En España cada vez nacen menos bebés. Los últimos datos del INE son desoladores y nada indica que la situación vaya a mejorar, sino todo lo contrario. Las parejas no quieren tener hijos, o mejor dicho, muchas quieren pero no pueden, pues la conciliación entre el trabajo y la vida familiar es prácticamente una utopía inalcanzable para la mayoría.
La realidad es que cuando una pareja tiene un bebé comienzan los malabares para intentar estirar el tiempo juntos lo máximo posible antes de volver al trabajo. A los padres se les ha otorgado el derecho que merecen ampliándoles paulatinamente el permiso de paternidad hasta equipararlo con el permiso de maternidad, que por el contrario, lleva congelado 35 años.
El permiso de maternidad en España, el mismo desde 1989
El permiso de maternidad de 16 semanas vigente hoy en día se estableció en 1989, ampliando el anterior instaurado tras la democracia de solo 14 días de descanso para las madres (en 1931 había sido de 12 semanas, derecho que se perdió durante la dictadura). La novedad ese año es que se incluyen seis semanas de baja obligatoria para la madre y se daban solo cuatro días para el padre.
A pesar de que la realidad social y laboral ha cambiado muchísimo en todos estos años, el permiso de maternidad ha permanecido intacto, sin ninguna modificación en estos 35 años.
En cambio, el permiso de paternidad ha tenido varias modificaciones posteriores: en 2007 se amplió a 15 días, en 2017 a 28 días, en 2018 a 32 días, en 2019 a 8 semanas, en 2020 a 12 semanas y en 2021 a 16 semanas, que es el actual (de las cuales 6 tras el nacimiento son obligatorias).
Los padres han ido ganado terreno. Su permiso es uno de los más generosos de la OCDE y ya no tienen miedo a disfrutarlo al completo, algo impensable años atrás. Y ya era hora si queremos fomentar la corresponsabilidad e incentivar la igualdad en el mercado laboral. Pero si queremos seguir avanzando, el permiso de maternidad también debe hacerlo.
Piden mínimo seis meses de permiso por nacimiento
Una verdadero avance en conciliación hubiera sido la ampliación del permiso a seis meses para ambos progenitores, algo que en el caso de las madres se lleva pidiendo hace años. Seis meses es el tiempo mínimo que necesitan las mujeres para adaptarse a su nuevo rol de madres, para compartir algo de tiempo con sus hijos recién nacidos y sentir que pueden incorporarse al trabajo tras la baja. El postparto es una etapa difícil y no todas las mujeres se recuperan y están preparadas para volver en el mismo tiempo. De hecho, muchas deciden no hacerlo.
Además, no hay que olvidar que las principales organizaciones, como la OMS y UNICEF, recomiendan seis meses de lactancia materna exclusiva, un tiempo mínimo que, se dé o no el pecho, es clave para el vínculo con el recién nacido.
Ampliar los permisos de maternidad y paternidad a 20 semanas es una de las promesas del Gobierno para 2024, pero hasta hoy no se ha anunciado una fecha de implementación.
Los permisos en otros países de Europa
Mientras que la duración del permiso de los padres españoles es de los más generosos de Europa, el de las madres está dentro de la media. También cuentan con 16 semanas las madres en Austria, Luxemburgo, Países Bajos, Chipre, Letonia y Francia, que las amplía a 26 a partir de dos hijos. Suiza, Bélgica y Eslovenia tienen 15 semanas de permiso de maternidad y Alemania, 14.
En Europa hay diferentes modelos. Por un lado, los países nórdicos son los que tienen los permisos más generosos en igualdad, tanto para la madre como para el madre, mientras que hay países que consideran a la madre como cuidadora principal siendo su permiso más extenso que el del padre.
En España, al ser igualitarios y contar con la obligatoriedad de cogerse las primeras seis semanas en simultáneo con la madre, contribuye a que el padre asuma por igual las responsabilidades del cuidado del bebé.
¿Deberían ser los permisos más amplios para la madre?
Si bien la equiparación ha sido sin duda un paso adelante en la corresponsabilidad, una de las principales críticas es que el permiso de la madre no haya sido ampliado en más de tres décadas.
Por otro lado, hay quienes sostienen que bajas de maternidad demasiado extensas podrían perjudicar a la madre de cara a reengancharse al mercado laboral tras un largo periodo de inactividad.
También se defiende la visión biológica de la maternidad. Es ella quien da a luz y biológicamente necesita más tiempo de recuperación. La socióloga Inés Campillo cree, como comenta en Newtral, que reconocer los derechos asociados a un proceso fisiológico “no implica defender que las mujeres cuidan mejor o deben cuidar más por ser las que gestan y amamantan (si así lo desean). Se trata más bien de reconocer la diferencia que supone ‘poner el cuerpo’ y proteger determinadas situaciones (por ejemplo, la posibilidad de amamantar hasta los seis meses). En este país, a las mujeres y personas gestantes que tenemos criaturas se nos ningunea y descuida una vez que hemos dado a luz”.
Desde el punto de vista psicológico, que no es menor, también hay quienes defienden que las madres deberían tener más tiempo con sus hijos. Tener bajas más largas ayudaría a reducir la depresión postparto, ya que la carga física y mental propia del postparto es aún mayor cuando las bajas son demasiado escasas.