Alimentar con leche materna a los bebés es lo que se ha venido haciendo desde hace milenios. Con semejantes cifras y experiencia deberíamos pensar que es como un juego de niños, una balsa de aceite. Sin embargo, pese a que hay ocasiones en que todo va rodado, hay algunos problemas o molestias que pueden darse y que tanto las madres como los profesionales deben conocer.
Una de estas molestias es la aparición de una perla de leche o punto blanco en el pezón, que puede llegar a ser muy molesto y doloroso y causa de que algunas madres decidan tirar la toalla, pero que puede (suele) solucionarse fácilmente.
Si no habéis tenido nunca uno quizás os estéis preguntando qué es. A continuación tenéis un dibujo (sí, lo he hecho yo y no, no sé hacerlo mejor), que no sé si es muy representativo, en el que podéis ver en el pezón una bolita, que sería la mencionada perla de leche.
Digamos que lo que se observa es un punto blanco y pequeño, brillante, similar a los granos cuando están llenos de pus (similar en tamaño), con la salvedad de que están llenos de leche.
Qué es una perla de leche o punto blanco
La perla de leche o punto blanco en el pezón es la obstrucción de la salida de una pequeña glándula mamaria del pezón. Al obstruirse la glándula la leche queda acumulada, abombando la piel más superficial hacia afuera (al estirarse la piel, brilla) y adquiriendo así el aspecto de perlita de nácar.
Este punto blanco, al ir llegando leche, puede ir aumentando en tamaño, siendo un proceso bastante doloroso, que se explica como un escozor o quemazón agudo y penetrante.
Suele resolverse sola hacia los cinco a siete días desde la aparición. Primero tenemos la perla de leche, luego queda un pellejito blanquecino (la piel estirada) y finalmente se hace una costra que luego cae.
Cómo aparece una perla de leche o punto blanco en el pezón
Un punto blanco en el pezón puede tener un origen traumático, soliendo ser el culpable el bebé, que trata de hacer otra cosa mientras está mamando, como tirar hacia atrás con fuerza, morder o seguir con la mirada algo o a alguien. Al tirar del pecho puede llegar a lesionar algún conducto, obturarlo y provocar la aparición de las mencionadas perlas.
Pueden aparecer también, siendo la otra causa conocida, por alteración microbiana o infección del pecho. Al haber alteración o infección los conductos pueden llegar a inflamarse. Además, algunas bacterias crean capas de biofilms que se adhieren en el interior de los conductos, ayudando aún más a que los conductos se obstruyan.
Cómo tratar una perla de leche
Cuando el origen es traumático y no hay infección pueden dejarse hasta que a los 5-7 días desaparezcan. Sin embargo, como hemos comentado que son muy dolorosas, puede ser recomendable que la matrona pinche la perla de leche para drenar la leche y que dejen de molestar.
Para ello se recomienda aplicar un poco de calor previamente (el calor produce dilatación de los conductos y facilitará el vaciado posterior) y luego pinchar o levantar un poco la capa superficial de piel con una aguja estéril, presionando para que salga la leche.
Otra opción es aplicar calor (por ejemplo sumergiendo el pecho en agua caliente) y tratar de deshacer la perla frotando suavemente con una toalla.
Si en cambio el origen es de carácter infeccioso o inflamatorio la obstrucción será seguramente más seria y afectará de manera más profunda al conducto (se dice que la perla es sólo “la punta del iceberg”). En este caso lo más recomendable es acudir a un centro de salud para que tomen muestras de la leche, hagan un cultivo y receten el antibiótico más adecuado para tratar la infección.
Foto | Christyscherrer en Flickr
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