacer que la mujer deje de producirla. Así explicado parece que es una hormona "maligna", pues todas las madres desean tener leche en abundancia para sus pequeños, sin embargo, es una hormona tremendamente útil y, en el fondo buena, porque entra en acción cuando se la requiere (destete dirigido por la madre, si hay que dejar de amamantar de uno de los dos pechos, cuando un bebé fallece al nacer, etc.), precisamente para hacer lo que mejor sabe hacer: acabar con la leche.

Como digo, el FIL se produce junto con la leche y solo entra en acción cuando está en el pecho. Si el bebé mama a demanda y va tomando la leche del pecho se lleva consigo el FIL y deja de estar ahí. Si en cambio un bebé deja de mamar (la madre le está destetando, o ha empezado a trabajar) o si empieza a mamar espaciando los horarios, como indica el mito que hoy tratamos, el FIL está más tiempo en el pecho, junto con la leche que espera a ser extraída, y va indicándole al cerebro de la madre que, como está (el FIL) permaneciendo más tiempo en el pecho hay que producir menos leche.

Dicho de otro modo, si el niño vacía siempre el pecho y se lleva con la leche al FIL la producción de leche irá aumentando. No importa que en una toma tome de un pecho y del otro no, porque cuando haga la siguiente toma del otro pecho se llevará también el FIL y la producción irá aumentando en base a los requerimientos de cada momento. Si en cambio el niño va mamando de manera más espaciada, para esperar a que el pecho se llene, el inhibidor tendrá más tiempo para ir funcionando y para ir frenando la producción, siendo la consecuencia que cada vez cueste más llegar al estado de "pecho lleno y duro".

Entonces, como la producción disminuirá, será la madre la que tendrá que elegir entre seguir haciendo caso a las indicaciones que ha recibido o no hacerlo y seguir amamantando al bebé cuando lo pida. El problema es que para decidir no hacer caso hay que saber que la disminución de leche se debe al haber esperado, y muchas veces esto se ignora, y se cree que la reducción llega a pesar de haber seguido el consejo. Vamos, que se cree que el consejo era válido, porque el pecho se ponía más duro, pero que "el problema era ya irremediable, porque en cuestión de días se le tuvo que dar biberón al niño".

En ese momento, como digo habitualmente, cuando un niño llora y llora de hambre es mucho más cómodo y rápido echar 30 ml de agua y un cazo de leche al biberón que tenerlo uno o dos días quejándose porque quiere que mamá produzca más leche. De ahí que el biberón llegue, normalmente, para acabar con la lactancia materna.

Foto | Pusteblumenland en Flickr En Bebés y más | Mitos de leche materna: “Este niño pasa hambre, yo diría que no tienes leche” (I) y (II), Mitos sobre la lactancia materna: “Durante los primeros tres o cuatro días no hay leche suficiente”, Mitos sobre la lactancia materna: "Los bebés hacen menos tomas a medida que pasan los meses"

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