Gestionar de forma positiva las rabietas de nuestros hijos es uno de los retos a los que comúnmente nos enfrentamos los padres. Sin embargo, muchos no poseemos las herramientas para hacerlo, ya sea por carencias, heridas y traumas que traemos desde niños, o porque el ritmo de vida frenético que llevamos nos impide ser conscientes del poder que tenemos para hacerlo de la mejor manera.
'Tengo un volcán' ha sido uno de esos descubrimientos que me han hecho ver que, aún siendo defensora y practicante de la crianza positiva, tengo mucho que aprender sobre este tema.
Su autora, Miriam Tirado, consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza, además de autora de otros títulos, ha escrito este libro para niños temperamentales. Un asunto sobre el que sin duda deberíamos leer los padres porque nos allana el camino hacia las respuestas de por qué y cómo deberíamos abordar estos episodios con los más pequeños.
El volcán que todos tenemos en nuestro interior
Este libro nos cuenta la historia de una niña llamada Alba, quien tiene un volcán en su interior (y muchas otras cosas menos "explosivas"), a quien el hada de los volcanes visita un día. Ella le pone nombre a ese sentimiento (rabia), y le da el secreto para apagarlo de una forma tranquila a través de la respiración consciente, nombre que por cierto, no se menciona en la historia, pero se explica de una forma fantástica.
Lo mejor es que en la historia la niña enseña a su padre a apagar su propio volcán (porque todos lo tenemos), y de esta forma todos aprenden a gestionar esos sentimientos apoyándose unos a otros.
Hoy hablamos con Miriam Tirado, quien nos ha contado su interesante visión sobre las rabietas, los sentimientos y la importancia de ponerle nombre y validar cualquier tipo de emoción. Por supuesto os animo a que leáis el libro y lo compartáis con vuestros pequeños, os aseguro que muchos os veréis reflejados en la historia de Alba y sus padres.
Tengo un volcán 5 (Calita): 4
BYM. Muchas veces asumimos que los niños que se enfadan con facilidad y tienen muchas rabietas lo hacen porque tienen un "temperamento fuerte" y que muchas veces lo llevan en los genes, que es "de familia" por decirlo de alguna manera. ¿Qué opinas al respecto?
M.T. Dependerá de cada caso. Hay niños que tendrán muchas rabietas porque se sienten muy poco tenidos en cuenta, otros porque efectivamente vienen de una familia muy temperamental, otros porque se sobreestimulan con facilidad y van demasiado estresados, etc. Lo importante es saber que la rabia y el sentir (sea cual sea) de un niño siempre es válido y legítimo, y que además, cuando se enfadan tanto sufren mucho y necesitan ser entendidos y acompañados.
BYM.¿De dónde surgió la inspiración para escribir "Tengo un volcán”?
M.T. A mi la rabia y lo mal que manejamos esta emoción en general me apasionaba. Yo, que creía que era una persona súper pacífica y que no me enfadaba, cuando mi primera hija tuvo sus primeras rabietas me dí cuenta que yo sí que había sentido rabia a lo largo de la vida, pero que había intentado huir de esa emoción. Aprendí mucho con las rabietas de mi hija y de ahí vino la inspiración de “Tengo un volcán” y más tarde del libro para adultos “Rabietas” que salió en 2020 y que ya se ha traducido a 5 idiomas.
BYM. ¿Qué recomendaciones harías a los padres de niños que se enfadan con facilidad? ¿Cómo podemos trabajarlo a diario?
M.T. Que revisen las rutinas y organicen unos horarios de comidas y descanso que estén conectados a las necesidades de sus hijos. Muchas rabietas serían evitables si tuviéramos en cuenta unos horarios más respetuosos con la infancia.
También les diría que reflexionaran sobre cómo acompañaron su rabia cuando eran ellos los pequeños, para que así, conectando con lo que ellos hubieran necesitado, les sea más fácil conectar y comprender a su propio hijo. Además, les animaría a respirar conscientemente, especialmente cuando aparezcan situaciones de tensión emocional y que tengan momentos de autocuidado. Si el cuidador se cuida es más fácil, luego, acompañar todas las emociones de nuestros hijos. Si estamos estresados y cansados, la cosa se complica.
BYM. El libro "Tengo un volcán" nos ayuda a niños y padres a darle nombre a la sensación física que produce la rabia y la forma de aliviarla. ¿Qué reacciones de los niños te han llamado la atención cuando lo leen?
M.T. Me encanta porque lo entienden enseguida y se sienten muy identificados. Algunos niños empiezan a practicar la respiración consciente y la tienen en cuenta cuando notan que se les enciende el volcán. A otros les cuesta más, por eso este año sacamos “Tengo un volcán y no quiero respirar” para que los que no pueden respirar, sepan qué más pueden hacer para transitar esa emoción de una forma asertiva.
BYM. ¿Crees que es posible entrenar ese autocontrol en los niños incluso desde bebés? En caso afirmativo, ¿de qué forma podríamos hacerlo?
M.T. De bebés no lo veo muy posible porque son muy inmaduros. Lo que sí que podemos hacer desde el minuto uno es poner nombre a las emociones y hablar de ellas de una forma natural, sin juzgarlas ni rechazarlas. Luego, a medida que vayan creciendo ya les iremos hablando de qué cosas pueden hacer para que no les salgan reacciones inconscientes no asertivas fruto de emociones intensas. El autocontrol va aumentando con la edad y también hay que acompañarlo y educarlo. Primero, sin duda, siendo ejemplo para ellos y teniendo nosotros mismos, autocontrol y regulación emocional.
BYM. ¿Cuáles dirías que son los errores más frecuentes que cometemos los padres cuando intentamos gestionar los enfados de nuestros hijos?
El principal es que juzgamos como se sienten y además nos enfadamos. Es decir, nos hacemos su emoción, nuestra, y muchas veces nos cuesta muchísimo conectar con lo que están sufriendo en ese momento y comprender los motivos que les llevan a expresarse así. Son pequeños, inmaduros y necesitan referentes que les puedan sostener desde el respeto y el amor también cuando ellos lo están pasando mal.
¿Cuándo recomendarias consultar con un profesional para tratar este tema?
Cuando los padres se sientan abrumados y vean que no son capaces de acompañar a su hijo como sienten que deberían, es un muy buen momento de ir en busca de ayuda. No hemos sido nunca madres y padres, es normal que necesitemos formarnos e informarnos. Que nadie se avergüence de ello :)