Son diversos los estudios que se han encargado de analizar el impacto que tiene el uso de la tecnología y dispositivos electrónicos en nuestras vida, particularmente en la de niños y adolescentes.
Aunque es cierto que tienen su lado positivo, como ayudarnos a mantenernos en contacto con quienes tenemos lejos y ayudarnos a organizar nuestras vidas, también se ha encontrado que el uso de ellos puede afectar el desarrollo de niños y adolescentes.
De acuerdo con la psicóloga experta en tecnología Jacqueline Nesi, una de las dudas que con mayor frecuencia presentan los padres es el saber cuándo es el mejor momento o la edad recomendada para dar a sus hijos un teléfono inteligente.
La experta, que se ha especializado en estudiar el efecto de las redes sociales y el uso de dispositivos electrónicos en la salud mental de niños y adolescentes, señala que la mala noticia es que "no hay una edad correcta" para que un niño tenga un teléfono inteligente. "¿Pero la buena noticia? Podemos revisar lo que dice la investigación para tomar la decisión "correcta" para tu hijo, y ayudarte a sentirte más confiado al momento de tomar la decisión", explica para Scientific American.
Nesi explica que hay dos preguntas clave que debemos hacernos al momento de considerar si es adecuado darle un teléfono inteligente a nuestros hijos:
¿Por qué quieren (y queremos darles) un teléfono inteligente?
Lo primero que debemos analizar es por qué y para qué quiere nuestro hijo tener un teléfono inteligente - o, si es iniciativa nuestra, por qué queremos dárselo:
"Cuando un joven pide un smartphone, la motivación puede ser que todos los demás tienen uno, pero el deseo también podría reflejar una experiencia legítima de sentirse excluido de la conexión social. Si todos tus amigos están haciendo planes para salir por mensaje de texto y no estás en el chat grupal, realmente te estás quedando fuera", explica Nesi.
Por otro lado, la razón de darle un teléfono inteligente a nuestros hijos puede venir desde el deseo de tener mayor seguridad. Es decir, buscamos que tenga uno para mantenernos en contacto con él y saber dónde está, especialmente si por su horario o actividades pasamos varias horas sin verle.
Aunque ambos casos son situaciones válidas, Nesi recuerda que aunque el tener un teléfono inteligente puede solucionar estas inquietudes, no debemos olvidar que este tipo de dispositivos también les da acceso a toda clase de contenidos, incluyendo algunos que no son adecuados para su edad.
En este sentido, Nesi señala que el mejor dispositivo para nuestro hijo es quizás el más sencillo que cumpla con nuestras necesidades específicas:
"Podrías descubrir que un dispositivo más "básico", ya sea un teléfono plegable simple, un smartphone apto para niños o un reloj inteligente, hace el trabajo perfectamente", explica, añadiendo que introducir gradualmente nuevas tecnologías nos da más oportunidades para enseñarles y hablarles sobre el uso adecuado de éstos: "Podrías avanzar poco a poco desde un iPad familiar compartido hasta un teléfono móvil básico, luego un smartphone con controles parentales estrictos y, finalmente, un smartphone con acceso a redes sociales y otras aplicaciones".
¿Están preparados para tener un teléfono inteligente?
La segunda pregunta que debemos hacernos está más relacionada con la edad y mentalidad de nuestros hijos, y es una que debemos analizar con calma pues no es fácil de responder:
""Listo" es una palabra engañosa cuando se trata de smartphones. ¿Está algún niño realmente listo para tener un smartphone? ¿Está algún adulto preparado para manejar una de las tecnologías más poderosas de nuestro tiempo sin errores ni desafíos ocasionales?", dice Nesi.
"Determinar si tu hijo está listo para un smartphone implica reconocer sus fortalezas y vulnerabilidades únicas, reflexionar sobre sus patrones de comportamiento y prepararse para un hito importante que requerirá mucho apoyo de tu parte, sin mencionar algunos inconvenientes inevitables".
Es por ello que no existe una edad "correcta" para dar un teléfono inteligente: cada niño es único y tiene sus propias fortalezas y debilidades, que son las que debemos estudiar para saber si están preparados o no para dar este paso.
Por ejemplo, si un niño es impulsivo, se le dificulta socializar o dificultad para gestionar sus emociones, estos problemas podrían amplificarse con un teléfono inteligente. En cambio, si es responsable, muestra buen juicio y generalmente sigue las reglas establecidas en casa, el uso de un teléfono inteligente podría no ser un problema.
Así, la "mejor edad" para darle un teléfono inteligente a un niño no existe, pues cada situación es única y no es posible dar una respuesta generalizada. Pero lo que sí podemos hacer, es considerar estas dos preguntas que Nesi comparte y tomar acciones para que la adquisición de un teléfono inteligente sea adecuada:
"Habla con tu hijo sobre los smartphones de manera temprana y frecuente. Introduce las nuevas tecnologías de forma gradual. Trabaja junto con ellos para establecer expectativas y límites en cuanto a su uso. Aunque no existe una "edad correcta" para tener un smartphone, sí puede haber un momento adecuado para tu familia".