Cuando me entero de este tipo de noticias me consterno al pensar en los padres que han perdido a su bebé o cuyo bebé ha quedado con graves lesiones a causa de una mala práctica en el parto. Desde luego, no hay indemnización millonaria que lo pague.
La mala asistencia en el parto es una de las especialidades médicas con mayor número de reclamaciones. En esta ocasión el resultado ha sido una indemnización de 1.073.990 de euros obligada a pagar al médico por la falta de monitorización del estado del bebé durante el parto, sistema que permite controlar las contracciones de la madre así como la frecuencia cardíaca, la vitalidad y la oxigenación del bebé.
El parto duró 12 horas y el bebé sólo fue monitorizado 42 minutos, por lo que la sentencia de la Audiencia Provincial de La Coruña dictamina que la “monitorización deviene absolutamente imprescindible cuando concurren factores de riesgo, entre los que se incluyen la estimulación del parto y la administración de anestesia epidural. Sólo en el caso de gestantes de bajo riesgo se admite en el protocolo de 2004 que puede ser recomendable la auscultación intermitente”.
La noticia me lleva a reflexionar sobre dos cosas. Por un lado, cómo por desinformación y por la nula participación que se les da a los padres en el parto, éstos se entregan ciegamente a lo que digan los médicos, que como vemos, también se equivocan.
Por el otro, que por culpa de la extrema medicalización (estimulación artificial del parto, anestesia epidural) se están convirtiendo partos de bajo riesgo en partos de riesgo. En este caso el juez determina que la estimulación al parto y la anestesia epidural son considerados factores de riesgo haciendo imprescindible la monitorización continua del bebé.
La monitorización continua implica correas conectadas a una máquina y un electrodo colocado en la cabeza del bebé que controlan su estado durante toda la dilatación por si pudiera haber sufrimiento fetal, pero que a la vez impide la libertad de movimiento de la madre lo cual ayuda a favorecer el parto. Deberían existir sistemas de monitorización que permitieran ambas cosas.
Como nos comentaba Mireia, se puede realizar una monitorización fetal intermitente cada 20 o 30 minutos siempre y cuando el parto sea de bajo riesgo. Pareciera que cuanto más se medicalizan los partos más necesidad hay de interferir en el proceso.
Vía | Diario Médico
Guía del Plan de Parto (monitorización), La monitorización para garantizar el bienestar del bebé