No sé a vosotros papás y a vosotras mamás qué sensaciones os provocará esta noticia, pero a mí, sinceramente, me entra un poco de mala leche cuando leo cosas que relacionan cirugía estética con palabras como postparto o como, en el tema de hoy, postlactancia.
Cirujanos españoles de la Clínica La Luz y del Hospital Gregorio Marañón de Madrid han ideado una técnica ya aplicada en diversos pacientes para conseguir rebajar la altura y el diámetro del pezón hasta en un 50 por ciento, para hacerlo alcanzar la dimensión “normal”, técnica diseñada básicamente para mujeres que han dado el pecho.
Pero si has dado el pecho, lo normal sería que el pezón no se tocara
He entrecomillado “normal” en el párrafo anterior porque me hace gracia esa frase que se puede leer en la argumentación de los medios para esta operación. Dicen que la operación es para reestablecer el tamaño normal del pezón, como si dar el pecho a un bebé, que es lo más normal del mundo, y el aspecto que puede adquirir el pezón tras ello, fuera algo anormal.
Es decir: “señora, su pezón ha adquirido un tamaño anormal porque le ha dado el pecho a sus hijos” es una frase absurda. Lo lógico, lo normal después de dar el pecho es que el pezón pueda quedar diferente, de igual modo que lo normal tras varios embarazos (y varios años) es que el pecho caiga en mayor o menor medida o de igual modo que una mujer de 45 años con arrugas de expresión no tiene la piel anormal.
En qué consiste la intervención
La intervención, más simple que otras que tienen el mismo objetivo, consiste en crear tres colgajos de tejido de forma triangular en la base del pezón, colocados de forma simétrica para que den forma al nuevo pezón (ya, yo tampoco me hago mucho a la idea de cómo sería).
La recuperación es rápida, porque la intervención es ambulatoria, el pecho está tapado una semana y a las dos semanas se retiran los puntos.
Hasta la fecha se ha intervenido a 43 pacientes (40 mujeres y 3 hombres), logrando todos el resultado estético deseado. Con esta operación el diámetro medio del pezón pasa de 16 +/-2 milímetros a 9 +/- 1,5 mm y la altura media pasa de 19 +/- 3 mm a 10 +/- 2 mm.
Los pezones de mi señora esposa
Mi mujer está amamantando al que es ahora nuestro tercer hijo y, si llega a mamar lo mismo que sus hermanos, habrá dado el pecho a sus hijos unos 8 años en total. Ahora que suma más de cinco años está claro que su pecho ha cambiado y, sobre sus pezones, sí creo que también han cambiado de aspecto (aunque ella no lo tiene tan claro).
Si después de dar el pecho a los tres viniera un día diciéndome que se va a operar el pezón, para tenerlo igual que cuando no teníamos hijos, me molestaría (le diría “haz lo que quieras”, claro, pero yo preferiría que no hiciera nada).
Sus pezones serán el fruto de tres lactancias, de horas y horas de dar el pecho a sus hijos, de alimentarles, de calmarles, de arroparles y abrazarles con su leche. Es como si, eliminando la huella de todo ello, quisiera borrarlo todo en su cuerpo, como si todo quedara en un “aquí no ha pasado nada”.
Sé que es algo psicológico, pero las huellas, las cicatrices, son algo que en cierto modo forma parte de nosotros. Sin ir más lejos, Miriam tiene una cicatriz en la rodilla de un accidente de cuando era niña y, cuando le han comentado que ahora esas cicatrices se pueden disimular o incluso solucionar, siempre ha dicho lo mismo: esta cicatriz lleva conmigo casi toda mi vida.
Seguro que habréis visto la película “El indomable Will Hunting” y seguro que ahora estáis recordando esa escena en la que Robin Williams le explica a Matt Damon cómo era su relación con su pareja, ese diálogo en que le dice que aquellas cosas que nos hacen diferentes son nuestras imperfecciones:
La gente suele llamar a estas cosas defectos, pero no lo son, son lo mejor. Nosotros escogemos a quienes dejamos entrar en nuestro mundo.
Si no la habéis visto, cuando tengáis un rato la veis. Yo tengo que buscar también un rato para volver a visionarla. Quiero volver a oír esta frase y el diálogo completo.
Cada cual que haga lo que quiera, faltaría más, y que aquellas mujeres que quieran tener el pezón como antes de dar el pecho se operen si lo consideran necesario. Yo seguiré pensando que la huella de la vida no debería borrarse, porque es el reflejo de todo lo que hemos vivido, y menos si corresponde a algo tan mágico como la lactancia de tus hijos.
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Foto | Lainformación
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