"Hay que ser terriblemente descarado": el truco de un profesor de Columbia para aprender idiomas con facilidad a partir de los 20

"Hay que ser terriblemente descarado": el truco de un profesor de Columbia para aprender idiomas con facilidad a partir de los 20
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Lo sabemos. Aprender un idioma nuevo siendo adulto no es nada fácil. Y es que por mucho tiempo y esfuerzo que dediquemos a memorizar la gramática y el vocabulario, una cosa es saber escribir y entender lo que leemos, y otra muy diferente es hablar el idioma con soltura.

Para la adquisición de un nuevo idioma es imprescindible practicarlo, y el truco de un profesor de la Universidad de Columbia para practicar de una manera eficaz es siendo unos imitadores "terriblemente descarados". ¿Pero, qué significa esto?

Imitar el acento de los nativos: el truco infalible si quieres aprender un idioma

Para los adultos, una de las mayores trabas a la hora de aprender un nuevo idioma es el miedo a hablarlo en público. Bien sea por una cuestión de vergüenza, inseguridad o temor a equivocarnos, hablar con otros y practicar el acento es nuestra gran asignatura pendiente.

Los expertos insisten en que para aprender un idioma es imprescindible hablarlo sin vergüenza ni miedo a equivocarnos.

"No hay que tener miedo de cometer errores, de lo contrario no progresarás", afirma tajantemente Ghil'ad Zuckermann, catedrático de lingüística y lenguas en peligro de extinción de la Universidad de Adelaida. Pero para el profesor John McWhorter, de la Universidad de Columbia, hay que dar un paso más y practicar el idioma "como si fuéramos groseros imitadores de un patio de colegio".

En este sentido, McWhorter cree que la mejor forma de entrenar la pronunciación de un idioma es mostrando una actitud abierta y no vacilando a la hora de interactuar con las personas nativas e imitar su acento. En su opinión, este 'descaro' es lo que va a marcar la diferencia entre las personas que aprenden a pronunciar con rapidez y las que nunca lo consiguen.

La motivación también es un aspecto crucial

Pero más allá de imitar a los hablantes nativos, los expertos en lingüística consideran que hay otro factor imprescindible a la hora de aprender un idioma: tener ganas e interés.

La motivación va a influir significativamente en la dedicación, la persistencia y el esfuerzo que estemos dispuestos a invertir a la hora de aprender. Esta motivación puede ser muy diferente según cada persona.

En algunos casos, podría tratarse de una motivación laboral, ya que las investigaciones han demostrado que dominar idiomas favorece el ascenso profesional y ayuda a ganar más dinero. Pero en otros casos, el interés por aprender un nuevo idioma podría estar ligado al plano académico, personal o incluso cultural, como por ejemplo un filósofo que quiere leer a Nietzsche o Frege en el alemán original.

Según Zuckermann, la mala noticia es que la motivación tiende a minimizarse con la edad. Y es que a medida que cumplimos años van surgiendo nuevos desafíos y dificultades para establecer objetivos claros, así como una mayor falta de confianza en las propias habilidades.

No obstante, como dice el refrán, "querer es poder", así que con motivación y un poquito de 'descaro', aprender un nuevo idioma no tiene por qué ser misión imposible.

Foto de portada | Fotograma de la serie 'Emily en Paris' (Netflix)

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